Vitoria - Tenía apenas 17 años cuando Jon Andoni Goikoetxea le hizo debutar con la camiseta del Hércules en el fútbol profesional en el último partido de la Liga Adelante en la temporada 2007-08, un compromiso que acabaría siendo polémico por la denuncia de alineación indebida del Cádiz por su presencia en el césped. Dos campañas después ya era una pieza importante en el conjunto alicantino que consiguió el ascenso a Primera y en el siguiente curso ya fue uno de los jugadores más utilizados dentro del equipo herculano que acabó descendiendo. Para entonces, Kiko Femenía, internacional en categorías inferiores de España, ya estaba en el radar de los grandes. Velocidad y técnica depurada por la banda derecha, el extremo de Sanet y Negrals pondría rumbo a Barcelona -a cambio de dos millones de euros y 1,5 más en variables- en el verano de 2011 cuando un año antes había rechazado ofertas de otros clubes importantes. Llegaba a Can Barça para seguir progresando en el filial y con la promesa de tener un hueco en el primer equipo, pero una aparición en el Trofeo Joan Gamper fue toda su experiencia de la mano de Pep Guardiola y Tito Vilanova. Confinado en el segundo equipo, llegarían los enfados, las despedidas con portazos, un fichaje por el Real Madrid donde le fue todavía peor que en el Barcelona, medio año en el paro, el reenganche en el Alcorcón y su resurgir actual en un Deportivo Alavés en el que ha recuperado su mejor versión en las primeras jornadas de la nueva temporada. Con 24 años todavía, Femenía ha tenido que vivir ya episodios de todo tipo en el fútbol, pero parece que en Vitoria vuelve a disfrutar con un balón en los pies demostrando que todavía puede llegar a ser ese gran jugador que todos esperaban.

Tras su espléndido despuntar en el Hércules, la llegada a Barcelona supuso un cambio radical en la vida de un Kiko Femenía que por entonces contaba con veinte años. Soñaba con jugar en el primer equipo y se vio sin oportunidades en los dos años que estuvo en el club, en los que siempre actuó en el segundo equipo. Por eso, con dos temporadas todavía por delante de contrato, rescindió su contrato y abandonó el Barça dando un portazo para pasara a vestir la camiseta del filial del eterno rival.

“Mi objetivo es volver a ser el Kiko de antes de ir al Barcelona. Estos dos últimos años el Barça me ha hundido anímicamente. Me hundieron la moral porque venía de jugarlo todo con el Hércules y me cambió todo. Llegué al Barça con mucha ilusión y ojalá no me hubiera hecho tanta, porque el segundo día la decepción fue muy grande. La queja no es contra Eusebio, es con el club. En los tres años que he estado, no me ha llamado ni Zubizarreta ni ninguno, no me han preguntado si estaba bien. Eso pagando lo que pagaron por mí, cuando en teoría iba a ser un jugador importante para el Barça. Y ningún día se han preocupado por mí. El año pasado yo tenía que jugar en el primer equipo y no me llamaron ni para un partido de Copa del Rey, ni me hicieron ir a entrenamientos del primer equipo”, denunció el alicantino en www.latdp.cat.

No podía esperar Femenía que su periplo en la Casa Blanca fuese aún peor que en Can Barça, ya que apenas participó en cinco partidos y la destitución de Alberto Toril le condujo definitivamente al ostracismo. Y eso que de nuevo se había ilusionado a su llegada: “No me he sentido querido por el Barça. Necesito cariño para funcionar. El Madrid lo está haciendo muy bien. Todo el día me acompañan y están conmigo. Toril me ha insistido mucho, me llamó personalmente, cosa que el Barça no hizo. Me da más libertad y confianza. Siempre he sido del Madrid, siempre he respetado al Barça, pero desde pequeño mi familia y y yo hemos sido del Madrid”.

La historia cambió en apenas un año, cuando el Madrid le rescindió el contrato el 1 de septiembre de 2014 y se quedó en el paro. Entonces la historia cambiaba, pero de nuevo con polémica. “La etapa del Madrid fue peor que la del Barcelona porque cuando uno entrena duro para ir convocado y semana tras semana no te ves en la lista es fastidiado. Entrenaba al máximo, veía que hacía cada vez más para jugar y no tenía recompensa. Mis compañeros mismos no se explicaban por qué no jugaba. No sé si era tema de entrenador o de club, pero no es sólo culpa del Barcelona o el Madrid. En el Barcelona, si se hace un global de los partidos que jugué, fue una etapa bastante positiva. En el Madrid, no tanto. Estoy cien por cien seguro de que he hecho cosas mal y lo que tengo que hacer es sacar el lado positivo y aprender de ello. Ahora soy más fuerte porque las situaciones que me ha tocado vivir me han hecho madurar”, aseguró mientras que se entrenaba de nuevo con el Hércules a la espera de encontrar un nuevo destino.

Fue el Alcorcón de José Bordalás el que pensó en el extremo alicantino en el pasado mercado invernal. El propio jugador no dudó a la hora de reconocer que la presencia de su paisano en el banquillo alfarero fue “clave” para su incorporación. Y dicha confianza del entrenador se vio refrendada en una segunda vuelta en la que Femenía fue pieza casi inamovible en sus esquemas. Por eso, cuando desembarcó en Vitoria una de las primeras peticiones del técnico fue reclutar a un jugador que se había ganado toda su confianza.

Con ese respaldo moral de saberse importante, Femenía ha vuelto a pisar el acelerador en El Glorioso y en el arranque del curso ha recordado al futbolista que maravillaba con el Hércules. Llevaba casi tres años -desde el 2 de septiembre de 2012- sin marcar un gol y esta temporada ya ha celebrado dos. Y, además, ha sido el asistente en otras dos dianas albiazules. Así, su participación ha sido decisiva en la mitad de los ocho tantos conseguidos por el cuadro albiazul. Velocidad por la banda -“eres el más rápido de Segunda, así que corre”, le han exhortado los técnicos en alguna ocasión-, desequilibrio en el uno contra uno -tiene una gran capacidad para llevar el balón muy cerca del pie- y también acierto en la definición a través de la asistencia o el remate. A sus 24 años, y tras superar su etapa más oscura, la mejor versión de Kiko Femenía brilla de nuevo en Vitoria.