vitoria - El capitán Manu García fue uno de los más felices al consumar el ascenso a Primera División. La llegada a la cumbre del fútbol profesional tuvo además la firma del centrocampista vitoriano que abrió la cuenta del triunfo ante el Numancia con un testarazo que ya es historia para el club. El jugador es, junto a Jagoba Beobide, el único superviviente del grupo que empezó el curso 2012-13 en Segunda División B y ha llevado al club a lo más alto. “Es una suerte para un vitoriano tener estos dos ascensos y llegar con el club de tu ciudad a la Primera División”, recalcó sobre el césped de Mendizorrotza.

El momento de gloria de ayer supone “recoger el premio y el trabajo realizado durante estos años por el club”, alabó. Tampoco pasó por alto la entrega y apoyo de una afición “terrible” que ha acompañado y seguido al equipo y jugadores por la categoría de plata y los campos de Segunda División B en el año del anterior ascenso.

El logro del ascenso no oculta los malos momentos que ha podido haber a lo largo de una extensa temporada. Sin embargo el vestuario supo aislarse de esos comentarios para continuar centrados en el trabajo y el gran objetivo. “Desde fuera pensaban que nos íbamos a caer y ahora somos nosotros los primeros que estamos celebrando un ascenso”, reivindicó el capitán alavesista.

Su celebración fue también singular porque una vez que empezó la fiesta en el césped, manu garcía se subió a la grada para recorrer parte de la tribuna hasta fundirse en un emotivo abrazo con sus padres, primero, y continuar después con otro sentido apretón con sus amigos.

En la fiesta de celebración organizada por el Alavés fue el primero en coger el micrófono, como primer capitán, y se dirigió a los 19.840 espectadores que siguieron pegados a sus butacas un largo rato después del pitido final. Reiteró la “importancia” de haber “creído todos juntos” en la meta del ascenso para superar esos “malos momentos” antes de llegar al “justo premio” de ser un equipo de pleno derecho de Primera División.

El capitán se encargó de coger el micrófono y solicitar de todo el estadio que la mejor manera de celebrar el ascenso no era otra que cantar en perfecta comunión el himno del Alavés que ayer resurgió potente otra vez para delirio de todos los seguidores. fFueron unos de los momentos más emotivos que se pudieron vivir en la fiesta sobre el estadio vitoriano. Después de 18 años muchos pudieron vivir esa gran emoción. - B.M/T.S.