Vitoria - El Deportivo Alavés ha ido alcanzando pequeños objetivos en los seis primeros compromisos ligueros y la acumulación de nueve puntos le permite navegar con tranquilidad en el año de su regreso a Primera División. Ni los más optimistas podían esperar un arranque de curso tan fructífero teniendo en cuenta todos los parámetros negativos que se habían juntado. Una plantilla completamente renovada, muy poco tiempo para el trabajo en grupo y un calendario inicial criminal a domicilio y de duelos directos en Mendizorroza no parecían el mejor escenario posible para un Glorioso todavía por hacer. Pero Mauricio Pellegrino y sus muchachos han dado mucho más de lo que de ellos se esperaba y por eso la confianza en el equipo es máxima para encarar la visita al Sevilla, que pone punto final al segundo tramo de competición compuesto por los cuatro partidos que han ido desde el primer parón por los partidos internacionales de selecciones al segundo paréntesis liguero, que tendrá lugar la semana próxima. Todo lo que sea conseguir un resultado positivo en el estadio Sánchez Pizjuán no hará sino refrendar las buenas sensaciones que este Alavés transmite en los albores del curso.
Después de ganar en el Camp Nou, puntuar en el Vicente Calderón y dejar escapar un empate en el último suspiro en Mestalla, el cuadro albiazul ya ha demostrado que es tremendamente competitivo a domicilio. Y esa tenacidad para agarrarse a los partidos y buscar sus opciones -ha marcado en sus tres encuentros como visitante- tratará de explotarla de nuevo esta tarde en uno de los estadios más complicados de Primera División para robar puntos. Curiosa la transformación del Sevilla, intratable local e ineficiente visitante ya de antaño.
“Para nosotros este partido es como cuando en el circo hacen la prueba del fuego. Es una prueba de fuego para nosotros, tenemos que ir superando nuestro rendimiento y también las dificultades van en aumento porque los equipos van mejorando y en este caso el Sevilla ha sido uno de los animadores en Europa de los últimos años. Vamos a tratar de medir nuestras fuerzas con nuestras ideas y toda nuestra ilusión”, señaló ayer Mauricio Pellegrino tras el entrenamiento.
Con el plan de desconectar el fútbol del rival, cortocircuitar su ofensiva y buscar los espacios al contragolpe, el de Pellegrino ha sido un equipo tremendamente efectivo como visitante. Sus mayores problemas han venido en Mendizorroza ante rivales ordenados y cerrados que le han obligado a llevar el peso, pero a domicilio esa responsabilidad se la han pasado los albiazules a los rivales y la idea ha funcionado a las mil maravillas. Tanto que se tratará de volver a aprovechar ante un Sevilla todavía indefinible por lo cambiante de su estilo, pero al que se le tratarán de buscar las cosquillas con otro buen ejercicio defensivo y acierto en la ofensiva.
Con esa idea, habrá que ver por dónde tira el técnico argentino a la hora de confeccionar su once y el dibujo táctico. La línea de cinco defensas que tan bien funcionó en el Camp Nou -en la convocatoria de diecinueve entraron seis zagueros, por lo que no sería de extrañar esta variante- es la alternativa al dibujo de base en el que se alternan el 4-3-3 para atacar y el 4-4-2 para defender. Eso en cuanto al sistema, ya que en los nombres de los titulares el preparador albiazul siempre depara alguna sorpresa ante un rival que destaca por acumular muchos elementos en las inmediaciones del área y que juega con el contador de revoluciones disparado.
“No creo que el Sevilla vaya a cambiar, ni nosotros tampoco. Espero un partido muy agresivo, de mucha ida y vuelta, mucho ritmo, muchos espacios que cubrir y para poder jugar. Es un equipo que planta mucha gente en ataque, con muchos jugadores en campo contrario y tienes que redoblar esfuerzos ante futbolistas de calidad individual. Uno puede cubrir espacios, pero cuando son muy bueno en el uno contra uno y te van ganando esos espacios... Tenemos que competir, ser fuertes y tener muchas ayudas para hacer nuestro juego. Va a ser difícil, pero vamos con ilusión de hacer nuestro juego. No me gusta ir de víctima, nos lo tomamos como un desafío para poder crecer”, analizó el preparador alavesista.
Con la idea de dar una nueva campanada a domicilio está el Alavés en Sevilla. Puntuar, y ya no digamos ganar, supondría alcanzar el segundo parón por los partidos de selecciones en una situación más que óptima. En caso de tropiezo, la clasificación se comprimiría bastante, pero en todo caso no quitaría mérito al trabajo de un equipo que ha rendido muy por encima de las expectativas y que quiere poner la guinda a este segundo tramo de competición con tres nuevos puntos que supongan un nuevo salto en su objetivo prioritario de asegurar la categoría, a ser posible sin recurrir al sufrimiento extremo.