Vitoria - El Deportivo Alavés sigue sin perder en la segunda vuelta, pero su tendencia con respecto al primer giro al calendario ha cambiado por completo. Entonces, firmó tres empates en veintiún partidos; ahora, lleva tres en solo cinco. Y si los cosechados en los campos de Oviedo y Mirandés dejaron buen sabor de boca porque, por lo visto en el césped, supuso ganar un punto en cada desplazamiento, la sensación de ayer ante el Almería es que se perdieron dos por el camino, y además en Mendizorroza, ante un rival en zona de descenso que se mostró muy endeble y dubitativo en defensa. Hay empates, sobre todo los que se producen en duelos ante rivales directos, que suman; en cambio, el de ayer, por mucho que se rescatase un punto al final, es de los que restan.

El cuadro albiazul había salvado con sendas y sufridas victorias sus dos duelos precedentes en el estadio del Paseo de Cervantes ante oponentes de la zona baja, pero acabó tropezando contra el peor de los tres últimos equipos que han visitado Vitoria. Si ante Huesca y Llagostera se sufrió en exceso, pero se acabó dejando la portería a cero para aprovechar un solitario tanto y asegurar los tres puntos. Ante el cuadro andaluz, el precepto de la portería propia a cero saltó por los aires en el primer minutos y, a partir de ahí, se pudieron comprobar de primera mano los serios problemas ofensivos que El Glorioso evidencia en estos momentos.

Que el Alavés no atraviesa por sus mejores días es claro. Y ayer se reafirmó lo que es un hecho. La buena noticia es que a nivel defensivo no sufrió los problemas de las últimas jornadas y que Fernando Pacheco apenas tuvo que intervenir, pero la mala es que se siguen constatando las carencias ofensivas de un equipo al que cada vez le cuesta más generar ocasiones.

Las mismas llegaron después de la entrada de Llamas, Barreiro y Abalo desde el banquillo. Los tres relevos dieron el salto de calidad y aportaron la chispa que se echa en falta entre varios titulares habituales. En la buena racha pensar en cambios no entraba en el ideario de Bordalás; ahora parece cuestión obligada. Al final, Raúl García rescató un punto, pero se perdieron otros dos.