Amonestó a Toquero (minuto 37), Bernardello (minuto 59), Moreno (minuto 65), Dani Pacheco (minuto 69) e Isidoro (minuto 88).
Vitoria - El Deportivo Alavés sigue con la particular agonía que le hace asemejarse a una ballena varada en la orilla que ni muere ni es capaz de revivir. El equipo vitoriano regresaba a Mendizorroza, donde lleva casi tres meses ya sin ganar, con la opción de asestar un machetazo a la Liga Adelante después de que pocos minutos antes del inicio de su partido sus dos perseguidores inmediatos, Nàstic y Oviedo, hubiesen tropezado. La oportunidad se presentaba pintirparada una vez más. Pero como viene siendo costumbre esta temporada, ni unos ni otros son capaces de aprovechar los errores ajenos. Como si estuviesen todos atados entre sí con una cuerda que no deja apenas margen de maniobra -eso sí, el Leganés ayer logró un golpe de efecto que puede ser prácticamente definitivo-, la cabeza de la clasificación no acaba de romperse definitivamente y todo se mantiene en un estado inalterable a la espera de que alguien se atreva a dar el paso al frente definitivo.
Mantuvo Bordalás su confianza en los tres pivotes y el 4-1-4-1, por lo que con el regreso de Toquero fue Barreiro el sacrificado. De nuevo la idea de contar con muchos elementos en el centro del campo para obstaculizar el juego del rival y contar con talento por las bandas para generar el fútbol ofensivo desde allí.
Con los tropiezos de Nàstic y Oviedo conocidos de antemano y la opción de dar un golpe sobre la mesa, el cuadro albiazul fue fiel a sí mismo y buscó morder desde el inicio en ese estilo de recuperación y salida rápida que tan bien maneja. Con Toquero ejerciendo de ariete en esa labor, fue el propio delantero vitoriano quien disfrutó de la primera ocasión clara cuando marró el mano a mano ante Javi Jiménez.
Prácticamente en esa acción se agotó la efervescencia de un conjunto local que a partir de ese momento fue incapaz de dictar el guión del juego que más le convenía al no ser capaz de recuperar balones en zonas adelantadas. El Elche, muy pendiente de no cometer ningún error y sin asumir riesgo alguno, se sintió cómodo y se dedicó incluso a sestear a la espera de cazar su ocasión en algún desmarque de Sergio León.
Como tampoco el Alavés quiso exponer nada más allá de los necesario, el terreno de juego fue perdiendo metros por sus fondos y el centrocampismo se fue imponiendo. Así hasta un esprint final de la primera parte en el que los albiazules de nuevo apretaron el acelerador a base de llegadas por las bandas y en el que Dani Pacheco se convirtió en protagonista. El malagueño buscó el gol olímpico en dos saques de esquina consecutivos y la primera parte se cerró con un nuevo servicio peligroso del extremo que no encontró rematador, pero que marcaba la tendencia a seguir en una segunda parte en la que se exigía una ofensiva total en busca de esa victoria que suponía un paso de gigante hacia Primera División.
Las intenciones de ambos contendientes quedaron perfectamente definidas en un arranque del segundo acto en el que el Alavés ganó los metros que cedió un Elche que jugó todas sus cartas al contragolpe mientras trataba de contener esa presión de un equipo como el de Mendizorroza acostumbrado a empujar a los rivales hacia su portería con su fútbol a empellones.
Y es que este Glorioso da técnicamente de sí lo justo. Con decir que su lateral izquierdo es su ficha más desequilibrante basta para desenmascarar dónde están sus carencias. Eso sí, a ganas y empuje no le gana nadie. Con esa fe inquebrantable y un Dani Pacheco mucho más activo que en jornadas precedentes se siguió insistiendo, aunque sin llegar a generar sensación de peligro.
Así se encararon los diez últimos minutos. Con todo el corazón del mundo, pero sin cabeza y prácticamente ya sin oxígeno. Y es que Bordalás metió en el campo a Barreiro pero no hizo ni un solo cambio más a pesar de que su equipo no daba más de sí. En esa tesitura expiró el partido y pasó por delante del Alavés otro de esos trenes que llevan a Primera pero que este equipo no es capaz de enganchar.
Atascado. Tras dos victorias consecutivas, el Alavés encadena de nuevo tres jornadas seguidas sin ser capaz de ganar y solo ha podido sumar dos de los últimos nueve puntos. La racha en Mendizorroza es nefasta, ya que jugando como local el cuadro albiazul lleva ya cuatro partidos consecutivos empatando.
Casi todo igual. El Leganés consiguió despegarse al frente de la clasificación con su victoria, pero el empate de Nàstic mantiene a los tarraconenses a cuatro puntos, mientras que la derrota del Oviedo les deja a cinco, los mismos que el Girona. Hoy Zaragoza o Alcorcón pueden ponerse a tres.
El central maño sigue reafirmando prácticamente cada semana que es uno de los mejores centrales de la competición y ayer estuvo muy atento para secar a Sergio León.
El nuevo estilo con tres mediocentros le perjudica, ya que se encuentra mucho mñas cómodo solo con un compañero. Sus batallas dialécticas con los árbitros solo le perjudican.
Faltan alternativas. El Alavés estuvo muy atento a no sufrir ante un Sergio León que estuvo muy bien atado durante todo el partido, pero de nuevo volvió a echar de menos un mayor número de alternativos en un ataque que cada vez da más sensación de estar completamente agotado y sin opciones. El equipo empuja, pelea y tiene fe, pero también hace falta un poco de calidad y chispa.