Vitoria ? Que todo se quede en un lamentable accidente. Ese es el deseo unánime de todos los aficionados del Deportivo Alavés y, lógicamente, sus profesionales. Los tres puntos perdidos ante el Mirandés y la pésima imagen ofrecida por el equipo ?especialmente hasta el descanso? son irrecuperables pero, como mal menor, se debe evitar a toda costa que se convierta en el inicio de una peligrosa dinámica. Lo sucedido el pasado fin de semana en Mendizorroza debe ser un hecho aislado, una isla que, eso sí, sirva de toque de atención para aprender la lección y no repetir los mismos errores.

Para todo ello, resulta obligado que la escuadra albiazul acometa durante estos días un profundo cambio de cara que se escenifique efectivamente el domingo en Almería. El Alavés que comparezca en el estadio de los Juegos del Mediterráneo no puede parecerse en nada al que salió del vestuario local del Paseo de Cervantes hace apenas unos días. En caso contrario, se arriesgará sobremanera a recibir un varapalo similar al que le propinó el vecino Mirandés.

El conjunto vitoriano tiene a su favor el hecho de que ya sabe cuál es la ruta que le puede conducir hasta el éxito. La recorrió en las dos primeras jornadas del campeonato e incluso ?aunque no obtuvo el mismo resultado? en la tercera. Pese a que el duelo ante el Llagostera estuvo mediatizado decisivamente por la actuación del colegiado, lo cierto es que al comportamiento del plantel de Bordalás no puede aplicársele el más mínimo reproche en esa cita.

La reconversión albiazul, por lo tanto, debe estar encaminada a recuperar como sea las señas de identidad de las que hizo gala el equipo en esos compromisos anteriores y dejar aparcados en el baúl de los recuerdos los vicios que salieron a la luz ante el Mirandés. El primer paso será mostrar desde el inicio del duelo la máxima intensidad para tratar de ser quien determine los derroteros por los que se mueve la contienda y no depender del contrincante. Únicamente con esa predisposición se podrá plantar cara a la que, muy probablemente, es la mejor plantilla de la categoría de largo.

Pero, evidentemente, el fútbol no solo es actitud y por ello el Alavés necesita también que su centro de operaciones, la zona ancha, carbure mucho mejor de lo que lo hizo ante el Mirandés. Ahí, tendrá mucho que ver Bordalás con la elección de los integrantes del once inicial. Tras el fallido experimento de Carpio en el doble pivote, el técnico deberá decidir si vuelve a recurrir al ya recuperado ?tras cumplir su sanción? Manu García o apuesta por Sergio Llamas, que aprovechó los minutos de que dispuso el pasado sábado para llamar con fuerza a su puerta.

En cualquier caso y sea cual sea la identidad de los elegidos, lo que está claro es que el Alavés necesita reencontrarse consigo mismo y con el modelo de espíritu, garra y juego al que ha fiado su suerte este curso. Un objetivo en el que la entidad del rival ?gran favorito al ascenso y que en su feudo está obligado a llevar la iniciativa? puede ser un inesperado aliado.