Vitoria - Si Borja González Tomás Bastón hubiese seguido los pasos de su padre, Miguel González Bastón, el Deportivo Alavés seguramente se lo habría agradecido en el alma. Pero no fue así. El hijo del portero se aburría bajo palos en sus años niños y por eso se decidió a dejar los guantes. Siempre quedará la incógnita de lo que podría haber sido como guardameta, pero de lo que no hay duda es de que se trata de un delantero excepcional que tiene por delante un futuro esplendoroso. Con diez dianas la pasada campaña, ya fue pieza fundamental en el ascenso del Deportivo. A estas alturas, con el Zaragoza, lleva ya quince tantos. Solo uno menos que Rubén Castro, pero además haciendo gala de una efectividad pasmosa en el remate. Prácticamente uno de cada tres remates del madrileño acaban en las redes del guardameta rival. Bien sabe de su peligro en propio Glorioso, que lleva ya tres partidos sufriendo la eficacia de un Borja que se olvidó de los apellidos -antes fue conocido como Borja González y Borja Bastón, ya que su padre siempre fue reconocido como Miguel Bastón- y que ahora solo luce su nombre en la camiseta. El punta propiedad del Atlético de Madrid ya finiquitó la pasada campaña en dos ocasiones los intereses alavesistas, con goles con el Deportivo tanto en A Coruña como en Mendizorroza. Y repitió de nuevo en el duelo de esta temporada de la primera vuelta en La Romareda. Rápido y letal en el remate, el delantero que fue portero sigue empeñado en demostrar que ya tiene un hueco en Primera División. Eso sí, la zaga alavesista podría quedarse sin recibir la siempre peligrosa visita de uno de los mejores artilleros de la categoría, ya que una sobrecarga muscular hace que el madrileño sea duda para mañana.

Borja fue el jugador que dejó los registros de Fernando Torres en las categorías inferiores del Atlético de Madrid reducidos a cenizas, pero antes de dedicarse a marcar hubo un tiempo en el que siguió los pasos de su padre, también formado en el club colchonero y que llegó a jugar en Primera con el Burgos. En sus inicios en el club rojiblanco, Borja también fue guardameta, pero el aburrimiento le llevó a variar su destino. “Jugaba como portero en el Atlético y no me tiraban mucho, así que me aburría en la portería. Empezaba a dar vueltas por ahí, me subía en el larguero... Por eso mi padre me dijo que cambiara de posición porque se sufría bastante y que sería mejor jugar de delantero. Le hice caso y me ha ido bien, aunque nunca sabré cómo me hubiera ido de portero”, señalaba el madrileño en un reportaje del diario Marca.

En el mismo artículo, su padre, Miguel, recordaba esos inicios. Demasiado movido para estar quieto. Mejor que corriese. Y que el aprendizaje de la portería le ayudase a leer mejor las posibles salidas de los guardametas cuando estuviese frente a ellos: “Como venía conmigo cuando entrenaba pues empezó a ponerse de portero. Tenía buenas condiciones pero era muy inquieto y no paraba ni un momento. No podía estar en la portería y como sabía que es un puesto muy sufrido y de mucha soledad le dije que mejor jugara de delantero. Gracias a Dios salió bien”.

Y tanto. Un goleador letal, con un porcentaje de acierto en el remate excepcional. De esos a los que no se puede descuidar la vigilancia ni un solo segundo. Sus sensacionales registros en las categorías inferiores del Atlético -también es internacional en las categorías inferiores de la selección española, fue Bota de Oro en el Mundial sub’17 de 2009 y campeón de Europa sub’19 en 2011- le abrieron las puertas del primer equipo. Fue en la última jornada de la temporada 2009-10, en la que con 17 años había marcado doce goles en Segunda B con el filial. Pero el que debería haber sido el día más feliz de su carrera acabó siendo el más triste. Tras 21 minutos sobre el césped del Vicente Calderón, sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.

última prueba Tras medio año en blanco y el segundo recuperando sensaciones en el filial, comenzó el peregrinaje de las cesiones en Segunda para Borja. Murcia, Huesca y Deportivo. Mejorando sus registros año a año y siendo el máximo goleador del cuadro coruñés en su ascenso. Le quedaba un segundo año de préstamos en el club gallego, pero la salida de Fernando Vázquez y la llegada de Víctor Fernández le cerraron las puertas de Primera. Y ahí el más avispado fue el Zaragoza, donde está ofreciendo un rendimiento excepcional y con cuya camiseta volverá a amenazar de nuevo la portería de un Alavés que conoce de primera mano el peligro de este auténtico francotirador del gol.

Borja no se ha ejercitado junto a sus compañeros durante los dos últimos días y el Zaragoza tomará hoy la decisión de meterle en convocatoria o darle descanso. Ranko Popovic, técnico del cuadro maño, señaló ayer que no se va a correr ningún tipo de riesgo si existe la posibilidad de que se produzca una lesión, pero parece complicado que opte por prescindir de su estrella.