Vitoria - Tras el dulce sabor de boca que dejó el punto sumado en el último instante del estreno del nuevo curso en el estadio Vicente Calderón, el Deportivo Alavés afronta este domingo un compromiso de máxima exigencia ante un rival directo en su particular competición por la permanencia. Para conseguir el objetivo de la salvación todos los puntos son buenos, pero todavía más importantes son los que se suman ante los que, al menos a priori, parten en la línea de salida del curso en el mismo escalafón. Es el caso del Sporting de Gijón, que llega a Mendizorroza tras haber ganado al Athletic -por momentos con un fútbol excepcional- y que es uno de esos clubes llamados a pelear por mantener la categoría junto al propio Glorioso, que aspira a un triunfo que le aporte una enorme tranquilidad de cara al primer parón del curso por los partidos internacionales de selecciones. Eso sí, para tener opciones de conseguir esos tres puntos el equipo de Mauricio Pellegrino está obligado a variar radicalmente el discurso que le tocó interpretar ante el Atlético de Madrid.

“Hemos jugado treinta minutos como hemos querido y sesenta como hemos podido”. Así de tajante se mostró el técnico alavesista en su análisis del partido del pasado domingo. Y todo hace indicar que no será la última vez que suceda algo parecido, ya que ante oponentes del máximo calibre una cosa es el deseo y otra bien diferente lo es la realidad. El cuadro albiazul realizó en el Vicente Calderón un ejercicio de agónica resistencia que acabó conduciendo a un premio inesperado. Mucho defender y casi nada atacar. Veinte tiros recibidos y solo uno efectuado, aunque con premio máximo. Una balanza por completo desequilibrada que, obligatoriamente, tiene que cambiar su tendencia con el estreno del curso en Mendizorroza.

El reto de Pellegrino es mantener la seriedad defensiva, pero al tiempo que se incremente la presencia en zonas de peligro. El Alavés se defendió ante el Atlético muy bien ordenado durante muchos minutos -algunos tramos fueron un acoso y derribo en el cual los albiazules parecieron gatos panza arriba que resistieron como buenamente pudieron-, pero le faltó mordiente en el ataque. Las pocas ocasiones en las que se internó en el terreno de juego rival lo hizo sin ser capaz de convertirse en una amenaza. Un desequilibrio que hay que frenar en este próximo compromiso para que las opciones de éxito suban varios enteros.

Y es que afronta el Alavés un duelo ante un rival directo que se presume mucho más igualado que el que le tocó protagonizar en el estreno del curso. El mérito ante e Atlético fue resistir la lluvia de golpes y encajar un derechazo mortal. Frente al Sporting el partido va a estar mucho más abierto y El Glorioso va a estar exigido a mejorar con el balón en los pies propios ante un oponente que, casi con total seguridad, le va a conceder el peso del partido para buscar los espacios.

la labor más complicada Durante la pretemporada ya se pudo comprobar que, a estas alturas, el gol es el gran problema. No la puntería en los remates en sí, sino todo el proceso que lleva el balón al fondo de la portería rival. La misma historia de siempre que afirma que destruir es mucho más sencillo que construir. Ya señaló el propio Pellegrino antes de la visita al Atlético que lo que verdaderamente le ocupada y preocupaba era el proceso de plantarse en zona de peligro, ya que luego todo depende de una puntería que en el Vicente Calderón fue plena.

La idea ofensiva del técnico argentino es clara y le concede una gran relevancia a las bandas, unas alas que apenas pudieron desplegarse en la visita al Atlético al tener que centrarse laterales y extremos en facetas defensivas. Un guión que cambiará ante un Sporting que, precisamente, tratará de sacar provecho a los espacios que los albiazules dejen a sus espaldas cuando les toque llevar el peso del partido.

Los extremos, apoyados por los desdoblamientos de unos laterales con marcada vocación ofensiva, son los jugadores llamados a generar los desequilibrios. Habrá que ver si el preparador alavesista mantiene la apuesta por Ibai Gómez y Edgar o si otorga la alternativa a un Cristian Espinoza llamado a ser importante. Arriba, todo hace indicar que ha llegado la hora de Deyverson, mientras que en el centro del campo también podría producirse algún relevo -Camarasa por Krstitic- para contar con mayor empuje desde la segunda línea.