Afrontaba el Alavés la visita a Lugo en su mejor momento de la temporada después de encadenar por vez primera dos triunfos consecutivos y situarse en la zona templada de la tabla. El equipo ofrecía además argumentos para la esperanza y en el terreno de juego lucense firmó un encuentro más que aceptable pero, sin embargo, regresó a casa de nuevo de vacío. Una tónica habitual este curso cuando ejerce de visitante pero con sensaciones muy diferentes en esta ocasión. Precisamente por ello, por haber hecho méritos suficientes para rescatar algo positivo y rozar con la yema de los dedos este objetivo, Alberto no pudo ocultar su decepción por el resultado.
“Ha sido un partido tremendamente igualado hasta el final, con dos equipos que han querido ganar y solo nos ha faltado una pequeña cosa para llegar a empatar”, lamentó el preparador albiazul. Como consecuencia de estar tan cerca de firmar una semana redonda y quedarse con la miel en los labios, el técnico guipuzcoano no tuvo reparos en admitir que estaba “cabreado y decepcionado”.
Y es que el equipo dispuso de ocasiones más que suficientes -antes y después de los tantos locales- como para hacerse acreedor, al mínimo, al botín de un punto. “Al final son detalles los que deciden estos encuentros y esta vez hemos tenido esos pequeños detalles en contra, lo que nos había pasado antes en los partidos en casa. El segundo gol nos ha hecho mucho daño por cómo ha sido y en el momento en el que ha llegado”, reseñó.
Por último Alberto se refirió a la situación del equipo en la tabla tras este resultado. “A nadie se le puede quitar la opción de soñar. Mientras haya posibilidades de hacer cosas el equipo no va a bajar los brazos. Vamos a darlo todo hasta el final. A partir de ahora tenemos enfrentamientos con equipos de nuestra zona y lo que suceda marcará bastante el futuro”.