Vitoria - Al mismo tiempo que mantiene sus ojos fijos en la situación del mercado de agentes libres tratando de encontrar el mediocentro que complete la plantilla, la dirección deportiva alavesista también se encuentra dando pasos que tienen que ver con el futuro de la entidad. En este sentido, el Deportivo Alavés anunció ayer la renovación de Manu Barreiro, que ve ampliado su contrato durante un año más -hasta el 30 de junio de 2017-, mejora su salario desde la presente campaña y ve incrementada su cláusula de rescisión hasta los tres millones de euros. Una operación de blindaje en toda regla la que ha acometido El Glorioso para salvaguardar a un futbolista al que considera pieza angular en sus esquemas para las próximas temporadas, ya sea en el plano estrictamente deportivo con su rendimiento sobre el césped o en el económico con la posibilidad de hacer negocio con su traspaso en el futuro si mantiene su línea de progresión.
“¡Feliz! Un orgullo poder seguir vistiendo esta camiseta hasta 2017. Gracias por la confianza Alavés”, expresaba el propio interesado en su cuenta Twitter al poco de oficializarse la renovación. Lo cierto es que el gallego, tras su renacer en Ferrol, ha encontrado en Vitoria la estabilidad deportiva y emocional que le había faltad anteriormente en su carrera y por fin ha conseguido estabilizarse en el fútbol profesional y convertirse en una pieza cotizada dentro del complicado mercado de los delanteros.
Y es que este movimiento del conjunto vitoriano responde a las constantes llamadas que ha recibido a lo largo del verano de clubes que se interesaban por la situación del ariete gallego. Barreiro renovó automáticamente su contrato (en 2014 firmó por una temporada con una segunda opcional) para la presente campaña al cumplir con los objetivos de partidos que figuraban en dicho acuerdo -había también una opción unilateral del club que se hubiese ejecutado de no haber alcanzado los mínimos pautados-, pero el hecho de tener vínculo en vigor con el cuadro albiazul no ha sido un obstáculo para que se hayan producido movimientos en su entorno. El interés de varios equipos chocó, finalmente, con la exigencia por parte de la entidad del Paseo de Cervantes de abonar la cláusula de rescisión entera del compostelano -alrededor de un millón de euros-, sin dejar margen a ningún tipo de negociación. Tan elevada cifra echó para atrás a los distintos interesados y evitó problemas mayores a un Alavés que, a pesar de la ganancia económica, hubiese sufrido un fuerte golpe en el plano deportivo al perder a un referente de muy difícil sustitución dentro del mercado.
Y es que tras su primera temporada de asentamiento y crecimiento en Vitoria -fue el pichichi albiazul la pasada campaña con once dianas y una más en Copa-, para el presente curso el club espera que el delantero gallego dé un nuevo salto de calidad. Con un físico ya completamente adaptado al fútbol profesional -su pérdida de peso de un año ha otro ha sido evidente- y unas cualidades en el área difíciles de igualar -en la retina todavía quedan sus imágenes con goles imposibles-, en el seno alavesista se espera que el compostelano se reafirme como uno de los mejores delanteros de la Liga Adelante y comande con sus goles a un equipo cuya aspiración es pelear por la zona de privilegio.
Desde el plano deportivo la apuesta por Barreiro, un delantero que tiene capacidad para marcar diferencias, es clara. Pero la vertiente económica también tiene una gran relevancia en este caso. Y es que, de mantener su crecimiento, el punta gallego puede ser dentro de unos meses una pieza tremendamente cotizada en el mercado y será el club vitoriano el que tenga por completo la sartén asida por el mango a la hora de negociar gracias a la cláusula de rescisión de tres millones de euros que le ha impuesto. Los nuevos contratos televisivos en España y el potencial de otras grandes competiciones europeas -principalmente en Inglaterra- han comenzado a propiciar un resurgir de las inversiones, que habían quedado aparcadas durante la crisis.
igual que viguera La renovación de quien puede considerarse su principal figura es un movimiento que El Glorioso ya ejecutó hace dos años. Hoy es Barreiro el protagonista y entonces lo fue Borja Viguera. El riojano, que también renovó automáticamente por objetivos tras la temporada del ascenso, negoció la ampliación de su vinculación cuando ya había clubes interesados en su contratación. Su sensacional curso como pichichi de Segunda llevó al riojano al Athletic a cambio de un millón de euros para las arcas albiazules.
En este mismo sentido, otro de los deseos del club es negociar la continuidad de un Raúl García que en estos momentos concluye contrato también el próximo 30 de junio. El lateral izquierdo gallego ha contado con diversas propuestas para salir este verano, pero se ha topado con las elevadas exigencias económicas alavesistas en forma de compensación por el traspaso. La situación del coruñés es casi idéntica a la de Barreiro, ya que también se le considera pieza fundamental en lo deportivo o a través de un traspaso, pero no parece que vaya a ser tan sencillo cerrar un acuerdo.