Vitoria - El Deportivo Alavés retoma la competición tras el parón al que se vio obligado el pasado fin de semana por culpa de la nieve y lo hace buscando refrendar su mejoría en el rendimiento de las últimas semanas con una victoria a domicilio que se resiste desde la lograda en la visita al Betis, cuando el cuadro albiazul tocó techo. Dos semanas enteras sin fútbol han sido una eternidad para todo el mundo ligado al equipo y esta tarde llega el momento de retomar esa senda de sumar y sumar que se había adquirido en los tres partidos previos al suspendido contra Osasuna. Lo bueno para el cuadro vitoriano es que, pese a tener ese compromiso aún pendiente, las distancias en la clasificación con respecto a la zona baja no se han visto mermadas. Son tantos los equipos implicados en la pelea por la permanencia que es del todo imposible que todos sumen al mismo tiempo, pero eso no quiere decir que la reacción no pueda llegar por separado. Y, por esa misma razón, El Glorioso tiene la obligación de seguir ejerciendo de hormiga para aspirar a descansar cual cigarra cuando lleguen los meses de calor y, además, el nivel de los rivales se incremente varios puntos con un final de curso muy complicado en ese sentido.

Visita el Alavés esta tarde a un oponente que se le ha atragantado especialmente durante su temporada y media de andadura en Segunda División. Tres partidos contra el Barça B, tres derrotas. Han sido los duelos entre estos dos equipos extraños como pocos y en todos ellos ha manejado el cuadro vitoriano opciones de llevarse el triunfo, pero al final siempre ha acabado claudicando. Mención especial para el duelo en la primera vuelta, en el que los jóvenes talentos culés parecieron dejar resuelto el marcador al descanso con un 0-3 fruto de su brillantez individual, pero que el equipo albiazul estuvo a punto de igualar. Ese penalti errado por Juli supuso un mazazo moral en el vestuario vitoriano, ya que supuso la primera derrota del nuevo proyecto.

Es el filial barcelonista, además, un rival directo en esa pelea por la permanencia. La semana en ese sentido ha sido de lo más convulsa en Can Barça, ya que los rectores culés han decidido prescindir de Eusebio Sacristán por la mala racha de resultados que han llevado al equipo a rozar la zona de descenso. Ese cambio en el banquillo que suele ser habitual en casi todos los clubes es un rara avis en este caso supone la rotura de una tendencia de décadas sin que se produjese una destitución en el segundo equipo blaugrana, ahora en las manos de Jordi Vinyals.

Eso sí, ante el Barça B hay que olvidarse de los números. Y es que la calidad de los jóvenes talentos blaugranas es tan grande que en una tarde buena pueden pasar por encima de cualquiera. Y, en ese sentido, tampoco puede decirse que el Alavés haya viajado a Barcelona en la mejor de las condiciones. Las bajas en defensa se han ido sumando paulatinamente con el paso de los días y las piezas con las que cuenta Alberto en esa zona son menos incluso que las mínimas necesarias. Dos centrales y un lateral izquierdo. El derecho habrá que inventárselo con una solución de emergencia. En esa demarcación se encuentra la gran duda para el técnico irundarra. Marco Sangalli y Toti parecen las alternativas más fiables para la posición, aunque puede esperarse cualquier tipo de sorpresa, también con un cambio en el dibujo táctico para tratar de poner cortapisas al juego de un rival al que no se le pueden hacer concesiones si no se quiere salir completamente trasquilado.

Tras acumular cinco de los últimos nueve puntos que se han puesto en juego, el cuadro vitoriano buscará en el Mini Estadi mantener esa seguridad defensiva que le hace fuerte. Y lo hará ante un ataque excepcional. Y, al mismo tiempo, tratará de recuperar sensaciones de cara a la portería rival, perdidas últimamente. Tratará El Glorioso explotar la debilidad de un Barça B que es el más goleado de la Liga Adelante para regresar a Vitoria con tres nuevos puntos en el zurrón que supondrían un importante salto adelante de cara a conseguir el objetivo de la salvación y ganar en tranquilidad.