Vitoria - Tras tres semanas consecutivas sin conseguir la victoria, la situación de privilegio que durante los últimos meses ha ocupado el Deportivo Alavés vuelve a encontrarse amenazada. La cercanía del Zaragoza en la clasificación se ha convertido ya en un riesgo real del que solo hay una manera de alejarse. No es otra que poner tierra de por medio con respecto al peligro. Y eso en el mundo del fútbol se consigue ganando. Tres partidos encadenan los albiazules sin hacerlo, mientras que el cuadro maño, el equipo más en forma de la Liga Adelante, ha aprovechado a la perfección ese mismo espacio temporal para hacer el pleno en los nueve puntos que se han puesto en juego y convertirse así en la alternativa real a la plaza que ocupan los vitorianos. Puntuar en la visita al Mallorca supondría asegurar la segunda plaza al menos durante una semana más, pero lo que necesita este equipo es despejar unas dudas que solo se irían lejos con un triunfo que además situaría de nuevo a los perseguidores directos en una situación de compromiso al obligarles a la victoria para no descabalgarse.

Tras sumar seis puntos en sus desplazamientos a Córdoba y Albacete, el Alavés ha vuelto a languidecer en tres jornadas consecutivas en las que no ha sido capaz de ganar. Los puntos que volaron en el tramo final del partido contra el Tenerife fueron tremendamente dolorosos. El nivel del equipo en Girona fue bueno, pero faltó acertar con alguna de las innumerables ocasiones de esa tarde. Ante el Elche, la sensación final fue de impotencia por los graves problemas ofensivos que tiene el grupo de José Bordalás. Un bloque duro, serio y correoso al que es muy difícil batir, pero que ha evidenciado que también tiene serios problemas para ganar por su dificultad para materializar sus ocasiones.

La clave en la visita a un Mallorca muy necesitado volverá a estar en las áreas. Para alcanzar el objetivo del triunfo, en la primera parte de la ecuación parece ineludible el cero en la portería propia. Y es que con los graves problemas ofensivos de este equipo, todo lo que sea encajar algún tanto pone la cotización de la victoria por las nubes. En el ataque es donde radica la segunda clave de la ecuación, la que en estos momentos está siendo más difícil de conseguir. El gol se resiste en los últimos partidos, una tendencia maximizada del que ha sido el punto más oscuro de este equipo durante todo el curso.

El cuadro albiazul no consiguió marcar en Girona y tampoco contra el Elche. Y más que por capacidad de generar ocasiones, fue la resolución lo que falló, sobre todo en Montilivi. Como visitante el conjunto vitoriano interpreta a la perfección su estilo, pero entonces le faltó ese acierto del que habitualmente suele hacer gala para acabar imponiendo sus fortalezas.

En la visita a un rival maldito como pocos y a un estadio en el que nunca ha ganado, el Alavés tratará de hacer valer esas virtudes que le han llevado a ser el mejor visitante de la competición. Sobriedad defensiva, presión asfixiante y salidas rápidas. Maniatar a un rival en estado de enorme necesidad por su acuciante situación en la tabla al borde de la zona de descenso, evitar la amenaza sobre Fernando Pacheco y tratar de conseguir marcar en alguna de las ocasiones que se presenten.

Todo hace indicar que Bordalás mantendrá inamovible la idea táctica de las últimas jornadas y volverá a apostar por el trivote para llenar de piernas el centro del campo y tratar de dificultar el juego del Mallorca en esa zona. En defensa, la recuperación de Carpio permite liberar del lateral derecho a un Kiko Femenía que puede regresar al extremo diestro, con Juli en la izquierda y Toquero en punta, lo que de nuevo llevaría a Dani Pacheco al banquillo en un partido a domicilio.