vitoria - La verdadera final de Asun Gorospe comenzó el pasado jueves en Barakaldo, donde el Glorioso puso pie y medio en Primera División. Desde entonces, los días y las noches se han hecho eternas para esta aficionada albiazul, que con el de ayer suma ya cuatro ascensos a la máxima categoría desde que desde que pisó Mendizorroza por primera vez con apenas siete años. Como era de esperar, la noche del sábado apenas pudo dormir. Un poco de Champions, algo de picoteo, repaso a los mensajes del teléfono y a la cama. Con el repicar de las campanas de San Miguel, amaneció pronto la rubia del Alavés, que como todos los domingos acudió a primera hora a misa. Le siguió después su tradicional desayuno en el Victoria de la Virgen Blanca, algún recado por el centro y de vuelta a casa para preparar la comida y, de paso, matar los nervios.
Al mediodía se reunió con unos amigos de la infancia para tomar el aperitivo y al filo de las dos de la tarde trató de comer. Pero ayer era imposible. El nudo de su estómago, el de las grandes ocasiones, era enorme. Más agudo que lo normal. Las agujas del reloj avanzaban a cámara lenta y los nervios disparaban la tensión de Asun. Así que a eso de las seis de la tarde, inquieta y ciega de alavesismo, no aguantó más. Hizo el petate (bufanda, gafas, radio, bocadillo, su muñeco de la suerte...) y bajó a la Plaza de la Virgen Blanca para vivir durante unos momentos el inicio de la kalejira organizada por las peñas. “Les he tirado unos confeti que había preparado de color azul y blanco”, contaba. De ahí hacia el campo, donde se encontró a la entrada con sus amigas y la hermana del capitán Manu García, Patricia, con la que departió durante unos instantes. Ya dentro del estadio los nervios iban en aumento minutos antes de que arrancara el choque. “No es un partido más. Estamos a noventa minutos de volver a Primera”, decía mientras exhibía debajo de su camiseta albiazul otra de color blanco que siempre se la pone en las grandes citas. Bajo el mensaje Compa, siempre en el corazón, en recuerdo al que fuera directivo del Deportivo Alavés, Asun siempre lo tiene presente. “De él me acuerdo en todos estos momentos”, reconocía.
Y de ahí a su asiento para vivir el último encuentro de la temporada en Mendizorroza junto a su cuñada y el resto de amigos habituales en su zona de Tribuna Principal. Tensión y cierta impaciencia hasta que llega el gol de Manu. El objetivo está más cerca, pero no conseguido, aunque se toca con las manos cuando Raúl García marca de falta. “El segundo lo he celebrado más, porque no estás con el agua al cuello como si fueras ganando por la mínima y un gol del rival vuelve a poner el partido en su sitio. Ya estaba más tranquila con el segundo”, afirmaba en el descanso.
tranquila ahora a tarragona Restaban 45 minutos para volver a gozar de verdad. “Hemos tenido alguna ocasión más para sentenciar, pero he estado más relajada de lo pensado. El Numancia apenas nos ha inquietado”, valoraba nada más terminar el choque. Entonces ahí dio rienda suelta a la celebración: saltos, abrazos, aplausos y gritos para celebrar once años después otro ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional. “Es el cuarto que vivo y todos los he celebrado de igual forma. Con esto me vale. Eso sí, no quiero ver ningún descenso más, porque significará que estamos muchos cursos entre los mejores”, demandaba entre sonrisas. Mientras, los jugadores y el cuerpo técnico regresaban al césped para saludar y agradecer a los aficionados su apoyo entre los fogonazos de la pirotecnia. Y Asun comenzaba a planificar su próxima excursión. Ahora tras lograr el objetivo puede preparar con más calma el último viaje de la temporada. “Qué tranquila voy a ir a Tarragona el sábado. Igual hasta me quedo unos días más por Salou, porque la celebración se hace hoy al no subir allí” describía ya relajada.
Antes, efectivamente tiene que ejercer otra vez de anfitriona. Abrirá esta tarde de nuevo las puertas de su casa para vivir desde lo más alto de la Virgen Blanca el recibimiento que la ciudad tributará a sus héroes. “Otras veces igual hemos estado sesenta o setenta personas. Calculo que esta tarde seremos esos más o menos”, lanza Asun Gorospe cuando se le pregunta por el número de peticiones que tiene para ocupar una parte de su balcón, con el fin de otear lo mejor posible la panorámica que la plaza ofrecerá una vez más.
Habrá alguna vianda para celebrar el retorno a Primera División. “Algo de picoteo y por supuesto champán pondremos, aunque no mucho que no está la economía para muchos trotes. Además tengo que empezar a echar dinero a la hucha para el año que viene ir al Bernabéu o al Camp Nou”, manifestaba mientras seguía saltando de alegría.