Vitoria - Quedarse únicamente con la derrota sería hacer una lectura completamente injusta de lo que ofreció ayer el Deportivo Alavés. Es cierto que el equipo no sumó nada y que eso en sí ya es una condena, pero el fútbol que exhibió ayer el cuadro albiazul ante el mejor equipo de la categoría no puede servir para otra cosa que para que la fe que el alavesismo tiene en este equipo se siga incrementando. Hay que seguir creyendo porque estos chicos se lo han ganado con creces en los últimos meses. También ayer en un partido en el que durante muchos minutos tuvieron contra las cuerdas a un Betis que no claudicó en Vitoria por su efectividad en el área y por el acierto mostrado también por Adán bajo palos. En fútbol no se puede asegurar absolutamente nada, pero si ayer el rival no llega a ser el equipo de Pepe Mel, seguramente la exhibición albiazul habría tenido el merecido premio del triunfo. Y es que incluso el punto, visto el desarrollo del encuentro, era ayer un premio muy escaso.
Ha protagonizado tan buenos encuentros el Alavés recientemente en Mendizorroza que calificar el partido de ayer como el mejor de todos ellos puede resultar un tanto osado, pero quien estuviese en las gradas del estadio del Paseo de Cervantes seguro que disfrutó con el fútbol de su equipo. Sacrificio para correr en la recuperación y llegar a todos los rincones del campo, pero también calidad para combinar con criterio y alcanzar el área con peligro y muchos jugadores. Lo único que faltó fue el acierto en el remate, que apareció cuando ya era demasiado tarde. Pero, incluso, tras ese gol de Toti en el minuto 79 tuvo el Alavés oportunidades de sobra para rescatar un punto.
Precisamente, en ese esfuerzo al final baldío hasta el último segundo hay que encontrar la principal razón para seguir creyendo. Físicamente hay muy pocos equipos, si es que hay alguno, que puede igualarse a este Glorioso. De nuevo, parece que en el aspecto de la preparación física el cuerpo técnico, en este apartado liderado por Gerardo Izaguirre, ha dado con la tecla adecuada. El conjunto vitoriano es corazón puro, pero también cuenta con piernas y pulmones que le permiten llevar la exigencia física hasta límites casi imposibles de alcanzar para el resto de contrincantes.
Por otra parte, el poderío albiazul en Mendizorroza, pese a que quedase roto por el Betis tras seis victorias consecutivas, es una evidencia. El nivel futbolístico del equipo ante su parroquia es sobresaliente y pocos puntos se escaparán de Vitoria si se consigue mantener ese mismo nivel. Con calidad, con juego combinativo, con unas bandas muy profundas y con mucha presencia en el área. El acierto reaparecerá más pronto que tarde, eso seguro.
El reto ahora es volver a ganar cuanto antes tras dos derrotas consecutivas que anímicamente seguramente pasarán factura. Pero, al mismo tiempo, estos dos tropiezos seguidos no han servido para enterar las opciones de play off de este equipo. Los dos partidos que vienen por delante se presentan como trascendentales y ya definitivos. La visita al Numancia y, sobre todo, el duelo directo con la Ponferradina en Mendizorroza. De ese partido hay que salir en puntos de asaltar la sexta plaza para encarar las cinco últimas jornadas con opciones reales.
Por lo menos, este equipo se ha ganado la credibilidad de sus aficionados, que no puede hacer otra cosa que mantener la fe en su Alavés.