Vitoria - Desde que la actual directiva situara a Javier Zubillaga a los mandos de la dirección deportiva del Paseo de Cervantes, el técnico riojano ha repetido una y otra vez que el futuro de la entidad pasa por la firme apuesta por el fútbol base. Una afirmación que en no pocas ocasiones se ha repetido desde las más altas instancias, pero que irremisiblemente choca contra la histórica realidad de un club mucho más dado a buscar fuera que a apostar por el de casa. En la cuarta temporada del actual director deportivo, y la quinta del conglomerado empresarial dirigido por Josean Querejeta, los únicos canteranos que pueden presumir de haber llegado al primer equipo son Einar Galilea y Sergio Llamas. Y con importantes matices, ya que en su segunda campaña como integrantes de pleno derecho del primer plantel los rectores del club no se han dignado en tramitarles la licencia profesional y equipararles -sobre todo en lo que al sueldo se refiere- al resto de sus compañeros en el vestuario de Mendizorroza. La cantera cuesta dinero y solo da frutos si se cree en ella y se invierte en serio. Justo lo que, en el peor momento de su historia, sigue haciendo año tras año Osasuna, donde los chavales siguen dando el salto de Tajonar a El Sadar con absoluta normalidad. Todo lo contrario a lo que sucede en Vitoria, donde la noticia del trasvase de Ibaia a Mendizorroza se da una vez cada muchos años y es mucho más habitual la fuga de talentos en busca de paraísos donde la cantera sea una apuesta de verdad.
Tras su descenso en el verano de 2014 y sus graves problemas económicos que limitan seriamente sus movimientos en el mercado con limitación de fichas profesionales, Osasuna decidió volcarse todavía más si cabe en su cantera. Históricamente, el club navarro siempre ha sido una de las entidades que más claro ha tenido el trabajo de formación y esa apuesta le ha dado -y le sigue dando, habría que decir- frutos muy importantes.
mikel merino, gran referencia El salto en Pamplona desde las categorías inferiores al primer equipo ha sido siempre un paso natural, nada extraordinario. Y esa apuesta ha reportado tanto rendimiento deportivo con grandes jugadores que han aportado su granito de arena al equipo como rendimiento económico a través de importantes inyecciones monetarias por medio de diferentes traspasos de enorme calado.
El último episodio, aunque diferido hasta el verano, tiene como protagonista a Mikel Merino, la figura más relevante del actual plantel de Enrique Martín Monreal. El centrocampista de 19 años se convertirá en el siguiente jugador en dejar una importante suma económica en las arcas del club navarro, ya que Osasuna y Borussia Dortmund acordaron el pasado mes de febrero una opción preferencial de compra por parte del conjunto alemán, que ya ha abonado dos millones de euros dentro de una operación que se podría ir hasta los cinco millones.
La obligación aprieta a los rojillos, que necesitan de cualquier ingreso extraordinario para ir saldando las importantes deudas que arrastran. Por ejemplo, una cuarta parte de dicho traspaso irá directamente a las arcas de la Hacienda Foral para el pago la deuda tributaria.
El mediocentro pasará a engrosar el listado de traspasos millonarios de Osasuna con jugadores formados en sus categorías inferiores como protagonistas. Raúl García encabeza la relación desde que el Atlético de Madrid abonó alrededor de 13 millones de euros por él y le siguen los Azpilicueta, Monreal, Javi Martínez y David López, todos ellos por encima de los cinco millones de euros que reportará Merino.
catorce canteranos Merino es el estandarte de Tajonar, pero el mediocentro está rodeado de una pléyade de jóvenes promesas que han dado el salto al primer equipo desde la cantera para quedarse definitivamente o, como su compañero, hacer las maletas en busca de mayores retos dejando antes un buen dinero en las arcas osasunistas. La limitación de fichas profesionales que tiene el cuadro navarro ha obligado a redoblar la apuesta por la cantera y por eso cuentan los rojillos con muchos dorsales por encima del número 25, que son los destinados a los futbolistas que no tienen contrato profesional todavía. A históricos como los hermanos Flaño -Miguel lleva doce temporadas seguidas en el primer equipo- o jugadores ya asentados como Oier Sanjurjo y Roberto Torres, se ha unido una nueva generación de veinteañeros, cuando no adolescentes, que vienen pisando fuerte y son inamovibles en los planes de Martín Monreal, que ha alineado catorce canteranos en lo que va de curso.
El salto desde el filial, ahora en Tercera, no se asume como imposible y ahí están los ejemplos de los David García (22 años), Unai García (23), José García (19), Olavide (20), Berenguer (20), Buñuel (17) u Otegui (18), el último en llegar y la siguiente gran figura que se perfila en El Sadar.