VITORIA - El penúltimo partido de la temporada en Mendizorrotza llegó envuelto en los homenajes a los héroes de la final de la Copa de la UEFA de Dortmund con el reconocimiento y agasajo a los jugadores de aquella plantilla que se acercaron en tan señalada fecha a Vitoria. No faltó el acompañamiento de la parroquia albiazul que respondió a la llamada del club para alcanzar la segunda mejor entrada del curso. La asistencia de ayer ante la Ponferradina rebasa los 13.581 seguidores que se dieron cita en el triunfo por 3-0 ante el Bilbao Athletic y se ubica en el segundo escalón de partidos con más albiazules. Los 15.776 espectadores de asistencia, según los datos facilitados por el club, no superan la cifra de 16.140 que se alcanzaron con la visita del Osasuna. Las gradas del estadio presentaban un lleno casi total salvo en las localidades del fondo de seguridad, por lo que dio la sensación de haber muy pocas localidades vacías en un estadio que tiene capacidad para 19.840 seguidores en sus gradas. Los aledaños de Mendizorrotza ya fueron una masiva riada de seguidores en la hora previa al partido. A medida que se acercaba el inicio del partido empezaron los colapsos en los accesos al aparcamiento del estadio y en las diferentes puertas de acceso por la lentitud a la hora de leer el código de barras en los tornos. Los pasillos interiores de los graderíos estuvieron también repletos de aficionados en busca de la ubicación de su asiento. Muchos fueron los que tuvieron que acceder a su localidad con el partido ya empezado y llegaron con el tiempo justo a poder contemplar el primer gol del equipo. Fueron minutos de gran explosión y júbilo y una nueva demostración de la fuerza de la grada de Iraultza 1921. Su habitual salto de espaldas al césped cuando el equipo anota un gol tuvo su extensión hacia alguna de las gradas aledañas para formar una estampa única.

El pitido final del colegiado Pérez Pallás dio paso a la alegría. Los jugadores se acercaron entonces a recibir y reconocer el apoyo prestado a los seguidores y recorrieron parte del graderío en una especie de anticipo a una vuelta de honor. El júbilo tras el partido tuvo su reflejo posterior en las colas que empezaron formarse junto las taquillas del estadio para hacerse con alguna de las 1.340 localidades para el duelo del jueves en el estadio de Lasesarre en Barakaldo.