Vitoria - La explosión goleadora del Deportivo Alavés en las últimas jornadas ha venido a corroborar una tendencia que se ha impuesto desde el inicio de la temporada: el monopolio de los hombres de vanguardia a la hora de conseguir las dianas. Cierto es que los futbolistas que juegan en posiciones avanzadas y cercanas a la portería rival son los que tienen más facilidad y mejores cualidades técnicas para conseguir goles, pero en el balompié actual en el que la estrategia es tan importante casi todos los equipos cuentan con recursos realizadores fuera de sus hombres puramente ofensivos. Eso por no hablar de futbolistas que son auténticos especialistas en el juego aéreo y que suponen un gran peligro tanto en faltas como en saques de esquina. Este Glorioso está naufragando ofensivamente en las acciones a balón parado y apenas cuenta con futbolistas que aporten tantos en ese tipo de jugadas -responsabilidad también de los ejecutores, ya que en la mayoría de las ocasiones los rematadores no tienen opciones de tocar el balón- o llegando desde la segunda o tercera línea. Con la mejoría en el juego colectivo de las últimas jornadas, en el plano ofensivo quizá sea este el único punto negro que tiene el equipo de Alberto en estos momentos, que a la hora de marcar se muestra excesivamente dependiente de la inspiración de sus atacantes.
Migue, Galán y Toribio representan las tres excepciones -la cuarta es el gol en propia puerta del Leganés en la primera jornada, aunque quien propició ese tanto fue Barreiro- a la citada regla. Los dos centrales y el mediocentro son los únicos que han sido capaces, en una ocasión cada uno, de romper esa tendencia alavesista en la que los goles parece que solo los pueden marcar los hombres de vanguardia. Barreiro (9); Juli y Toti (5); Vélez y Despotovic (3); Lanza y Juanma (2); y Tejera y Llamas (1), todos ellos futbolistas que juegan por delante de la línea del centro del campo.
El término medio es Raúl García, que acumula dos dianas. Pero los dos goles del gallego no han llegado en partidos en los que estuviese actuando como lateral izquierdo. En dicha posición se encontraba Xabi Castillo y el coruñés actuaba como extremo en los tantos que logró frente al Betis y al Albacete. Por esa misma razón, sus tantos han de computarse en el haber de la vanguardia.
migue, galán y toribio La cuenta de los goles marcados por jugadores de perfil defensivo es tan exigua que recordar las acciones que propiciaron sus tantos no lleva demasiado tiempo. El primero, en la visita a Osasuna, lo logró Migue en una falta lateral en la que el balón rechazado por el guardameta Asier Riesgo le golpeó para introducirse en la portería rojilla. El segundo, de nuevo en una falta lateral, fue un soberbio testarazo de Ernesto Galán en la visita al Girona. El tercero, y último hasta la fecha, fue el golazo de volea de Dani Toribio desde la frontal del área que abrió el camino para superar al Leganés en la apertura de la segunda vuelta. Ahí se acaba la relación.
Cierto es que en su línea de contención Alberto cuenta con futbolistas que no han demostrado en su carrera una gran afinidad con el gol, pero jugadores como Manu García -siempre ha sido un hombre con mucha pegada debido a que en sus inicios actuaba en punta y va muy bien de cabeza y entrando desde segunda línea-, o los centrales Jarosik, Migue y Laguardia -tremendamente poderosos los tres en el juego aéreo- sí que suelen mostrar efectividad en las acciones a balón parado.
Esta escasa aportación de los jugadores que se manejan muy bien de cabeza viene a certificar el problema que este equipo arrastra en la ejecución de las jugadas de estrategia, un mal que es constante desde el arranque del curso y para el que parece no existir ya remedio. Y es que, además de los dos citados goles de Migue y Galán, apenas un par de dianas más han llegado como consecuencia del balón parado. Fueron el segundo tanto en Girona, obra de Juli tras un saque en largo de Manu Fernández que Manu García golpeó de cabeza para asistir al alicantino, y el segundo ante el Albacete, cuando Raúl García remachó solo en el segundo palo un saque de esquina en el que el balón quedó muerto en el área pequeña.
El bagaje en este tipo de acciones se completa con la falta directa marcada por Barreiro en la visita al Racing y los tres penaltis -se han fallado dos- materializados por Juli, Despotovic y Barreiro. Un rendimiento a balón parado muy bajo que, por fortuna, no pasa factura.
El gol, de la vanguardia. Los jugadores de ataque albiazules acumulan casi todos los tantos de la temporada y están encontrando muy poco apoyo de los futbolistas que tienen un perfil más defensivo.
Mal a balón parado. Las acciones de estrategia suelen ser una buena fuente de goles en el fútbol actual y es donde los jugadores de perfil defensivo, sobre todo los centrales, suelen ser protagonistas. El Alavés está muy mal en este apartado, con solo cuatro goles a balón parado.
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Solo tres de los 37 goles que el Alavés acumula en Liga los han conseguido futbolistas de perfil defensivo. Migue, Galán y Toribio han sido los autores de esas tres citadas dianas.