Vitoria - En el Mallorca reina la inestabilidad durante unos últimos años en los que el club balear ha ido pasando de mano en mano sin solución de continuidad y sin acabar de asentar su futuro sobre unos cimientos sólidos. Tras unos cuantas temporadas de vaivenes institucionales, el club bermellón ha encontrado la estabilidad económica de la mano de Robert Sarver, millonario banquero estadounidense y dueño de los Phoenix Suns de la NBA que llegó a Palma con casi veintiún millones debajo del brazo para convertirse en el máximo accionista de la entidad. Una inversión a futuro con un presente de mucho riesgo, ya que el Mallorca no ha sido capaz de enderezar el rumbo en todo el curso y ahora se ve seriamente amenazado por la salida del fútbol profesional a través del descenso a Segunda División B. Con las cuentas saneadas, en lo económico el varapalo sería enorme pero asumible. No tanto en lo deportivo, parcela donde se encadenan campañas y campañas de desencanto y donde se preveía de nuevo afrontar el reto del ascenso a partir de la próxima temporada. Precisamente, el entrenador elegido para dicho reto, Fernando Vázquez, ya se tambalea en un pedestal que parecía seguro. Acabará el curso de no mediar catástrofe, pero su crédito para afrontar el objetivo de regresar a la máxima categoría parece haberse agotado ya.

La llegada al Mallorca de Robert Sarver al frente de la empresa ACQ Lagacy Partners LLC (integrada por él mismo, Andy Kohlberg y el histórico jugador de la NBA y los Suns Steve Nash) supuso un nuevo volantazo en la trayectoria de un club que durante los últimos años ha cambiado en cuatro ocasiones de propiedad y a cuyo frente se han turnado Mateu Alemany, Martí Mingarro, Lorenzo Serra Ferrer y Utz Claassen, quien sigue siendo su presidente. Con una inversión de 20.620.012 euros en una ampliación de capital, Sarver se hizo con la mayoría accionarial y para el día del día del club contrató al abogado suizo Maheta Molango, responsable jurídico del Atlético de Madrid desde 2015.

El Mallorca no era el primer intento de Sarver para sumergirse en el mundo del fútbol, ya que con anterioridad fracasó en sus tentativas de hacerse con el Glasgow Rangers, el Espanyol o el Levante. Los veinte millones de euros recién invertidos son apenas calderilla si se compara con su desembarco en la NBA. Y es que en 2004 adquirió los Phoenix Suns (y el equipo femenino de la WNBA de las Phoenix Mercury) desembolsando 200 millones de dólares en efectivo y asumiendo la deuda de la franquicia de Arizona por una cantidad similar.

Que Sarver es un personaje brillante en el mundo empresarial y de las finanzas lo evidencia su trayectoria en la banca. Fundó en 1982, con 23 años, el Banco Nacional de Arizona, que luego vendió. Con los réditos, se hizo con el Grossmont Bank, que también traspasó. Actualmente se encuentra al frente del Western Alliance Bank. Un genio que acaba de comprobar de primera mano que en el mundo del fútbol todas las inversiones son de riesgo.

revolución invernal La llegada del magnate estadounidense comenzó a notarse muy pronto en un Mallorca que se convirtió en el gran protagonista del mes de enero y del mercado invernal. La primera decisión fue la destitución de Pepe Gálvez como técnico, quien había cogido el relevo de Albert Ferrer, para situar al frente del banquillo a Fernando Vázquez y comenzar un proyecto a medio plazo, con el objetivo de la permanencia tranquila esta temporada y el asalto al ascenso la siguiente. Eso sí, lo verdaderamente sorprendente fue el desembolso que asumió el club balear para reforzarse en un zoco futbolístico en el que entró como un elefante en una cacharrería.

Tras las contrataciones de Adrián Colunga y Pol Roigé, que no levantaron polvareda alguna, llegaron los disparos con la artillería pesada. A por lo mejor de la Liga Adelante, sin dudarlo. Preguntaron al Elche por Sergio León y al Alcorcón por David Rodríguez, los dos mejores goleadores del momento. Tras recibir sendas negativas, el club bermellón abonó a Mirandés y Numancia las cláusulas de rescisión de Lago Junior y Óscar Díaz, con el consiguiente enfado de ambas entidades por esa actitud. Una inversión de medio millón de euros solo para romper los contratos de estos dos jugadores. Además, llegó desde Zaragoza otro goleador como Alfredo Ortuño y Diogo Salomao completó la plantilla. Toda una revolución a base de dinero que, no obstante, no le ha servido al Mallorca para enderezar el rumbo, por lo que el proyecto de Sarver amenaza con hundirse.