Vitoria - El Deportivo Alavés se vio ayer durante prácticamente cuarenta minutos en Primera División cuando el marcador de Mendizorroza reflejaba un esplendoroso 2-1 que venía a unirse a resultados muy favorables por parte de los rivales directos. Cuando ese billete para ascender directamente ya se palpaba, llegó la decepción. La sensación no es otra que la de ocasión perdida, la del tren que se escapa justo cuando el equipo ya parecía montado en el mismo. Pero, en la lectura en frío, el balance de la jornada deja al Glorioso con un punto más de ventaja sobre el tercer clasificado. El problema es que en esa posición ahora hay dos ocupantes, ya que el Oviedo se aprovechó del tropezón del Nàstic para situarse a cinco puntos de las dos plazas de ascenso directo que ahora comparten Leganés y Alavés con 57 puntos y con los vitorianos relegados a la segunda posición por su gol average desfavorable.

Las sensaciones en caliente no pueden resultar más negativas para el aficionado albiazul, ya que el equipo de José Bordalás rozó ayer durante mucho tiempo el paso de gigante hacia la máxima categoría. Tras el gol de Mora que supuso el 2-1 y que culminaba la remontada tras un mal arranque, la situación del conjunto vitoriano era espléndida. Líder en solitario y, teniendo en cuenta los resultados que se estaban produciendo en el resto de partidos, con siete puntos de diferencia con respecto al tercer puesto que marca los dos billetes directos hacia Primera División. Una renta salvaje teniendo en cuenta que solo quedan nueve partidos por disputarse y que si algo caracteriza esta Liga Adelante es la dificultad de todos los contendientes para acabar sumando de tres en tres.

La ilusión se frustró con el gol de Nano en el minuto 85 y la imposibilidad de reaccionar de ahí al pitido final del árbitro en el 95. Las caras largas marcaban la salida del público de Mendizorroza. Y también el rostro de unos jugadores que sabían que habían dejado escapar una oportunidad de oro por un despiste puntual en una segunda parte en la que apenas sufrieron. Como si se hubiese consumado una auténtica tragedia, aunque la realidad evidenciaba que no era así.

Arrancaba el Alavés la jornada con cuatro puntos de diferencia con respecto al tercer clasificado y la cerró sumando un punto más a esa renta. Quizá no es mucho consuelo viendo el panorama que se presentaba unos pocos minutos antes, pero la realidad indica que el cuadro albiazul está ahora mejor que antes del fin de semana.

No se pudo aprovechar en toda su amplitud la derrota del Nàstic y quien verdaderamente sacó partido de ello fue un Oviedo que se enganchó ayer de nuevo a la pelea por los dos primeros puestos. Los asturianos sufrieron ante el Numancia, pero su goleador Toché les acabó dando una nueva victoria al amparo del Carlos Tartiere para igualar a los tarraconenses en la tercera plaza. Un rival más y tremendamente peligroso este Oviedo. Eso sí, el calendario que les queda a ambos por delante es durísimo y, para empezar, vivirán un duelo directo en el Nou Estadi el próximo fin de semana en el que el ganador seguirá ostentando el derecho a pelear por el ascenso directo y en el que lo más interesante desde el punto de vista albiazul sería el empate.