Vitoria - Hace casi dos décadas ya (concretamente en 1998), un viejo conocido de la afición del Deportivo Alavés debutaba en Segunda División B y daba los primeros pasos de una larga carrera que aún hoy continúa en marcha. El protagonista de aquel estreno en las filas del filial del Oviedo no es otro que Bernardo Domínguez. El guardameta extremeño que, unos cuantos años después, fichó por El Glorioso y defendió la portería albiazul durante los ejercicios 2007-08 y 2008-09. Tras abandonar la disciplina de la entidad del Paseo de Cervantes prosiguió acometiendo nuevos desafíos en destinos como el Recreativo de Huelva, el Huesca, el Mirandés o el Dunfermline escocés hasta que el pasado verano cerró el círculo. Porque en la presente temporada ha regresado a Vitoria para situarse bajo los tres palos del Betoño-Elgorriaga, conjunto con menos de un lustro de vida recién ascendido a la Tercera División.
De esta manera, Berni ha vuelto a los orígenes cambiando los focos de Mendizorroza por los campos mucho más modestos de una categoría completamente amateur. Pero, ¿cómo llega un jugador con su expediente a enrolarse en un proyecto como el que defiende en la actualidad? La respuesta, como casi siempre, está trufada de varias explicaciones. Probablemente la más importante es su instalación definitiva en Amurrio. Tras militar en la escuadra ayalesa en el curso 2001-02, el futbolista encontró allí a su pareja sentimental y ahora con dos hijos (Aimar y Sara, de 8 y 5 años respectivamente) ha hecho realidad el deseo que siempre le había acompañado de establecer su residencia fija en esta localidad. Tras un primer acercamiento con Vitoria como parada intermedia durante las dos campañas que estuvo enrolado en el Mirandés, en el verano de 2014 la familia dio el salto definitivo de vuelta a casa. Un destino del que ya no desean volver a moverse.
“Cuando los niños van creciendo es más complicado ir de un sitio a otro y la verdad es que ya he dado bastantes vueltas. El año pasado jugué en el Leioa en Segunda B y cuando se acabó la temporada lo cierto es que no sabía muy bien qué iba a hacer, si retirarme o seguir jugando. Entonces Edu Carrera -entrenador del Betoño- me propuso irme con ellos y la verdad es que me convenció. Yo le conocía de mi etapa en el Alavés y porque el año pasado entrenaba al Amurrio y consiguió engancharme con el reto que me propuso”, explica.
Un desafío en el que adquiere una importancia capital ejercer de correa de transmisión de todo lo que ha ido aprendiendo durante muchos años de trabajo en la portería. Y esa es precisamente la mayor motivación en estos momentos del arquero extremeño, que ha dejado a un lado los vicios de la máxima profesionalización de las categorías inferiores para volver a disfrutar de la ilusión de los que comienzan en este mundo. “Ahora mismo lo que trato es de transmitir mi experiencia a los chicos jóvenes que hay en el equipo y ayudarles con lo que yo he vivido a lo largo de todos estos años. Está claro que no es lo mismo que jugar en Primera o Segunda División pero es otra manera de disfrutar del fútbol y me encuentro muy a gusto con ella. Creo que puedo ser útil y además a mí me permite continuar haciendo lo que más me gusta”, comenta.
Claro que resulta inevitable que su entrada por primera vez en el vestuario del Betoño Elgorriaga provocara un inevitable impacto entre quienes ahora son sus compañeros y que, en algunos casos, hace no demasiado le estaban animando desde la grada. “Es verdad que los primeros días me miraban con un poco de respeto pero rápidamente cogieron confianza y en el vestuario hemos creado un grupo muy bueno. La mayoría son muy jóvenes y para bastantes esta es la primera vez que juegan en Tercera División así que intento aportarles mi experiencia y tranquilidad para hacer frente a las situaciones que nos vamos a encontrar. Hasta ahora la verdad es que el equipo está respondiendo muy bien y a pesar de ser novatos en la categoría nos están saliendo las cosas. Para eso es muy importante el buen ambiente y esperemos que podamos mantener esta línea”, resalta.
‘Historias del abuelo’ Tan bien se ha integrado Berni en este joven grupo que confiesa que en más de una ocasión no le ha quedado más remedio que ejercer de abuelo cebolleta e ilustrar a los integrantes del vestuario con alguna de sus historias. “De momento no me vacilan demasiado por el tema de que soy el mayor pero a veces si que me preguntan sobre alguna cosa concreta. ‘¿Tú eras el portero en el partido aquel contra la Real no? ¿Y también estabas en Vigo cuando el Alavés descendió a Segunda B?’ Al final con tantos años jugando siempre hay cosas que contar y muchos de ellos pudieron vivir esos episodios como aficionados desde la grada”, incide.
En definitiva, Berni se encuentra en estos momentos disfrutando plenamente de su regreso a los orígenes, al fútbol modesto en el que tuvo que bregar hasta que comenzó a destacar y pudo dar el salto que le llevó hasta los focos de la profesionalidad. Ha cerrado el círculo pero ni mucho menos su actividad porque promete continuar protegiendo la portería del Betoño mucho tiempo.