Vitoria - Ser un componente de la vanguardia del Deportivo Alavés se ha convertido en una tarea realmente complicada por la enorme competencia que con el paso de las semanas se ha ido incrementando. Los cuatro puestos que Alberto suele dedicar a elementos ofensivos dentro de su tradicional sistema de juego 4-2-3-1 son en estos momentos los más cotizados de la plantilla. Muchos futbolistas para esas posiciones, varios de ellos con capacidad de jugar en varias posiciones, y, además, la reconversión de otros compañeros de un perfil más defensivo que últimamente también han actuado en posiciones más avanzadas. Si a eso se le une la llegada de Manu Lanza en el mercado invernal y la curiosidad de que las lesiones están golpeando con dureza al entramado defensivo pero ni de largo de la misma manera al ofensivo, el colapso en vanguardia es monumental y los minutos se han puesto tremendamente caros.

Rafa García ha sido el último futbolista albiazul en sumarse a esa pugna de minutos en el sistema atacante. El de Ciudad Real, en principio contratado para reforzar el pivote, ha vuelto a entrar con fuerza en el equipo y ya en Huelva dispuso de minutos como enganche en la mediapunta. Y en el último partido en Barcelona, incluso fue titular. No se trata de ninguna novedad para Alberto eso de usar a un futbolista que a priori tiene perfil defensivo como pieza ofensiva. Su primer experimento en este sentido esta campaña fue el de adelantar la posición en la banda izquierda de Raúl García, situando al gallego como extremo zurdo por delante de Xabi Castillo, quien tomaba el relevo ejerciendo de lateral.

Esta pareja conformada por Castillo y Raúl García fue muy utilizada durante la primera vuelta, pero las lesiones del durangarra y la llegada en el mercado invernal de Lanza han roto la dupla. Si había ya de por sí mucha competencia, el fichaje del extremo barcelonés ha venido a incrementar la carestía de los minutos arriba. Y es que, como cabía esperar, el fino mediapunta cedido por el Espanyol se ha convertido en pieza imprescindible en los esquemas de Alberto desde su llegada.

Lanza ha sido el último en unirse a esa particular lista de jugadores que cuentan con la confianza absoluta de Alberto para la ofensiva. Esa relación la encabeza Toti, quien encarna a la perfección la exigencia del preparador albiazul de exprimirse sobre el césped y trabajar solidariamente con los compañeros. El salmantino no es el mejor dotado técnicamente de toda la vanguardia, pero a correr y sacrificarse solo se le puede igualar Ion Vélez. No es extraño, por tanto, que sean dos de los atacantes más utilizados con 1.597 y 1.195 minutos, respectivamente.

Entre medias de Toti y Vélez se sitúa Juli, que fue el perjudicado el pasado sábado por la inclusión en la mediapunta de Rafa García y por la presencia inamovible de Lanza. El alicantino entronca calidad individual, gol y sacrificio en su enjuta figura y por eso ha sido pieza fundamental durante todo el curso.

mucho banquillo La preponderancia de estos futbolistas ha causado que el resto de jugadores llamados a actuar en esa línea de mediapuntas hayan quedado relegados a un segundo o tercer plano del que no les va a resultar para nada sencillo salir a partir de ahora, cuando la competencia aún es más feroz. El caso más llamativo es el que representa Marco Sangalli, quien ha sido el mayor perjudicado por el incremento de la competencia. Indiscutible en el extremo derecho en el arranque del curso, en las últimas jornadas se ha convertido en una alternativa desde el banquillo.

En esa tesitura de relevo habitual, el donostiarra se ha unido a todo un habitual en estas lides, Juanma. El de Badajoz es todo un especialista saliendo desde el banquillo y, siempre que ha estado sano, Alberto lo ha utilizado como desatascador en los minutos finales de los partidos que estaban empantanados.

De toda esta competencia, el gran damnificado del curso es un Sergio Tejera que entre unas cosas y otras no está jugando ni de lejos lo que se esperaba. El mediapunta cedido por el Espanyol ha tenido muchas lesiones, pero lo cierto es que cuando ha estado en condiciones tampoco ha dispuesto de excesivas oportunidades. Y cuando le han llegado, no parecía ni de largo el momento más adecuado para sus características. Como ejemplo, su extraña titularidad en Valladolid tras once jornadas en las que apenas jugó. Ni el catalán ha ofrecido lo que se esperaba de él ni el entrenador ha sido capaz de encontrarle un hueco en sus planes en lo que supone el fracaso más claro del club este año. En esta línea, si los minutos para Tejera han sido escasos, más de lo mismo se puede decir del caso de Llamas, de un perfil futbolístico muy similar, aunque es cierto que tampoco se esperaba que el canterano fuese a disponer de muchas oportunidades.

Y si en la línea de mediapuntas los minutos se cotizan alto, en la punta del ataque incluso se incrementa la competencia. La tendencia de Alberto de situar como referencia ofensiva a Vélez ha provocado que las oportunidades de los dos nueves puros de la plantilla se hayan visto reducidas de manera drástica. El de Manu Barreiro es el segundo caso digno de análisis de la actual plantilla, ya que el gallego cuenta con esa capacidad de desequilibrio que tanto se echa en falta cuando el Alavés se interna en el área. Pero en este proyecto la calidad sin sacrificio no va a ninguna parte. Y ahí es donde Vélez gana y también donde Ranko Despotovic tiene su espacio, aunque el serbio también ha demostrado sus virtudes goleadoras. Eso sí, ninguno a la altura de un Barreiro que debería haber sido pieza fundamental pero que se ha diluido en el colapso de la vanguardia albiazul.