BARCELONA - El alavesismo atraviesa un magnífico estado de forma como demuestran las gradas de Mendizorroza cada fin de semana que El Glorioso juega en casa. Desde hace unos meses, Iraultza 1921 ha conseguido aunar las fuerzas de las distintas peñas que integraban la masa social albiazul para dar colorido y forma a un fondo de Polideportivo que se ha consolidado como una de las aficiones más fieles y apasionadas del fútbol estatal. Y esa pasión parece que ha superado las fronteras que hasta ahora circunscribían al Territorio Histórico la fiebre por el Deportivo Alavés. Un grupo de aficionados albiazules ha fundado en Catalunya la primera peña oficial del equipo fuera de la provincia de Álava. Bajo el nombre de Penya Alabèscat, dieciséis alavesistas dieron forma el pasado sábado en una asamblea a un nuevo colectivo que espera alcanzar los 50 socios y que esta misma semana podría recibir el visto bueno a su oficialidad por parte del club del Paseo de Cervantes, que ha puesto todas las facilidades a los impulsores de la idea para poder convertirla en realidad. Entre las condiciones que debía cumplir el nuevo colectivo estaba la necesidad de contar con un mínimo de 15 personas y que al menos cinco de ellos fueran socios del Alavés esta temporada.

Entre los miembros hay gente de todas las edades, desde los 18 años del más joven a quienes pasan de las 55 primaveras. Son alaveses, catalanes en su mayoría e incluso hay un madrileño residente en tierras catalanas. La afición por El Glorioso no entiende de edades ni de pasaportes, como explica Francesc Folqué, presidente y fundador de Alabèscat y uno de los dos soñadores que junto a Alfonso García puso en marcha la aventura que hoy ya es una realidad. “Alfonso y yo solíamos hablar por wasap y coincidimos en Vitoria para ver el Alavés-Osasuna del pasado octubre. Esa misma noche me comentó que estaría bien hacer una peña en Catalunya pero no me lo tomé muy en serio a esas horas, pero a los dos días me lo volvió a repetir y me di cuenta de que lo decía en serio. Así que ese mismo miércoles ya estábamos preguntando al club por los trámites que debíamos cumplir y haciendo la página de Facebook para contactar con la gente”. Un sueño hecho realidad en tiempo récord. Francesc, que ahora tiene 33 años y trabaja como auxiliar administrativo, lleva con el virus albiazul dentro desde enero del 1988, cuando el Alavés entrenado por Mané, que entonces militaba en Segunda, se cruzó en su vida tras saltar a la primera página de la actualidad deportiva por eliminar al Real Madrid de Jupp Heynckes de la Copa del Rey. “Siempre he sido muy futbolero, vivo por y para el fútbol y de pequeño era del Barça pero me cansé de la guerra de comparaciones con el Madrid y de que ganaran siempre y se creyeran los mejores. Por otro lado, el Espanyol no me ha llamado nunca y ahí apareció el Alavés”. Un idilio que dura hasta la fecha y que le ha llevado a seguir al Glorioso por distintos campos de la geografía española y le ha traído hasta Vitoria en más de una ocasión. Esa es precisamente la ilusión de muchos de los miembros de la nueva peña que aún no han podido estar en Mendizorroza viviendo un partido del Alavés. “Seguro que iremos a ver al equipo cuando juegue en Girona o Tarragona pero la gente tiene ganas de organizar un viaje a Vitoria para ver un partido del Alavés porque hay algunos que nunca han estado en Mendizorroza y tienen mucha ilusión”, explica Nagore Calvo, una joven enfermera gasteiztarra que trabaja en Barcelona desde hace unos años y que ha encontrado en la Penya Alabèscat una forma divertida de vivir su alavesismo fuera de Gasteiz. “Cuando puedo me escapo a ver a la familia a Vitoria y voy a Mendi pero cuando estoy en Barcelona me cuesta convencer a alguna amiga para que vengan a ver un partido por la tele y si vienen, no lo viven con la misma pasión. Aunque no sea el mejor partido, si eres alavesista lo sufres o lo disfrutas y es más divertido si estás con gente que lo vive con la misma pasión que tú”.

El bar Gaudí de Esplugues de Llobregat es el lugar de encuentro elegido para vivir los partidos y realizar las reuniones del recién fundado colectivo. Su propietaria, Montse, ha abierto las puertas de su local de par en par para que los miembros de Alabèscat, repartidos por toda Catalunya, se encuentren como en casa y no ha dudado en engalanar su establecimiento con los colores azul y blanco. “Ya ha puesto alguna bufanda y bandera y el escudo del Alavés en su bar y está muy volcada en que nos encontremos como en casa”, comenta Nagore.

Sin apenas haber echado a andar, a Alabèscat se le acumulan los planes y ya han marcado en rojo las visitas del Glorioso a El Sadar y San Mamés para medirse a Osasuna y Bilbao Athletic. “La gente está muy animada y el grupo de wasap saca humo, hay días que tenemos más de 600 mensajes. Estamos muy contentos y esperamos que esto no pare”, admite Francesc Folqué. Cualquier ayuda es poca para llevar en volandas al Alavés en un año con muchas expectativas para el club. Los éxitos deportivos están siempre sujetos al azar de la competición pero en lo social el alavesismo sigue metiendo goles por la escuadra. El último, el nacimiento de su primera peña oficial fuera de Euskadi: la Penya Alabèscat. “Visca El Glorioso”.