Vitoria - Llega el momento decisivo de la temporada y el Deportivo Alavés parece haber alcanzado su plenitud desde el punto de vista físico y competitivo. Con la permanencia ya prácticamente en el bolsillo, el objetivo es ahora pelear por el play off. Y ninguno de los integrantes de la plantilla que dirige Alberto quiere perderse la traca final. El equipo ha sufrido muchos problemas de lesiones a lo largo de todo el curso, pero en estos momentos todos y cada uno de los futbolistas albiazules han dejado claro en los entrenamientos que van a forzar la máquina al máximo para no quedar relegados a un segundo plano. Todos quieren ser partícipes de un final de campaña que puede acabar siendo espectacular y ese incremento en la competencia por un puesto en el equipo está siendo una de las claves en la mejoría en el rendimiento de colectivo en las últimas jornadas. Todo el equipo se ha subido al barco albiazul, empujado con fuerza por el viento de la ilusión.
No son muchos los entrenamientos del Alavés que el aficionado puede ver, pero los últimos a puerta abierta están siendo de una intensidad espectacular. Con el trabajo físico reducido ya a la mínima expresión, el balón es protagonista en todo momento. Sobre todo en partidillos en los que los pupilos de Alberto están sacando lo mejor de sí mismos para tratar de convencer a su entrenador de que tienen que seguir jugando o de que se merecen una oportunidad en lo que queda todavía de competición.
A expensas de la recuperación completa de Vélez -se espera que pueda sentarse, al menos, en el banquillo mañana tras haberse ejercitado ayer ya con normalidad en la sesión a puerta cerrada en Mendizorroza-, de que Barreiro cumpla su partido de sanción y de que no se produzcan nuevos percances en forma de dolencias físicas o suspensiones, Alberto podrá contar la próxima semana con su plantilla al completo por primera vez en lo que va de temporada.
las lesiones, una constante Lo que debería ser algo absolutamente normal, se trata de la excepción a la regla en el caso alavesista. Hasta la fecha, todas las jornadas se ha visto el preparador irundarra privado de alguno de sus jugadores a la hora de confeccionar sus planes, sobre todo por culpa de unas lesiones que han golpeado muy fuerte al colectivo. En la mayoría de los partidos, entre tres y cuatro futbolistas no han podido ser de la partida. El límite por lo bajo lo marca el partido de la primera vuelta contra el Alcorcón, en el que solo Jiri Jarosik estaba de baja. Por lo alto, hasta en tres ocasiones se ha visto el técnico guipuzcoano al límite al perder al mismo tiempo a seis futbolistas (en los choques de la segunda vuelta contra Barça B, Zaragoza y Sabadell), mientras que en el partido inaugural del curso en Leganés incluso tuvo que echar mano del filial y convocar a Andoni Benito al no tener entonces disponibles dieciocho fichas del primer equipo.
Hasta el momento, solo cuatro futbolistas pueden vanagloriarse de haber estado disponibles para disputar los 32 compromisos ligueros. Los guardametas Manu Fernández e Iñaki Goitia, Sergio Llamas y Raúl García, siendo el coruñés, además, el único que ha disfrutado de algún minuto en todos estos partidos. Además de estos cuatro ya citados, de las lesiones solo se han escapado Manu Barreiro, Dani Toribio y Marco Sangalli, además de un Manu Lanza que solo lleva en el equipo desde el mes de enero.
Que se hayan producido muchas lesiones no quiere decir que no vayan a darse más problemas en este sentido de aquí en adelante, pero lo cierto es que durante estos días la enfermería se encuentra más vacía que nunca. Y eso no hace más que redundar positivamente en el nivel de unos entrenamientos en los que los futbolistas muerden y sacan a relucir todas sus virtudes. Los que juegan habitualmente, para seguir haciéndolo; los que no lo hacen, para buscar un hueco. Hasta jugadores que podrían parecer ya relegados de los planes de Alberto están sacando a relucir todo su talento, muy lejos de resignarse a ser secundarios.
Esa competencia ha sido la que ha propiciado que el rendimiento del equipo en las últimas jornadas no se haya visto mermado por la ausencia de jugadores que estaban siendo muy importantes. En una dinámica buena de trabajo y resultados, entrar en el equipo se hace mucho más complicado para el que está fuera, pero si se consigue entrar adaptarse y dar un buen rendimiento es mucho más sencillo.
Así, aunque Alberto haya dispuesto una idea y unos jugadores fijos, en las últimas alineaciones se han ido produciendo ligeros retoques. Pequeñas puntadas, pero que apenas se han notado. Por ejemplo, en Alcorcón Llamas suplió a Juanma y el equipo no echó en falta a uno de sus motores. Situación similar a la que se vivió en el relevo de Juli por Toti. O en el anterior de Manu García por Toribio.
Esa capacidad regenerativa pasará ante el Tenerife un nuevo examen con la ausencia del sancionado Barreiro, pieza fundamental en la mejoría del equipo. Ranko Despotovic será el encargado de tomar la alternativa -en el entrenamiento del miércoles sobresalió con unos cuantos goles- y, con el carácter del serbio, la pelea y el tesón están asegurados. Y es que en este Alavés todos quieren ser protagonistas.
Casi sin problemas. La temporada ha sido muy dura para el Alavés en el apartado de las lesiones y casi todos sus jugadores han pasado por la enfermería. Si no hay inconvenientes, para el partido en Gijón Alberto dispondrá de su plantilla al completo por primera vez en lo que va de temporada.
Crece la competencia. En lo poco que se puede ver en los entrenamientos, los jugadores albiazules están yendo al límite en las sesiones de trabajo, bien para seguir contando con la confianza de Alberto o bien para ganársela. Con una idea y un grupo de jugadores fijos, los que han entrado en el equipo en las últimas semanas han mantenido el buen nivel de sus compañeros.
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Solo cuatro componentes de la plantilla albiazul han estado disponibles para disputar los 32 compromisos ligueros que se han celebrado hasta la fecha al no haber sufrido ni lesiones ni sanciones. Los cuatro que resisten sin problemas son Iñaki Goitia, Manu Fernández, Raúl García y Sergio Llamas.