Vitoria ? La velocidad ha sido una de las principales armas de la vanguardia alavesista en el arranque de la temporada y esa explosividad le ha permitido al cuadro albiazul gozar de una pegada contundente. Ayer, por el contrario, muchos de los jugadores vitorianos parecían tener las piernas cargadas de plomo.Pesadas como si llevasen un lastre del que no podían escaparse. Sin chispa ni frescura. Y, amputado de esa marcha de más que había exhibido anteriormente, El Glorioso sacó a relucir una versión ramplona y con una alarmante carencia de alternativas para generar en un juego ofensivo pastoso como nunca.
El maltrato al que fue sometido el balón y el ojo del espectador fue de los que se recuerdan.Pero para mal. En ningún momento se mostró cómodo sobre el césped el equipo de Bordalás. A ello contribuyó unLeganés perfectamente plantado sobre el césped y que había llegado a Mendizorroza con las ideas claras. En un correcalles desbocado, este Alavés es mortal.Por eso aplicó anestesia general desde el primer segundo, evidenciando que no querían que se jugase demasiado. Y sin la chispa necesaria, el cuadro albiazul no fue capaz de dinamitar los grilletes que le atenazaban y le impedían expresarse como mejor sabe, a la carrera. Esa lentitud también pasó factura a la hora de pelear por los balones divididos, donde los pepineros fueron dominadores.
En algunos casos esa incapacidad para imprimir mayor velocidad a las piernas fue muy evidente y se puede achacar a que físicamente algunos jugadores no estaban en una situación óptima. Por ejemplo, un Manu Barreiro que llegó tarde casi siempre. O un Kiko Femenía que no ha podido entrenar durante toda la semana y al que se le notaba falto de esa explosividad que le ha caracterizado en los primeros partidos y que le ha servido para marcar diferencias.
Incluso en el caso de SergioMora esa pesadez en las piernas se trasladó a la cabeza. El madrileño estuvo lento de movimientos, pero también en la toma de decisiones. Muchas equivocaciones del motor alavesista, ayer gripado e incapaz de aportar algo de criterio a un juego que estaba completamente perdido en la espesura.
Las piernas no respondieron al Alavés y esa falta de chispa ?ni siquiera la presión se realizó ayer desde zonas adelantadas como otras veces? se acabó pagando con una nueva pérdida de puntos en Mendizorroza. Parece evidente que de cara a próximos compromisos hay que mejorar la puesta a punto. l