Vitoria - Fue el primero en llegar, pero será el último en estrenarse. Pau Torres fue el primer fichaje en oficializarse para el actual proyecto del Deportivo Alavés, pero el guardameta catalán se ha pasado los últimos ocho meses relegado al banquillo ante un Fernando Pacheco que ha sido del todo inamovible para José Bordalás. Ni siquiera en la Copa del Rey, un torneo donde habitualmente los entrenadores dan minutos a los futbolistas que no han disfrutado de protagonismo, tuvo su oportunidad el cancerbero formado en La Masia que llegó a Vitoria como uno de los referentes bajo palos de Segunda División B después de tres temporadas en el Lleida. La necesidad obliga y ahora, lesionado Pacheco, será Pau Torres el encargado de salvaguardar la portería alavesista como poco en el duelo de mañana ante el Lugo. La responsabilidad queda en las manos de un portero que disputó su último partido oficial el pasado 17 de mayo y que no dejó buenas sensaciones en pretemporada, sobre todo en el último amistoso de Aguilar de Campoo en el que perdió los papeles -fue expulsado después de que el colegiado le hubiese perdonado una primera roja y David Torres hubo de ponerse los guantes- y, visto lo visto después, la confianza de un entrenador que ahora se ve obligado a recurrir a él.
Desde la distancia, alguien que le conoce bien espera que en su estreno pueda demostrar que es un portero sobradamente preparado para la Liga Adelante. Un viejo conocido del alavesismo como Carles Claramunt, ayudante de Natxo González en la temporada del ascenso, tuvo a sus órdenes a Pau Torres durante dos años en el Sant Andreu -allí era entrenador de porteros, por lo que su contacto era muy estrecho y le conoce a la perfección- y esa relación profesional se extendió a lo personal en los últimos años en Lleida, donde reside el técnico que, entre otras cosas, entrena en las categorías inferiores del club ilerdense y ejerce de ojeador del Espanyol.
la gran oportunidad “No ha tenido la oportunidad de demostrar lo que valía y la ocasión le ha llegado ahora. Pienso que se lo merece por todo el trabajo hecho hasta el momento. Cuando dio el paso al Alavés fichó para jugar, pero en la portería te toca o no te toca. En el Lleida tenía el puesto asegurado y sabía que lo iba a jugar todo, pero arriesgó a dar el paso y estoy seguro de que va a demostrar todo lo que vale”, explica el técnico catalán.
Son ya diez meses los que acumula Pau Torres sin disputar un partido oficial y su experiencia con la camiseta albiazul se limita a los partidos de pretemporada. Mucho tiempo sin jugar en el caso de los hombres de campo, pero una incidencia que no tiene tanta relevancia en el caso de un guardameta. Además, Claramunt considera que las ganas de hacerlo bien tienen que pesar más en la balance que los nervios del debutante. “Conociendo a Pau, estoy seguro de que está deseando que llegue la hora del partido para poder demostrar que tiene categoría como para estar en Segunda, en un equipo como el Alavés que está arriba del todo y con la responsabilidad que eso conlleva. Creo que tendrá todas las ganas del mundo de demostrar por fin que es un portero de suficiente categoría como para estar en ese club”, indica el técnico.
Y es que si algo destaca del guardameta es su carácter. En Mendizorroza todavía se recuerda bien aquel partido contra el Lleida la temporada del último ascenso en el que el guardameta barcelonés se enfrentó con varios jugadores albiazules, le paró un penalti a Guzmán -es un especialista en este tipo de acciones-, sacó de quicio a toda la parroquia vitoriana y acabó siendo clave en el empate de su equipo. “Recuerdo bien aquel día porque en el túnel de vestuarios me fui a buscarle y le dije que se había pasado. Hay un Pau fuera del campo y otro fuera. Fuera es un tío amable, normal, con el que puedes hablar de todo. Dentro se transforma. Es el típico portero ganador, que se cabrea por cualquier cosa y que quiere siempre la perfección. Es como la noche y el día. Se crió en el Barça y de allí salió con ese espíritu ganador que inculcan en esa escuela”, continúa Claramunt.
un tipo carismático Más allá de un fuerte carácter -cabe esperar que no le juegue la misma mala pasada que en el ya mencionado amistoso de Aguilar de Campoo-, el exentrenador alavesista destaca su agilidad bajo palos y buenos reflejos. “Es un portero ágil, de solvencia contrastada en los últimos años en Segunda B. En Sant Andreu era muy joven y estaba a la sombra de Morales, pero en el Lleida se hizo un nombre. Es carismático, sabe mandar, es ágil bajo palos y muy rápido”, destaca el técnico, que espera que el que fuese su pupilo y ahora amigo aproveche mañana ante el Lugo la oportunidad de debutar en Segunda División que tanto lleva esperando tras haber destacado en Lleida.