alcorcón - Hay días donde uno debería pensarse sus palabras dos veces antes de escupirlas a los cuatro vientos y quedar después retratado a una altura nada deseada. Esa misma que más tarde, cuando el calentón del momento se enfría, suele tornar en socorridas disculpas que tratan de entonar el mea culpa para justificar lo injustificable y de paso desviar la atención sobre la intencionalidad del mensaje. Al cierre de esta edición, se desconocía si el discurso que el pasado domingo, ya de madrugada, lanzó el técnico del Alcorcón en sala de prensa tras perder en casa ante el Deportivo Alavés llevaba una dirección clara o fue fruto, por contra, de la absurda y ridícula testiculina tras lo ocurrido minutos antes sobre el césped de Santo Domingo. Sea lo que fuere, de lo que no hay duda es de la pésima imagen que José Bordalás ofreció de sí mismo tras comparecer ante los medios y, de paso, la lamentable imagen a la que llevó al club, que con sus silencio de ayer fue cómplice de las infames palabras de su entrenador.

Los hechos tuvieron lugar al filo de la medianoche, poco después de la conclusión del partido que enfrentó al Alcorcón y el Alavés y poco después de que Alberto López valorara la victoria de su equipo fuera de Mendizorroza cinco meses después de la última ocasión. Fue en ese instante cuando el impetuoso Bordalás compareció en público e inició su carrusel de despropósitos, que no hicieron sino confirmar su mal perder y su infantil pérdida de papeles. Después de unos minutos donde centró toda su artillería dialéctica en lamentar el resultado del partido tras lo visto sobre el terreno de juego - “(...) la verdad es que te quedas con muy mala sensación porque el Alavés ha tirado una vez a puerta y se ha llevado los tres puntos. Hemos jugado el primer tiempo prácticamente en su campo y tienes la sensación de que se ha escapado el partido inmerecidamente (...)”-, el técnico del conjunto madrileño entró de lleno a opinar sobre las declaraciones previas de su colega Alberto en las que éste se habría quejado de la supuesta dureza del Alcorcón: “Soy respetuoso y no me quejo de otras cosas ajenas al fútbol, porque todos sabemos que en el partido de ida en Vitoria el entrenador rival (Alberto López) nos acusaba, algo que nos ha marcado y nos ha hecho mucho daño. Yo no salgo aquí a un micro y me pongo a llorar como una nena. Yo hablo de mi equipo y santas pascuas. Es lo que debemos hacer los profesionales y respetarnos; yo solo hablo de temas futbolísticos”, cargó Bordalás.

un equipo que va al límite Minutos antes de esa rajada, el técnico irundarra se había mostrado “contento” por el triunfo de su equipo al tiempo que declaraba que a sus jugadores, que no ganaban a domicilio desde el pasado 23 de noviembre de 2014 (se impuso 0-2 al Betis en el Benito Villamarín), le faltaba hacer “un buen partido de noventa minutos” completos. Una lectura ésta con la que tampoco estuvo en sintonía el vehemente Bordalás, que al parecer vio otro partido distinto al de Alberto. “Te quedas con muy mala sensación porque el Alavés ha tirado una vez a puerta y ha marcado. Nosotros hemos sacado dieciséis saques de esquina y ellos tres y por posesión también hemos ganado por un 60% a un 30%, aproximadamente. Además hemos jugado en el primer tiempo en su campo y tengo la sensación de que se nos ha escapado el partido”, insistió el entrenador del conjunto alfarero, tan físico como fogoso en todas y cada una de sus acciones como lo demuestra un dato clarificador. Es el Alcorcón en estos momentos, con 140 tarjetas, el equipo más tarjeteado de toda la Segunda División. Y es Héctor Verdés, uno de sus jugadores más calientes, el más sancionado con 18 cartulinas amarillas.