Vitoria - El Deportivo Alavés sacó a relucir ayer una versión completamente inesperada por lo caótico de la misma. Sobre todo defensivamente, el equipo albiazul estuvo perdido en todo momento, superado por el planteamiento del Mirandés e incapaz de encontrar la coordinación necesaria para frenar las constante acometidas de un cuadro burgalés que bien pudo haber firmado una goleada de escándalo. Y, al mismo tiempo que naufragaba en la contención, en ataque los alavesista fueron incapaces durante demasiado tiempo de leer el dibujo de los rojillos y solo en la segunda parte fueron capaces de aprovechar los espacios que el cuadro visitante dejaba. Pero para entonces la carga en la mochila provocada por el caos defensivo ya era demasiado grande y la reacción final, meritoria, no fue suficiente como para rescatar un resultado positivo del desastre.
El Alavés no supo interpretar en ningún momento el curioso sistema planteado por Carlos Terrazas. Un 3-3-3-1 que se le atragantó por completo al cuadro vitoriano. La presencia arriba del móvil Lago Junior fue un quebradero de cabeza constante para los dos centrales, que tampoco encontraron la ayuda de los laterales para frenar las llegadas en velocidad desde la segunda línea de Sangalli, Néstor y Álex García. Con un solo desplazamiento en largo desde la zona defensiva, el entramado de contención albiazul quedaba completamente destrozado, con todas sus líneas superadas con facilidad. Y ahí los atacantes rojillos disfrutaron de acciones de superioridad constantes que bien pudieron conducir a una goleada de escándalo de no topar con su desacierto y unas cuantas manos de Pacheco.
Ese naufragio defensivo se trasladó durante muchos minutos también al juego de ataque. Terrazas colapsó el pasillo central del campo con la acumulación de muchos jugadores en esa zona. Pero, al mismo tiempo, las bandas quedaban bastante desguarnecidas. Y no era algo novedoso para un Glorioso que ya se enfrentó a este rival con este mismo sistema en la pretemporada. Entonces fue Dani Pacheco el que aprovechó a la perfección los espacios por la banda y ayer el malagueño durante la segunda parte también brilló en este sentido.
Eso sí, el mejor en este aspecto fue un Kiko Femenía que desde el primer minuto tuvo clara la manera de hacer peligro. Siempre que recibió el balón fue capaz de generar cosas positivas al encontrarse con ventaja ante la última línea de tres centrales. Pero esto que el alicantino explotó desde el principio, primero secundado por Estrada y luego por Carpio, tardó mucho en trasladarse a la otra banda. Guichón estuvo inoperante en la primera parte y Raúl García solo apareció en la segunda. Tras cometer innumerables errores defensivos, también se regaló demasiado tiempo sin atacar con precisión.