Vitoria - Tras el mal sabor de boca que le dejó el empate en los minutos finales en el duelo ante el Tenerife que le impidió abrir brecha en su carrera hacia Primera División, el Deportivo Alavés vuelve a vestirse de visitante para tratar de repetir su condición de mejor equipo a domicilio de la Liga Adelante en el desplazamiento a Girona. Una nueva cita de envergadura en la que el conjunto vitoriano buscará asestar otro mazazo a la clasificación para dar un nuevo paso hacia el gran sueño del alavesismo. A estas alturas, y vista la igualdad de la competición, cada triunfo vale su peso en oro e imponerse en Montilivi supondría un espaldarazo tremendo para las opciones del grupo de José Bordalás.
Jugar a domicilio suele ser un inconveniente para todos los equipos. No para este Alavés que ha evidenciado encontrarse mucho más cómodo como visitante que como local. Cierto es que en Mendizorroza ha sumado más puntos que fuera (31 por 26, aunque con un partido más en casa), pero este bloque asusta cuando se sube al autobús. Defensa aguerrida, presión adelantada y golpes rápidos y eficaces. Un cóctel que ha ofrecido un rendimiento excepcional.
Ese estilo ha servido para cosechar ya ocho victorias a domicilio, cifra que se pretende ampliar esta tarde en otro campo de enorme dificultad como Montilivi. Precisamente, ante un Girona ante el que comenzó en la primera vuelta la gran racha triunfal que llevó al cuadro albiazul a la zona de privilegio que no ha abandonado en las últimas semanas y en la que se quiere mantener ya de forma permanente hasta que concluya el curso.
La jornada se antoja fundamental en ese aspecto, ya que el duelo entre los dos perseguidores inmediatos, Oviedo y Nàstic, asegura que por lo menos va a haber un damnificado. Incluso, puede que los dos. Por lo tanto, una victoria en Girona vendría acompañada de una buena noticia al finiquitar a uno de los pocos aspirantes al ascenso directo que quedan.
Eso sí, los resultados ajenos quedan también pendientes de piernas ajenas en las que en nada se puede influir. Lo importante es lo propio y el Alavés tiene ante sí un reto también de proporciones gigantescas. Y es que para los primeros clasificados la jornada se presenta, a priori, tremendamente complicada. Superar al Girona no será tarea fácil.
Los de Pablo Machín son uno de los mejores equipos del momento y en la segunda vuelta están subsanando, en parte, la sangría de un arranque de curso en el que no estuvieron para nada finos. Sus últimos registros abruman, ya que el Girona se ha convertido en un equipo muy difícil de batir. Con una defensa poderosa, un sistema de juego difícil de contrarrestar, un nivel muy elevado a balón parado y una buena ristra de futbolistas de enorme calidad. No en vano, en Montilivi se mantiene buena parte del bloque que la pasada campaña rozó el ascenso a Primera y que ahora pelea por colarse en el play off.
Ante uno de los mejores equipos del momento, parece claro que Bordalás mantendrá la idea táctica que fue protagonistas en las victorias consecutivas en Córdoba y Albacete que le sirvieron a los vitorianos para superar su peor crisis de la temporada. Regresa Manu García tras su sanción, por lo que el trivote en el centro del campo quedará completado por Mora y Bernardello. La única duda, dentro del 4-1-4-1 que viene siendo habitual, es determinar quién va a ser el sustituto del sancionado Toquero. Con Barreiro y Juli como piezas inamovibles, entre Femenía y Dani Pacheco estará la última plaza libre en el equipo de cara a subir un nuevo peldaño en la escalera que asciende a Primera.