valencia - Nuno Espírito Santo fue destituido el 29 de noviembre de 2015, cuando el Valencia era el noveno clasificado de la Liga BBVA tras 13 jornadas, a cinco puntos de la Champions. A efectos formales dimitió, ya que el técnico portugués fue colocado en el club levantino por Piter Lim, su propietario, a instancias de Jorge Mendes, compatriota patrón de Nuno y sobre todo consejero áulico del magnate singapurense. Doce jornadas después, el Valencia está tan solo a cuatro puntos del descenso y, de no vencer el próximo sábado al Espanyol en Mestalla, igualaría, con 13 partidos sin ganar, la peor racha de su historia, que data de la temporada 1985-86, la que supuso el único descenso a Segunda.
En una situación como la actual, en condiciones normales en la mayoría de los clubes con prestigio pero en crisis galopante, el inglés Gary Neville habría sido cesado sin contemplaciones. Pero Lim le sigue contemplando con paciencia infinita por una razón especial: es su amigo. Y el Valencia, tan solo un capricho. Puestos en balanza, pesa más la amistad que el capricho, y visto así tiene su lógica que Neville mantenga el puesto contra viento, marea y el humillante (para la afición valencianista, que sí ama a su club expoliado) 7-0 que le endosó el Barça el pasado miércoles, durante el partido de ida de la semifinal de Copa disputado en el Camp Nou.
En consecuencia, el encuentro de vuelta que se disputa hoy en Mestalla (21.00 horas) carece del más mínimo interés competitivo, y si concita alguna atención es para saber la reacción de los aficionados con los jugadores y el entrenador.
Neville preservará a sus mejores hombres para el partido de Liga del próximo sábado frente al Espanyol, cuyo técnico, Constantin Galca, fue ratificado ayer en su puesto tras el 0-5 encajado el pasado lunes frente a la Real Sociedad, que deja al equipo perico a un punto de los puestos de descenso. En el bando azulgrana también habrá cambios significativos y es segura la baja de Leo Messi, que fue sometido a una pequeña intervención renal.
Sin embargo, da la impresión de que Gary Neville, que fue reclamado para el cargo de entrenador del Valencia con el escaso bagaje de haber sido ayudante de Roy Hodgson en la selección inglesa, vive en otro planeta. Y ayer redobló su confianza en sus capacidades para conseguir buenos y dar la vuelta a la tortilla.
positivismo “Sé la situación en la que estamos. Estoy desesperado por darle la vuelta. Y sé que lo vamos a hacer. Estas ocasiones de repente caerán de nuestro lado. El fútbol, a veces, es un deporte cruel”, aseguró el técnico durante la rueda de prensa previa al partido de hoy. “En los últimos tres partidos de liga merecimos ganar. Sé que cuando se juegan partidos así se puede dar la vuelta. Y el sábado lo haremos”, añadió el exfutbolista del Manchester United, decidido al fin a pasar a la acción y comenzar a ganar partidos: “No es momento para las palabras. El aficionado ya no quiere palabras. Hasta yo estoy cansado de escucharme”.
“Tengo una fe ciega en mí mismo y en los jugadores”, agregó Neville a la enésima pregunta sobre su continuidad en el cargo, para después lanzar mensajes de amor infinito a los desencantados seguidores del Valencia: “Ellos han estado aquí desde mucho antes que Gary Neville y estarán también mucho después. Han de creer. Estoy completamente decidido a poder ir por la calle y mirar a la gente a los ojos y poder darles lo que quieren”, enfatizó.
Mientras tanto, Jesús García Pitarch, director deportivo del club de reciente cuño, está a la espera de los acontecimientos y a la orden de Lim para actuar cuando la amistad ponga en peligro el capricho. Por los mentideros se especula con Juande Ramos, en paro desde hace dos años.