Vitoria - Al Deportivo Alavés el reloj le dice que el tiempo se le agota. La reacción está tardando demasiado en llegar y el cómodo colchón sobre el que asentaba su tranquilidad ha ido menguando con la acumulación de malos resultados. La primera vuelta se cerró con unas sensaciones horribles y con el margen de seguridad reducido a tan solo dos puntos y la necesidad ya se convierte en perentoria ante el riesgo, ahora real, de entrar de lleno en la zona roja. Las señales de alarma se encuentran ya encendidas y la única manera de desactivarlas pasa por comenzar a sumar de tres en tres con cierta regularidad para detener de una vez el bucle melancólico en el que el equipo albiazul lleva sumido desde el mes de diciembre. Fallar de nuevo esta tarde ante el Leganés no sería más que ahondar en una crisis que, además, podría llevarse por delante a un Alberto al que el crédito de la salvación se le ha consumido en unas últimas jornadas del todo catastróficas.

Más allá de la figura del entrenador, El Glorioso que cumplió ayer 94 años necesita los tres puntos para su propia tranquilidad. A nadie se le olvidan las angustias de la pasada campaña, cuando fue precisa una reacción final antológica. Y nadie quiere pensar en nada ni de lejos parecido. Por eso, para evitar cualquier semejanza, lo fundamental es acumular ahora de nuevo un mullido colchón de tranquilidad a base de sacar una cantidad de puntos importante ante todos los rivales directos a los que el cuadro albiazul va a tener que enfrentarse en el arranque del segundo giro al calendario liguero.

Ya contra el Las Palmas el pasado sábado se pudo atisbar una reacción basada en el regreso a los orígenes de este equipo. La solidez defensiva había sido el pilar sobre el que se había asentado el rendimiento alavesista durante su mejor etapa y frente al líder se recobró esa seguridad que permanecía en el olvido. El cuadro insular apenas dispuso de ocasiones claras de gol y la única pega de ese partido fue un resultado final que nada tuvo que ver con los visto sobre el césped. Pero esa historia, la de perder puntos que eran merecidos, se ha repetido ya en demasiadas ocasiones, sobre todo en Mendizorroza, y por eso no se pueden dejar pasar más oportunidades para sumar esos tres puntos que suponen la diferencia entre la calma y la tempestad. La primera ha reinado en el cielo albiazul durante todo el curso, pero los nubarrones que han aparecido en las últimas semanas con cada vez más amenazadores y no hay paraguas que resista si las victorias siguen sin llegar.

El Alavés dio ante el líder la sensación de haber recuperado sus virtudes tras un mes de zozobra, pero ahora necesita puntos que reafirmen su mejoría. La sangría reciente ha sido demasiado grande con solo cinco puntos de los últimos 24 que se han puesto en juego, por lo que todo lo que no sea la victoria ante el Leganés supondrá un duro varapalo para un equipo que viene ya muy tocado por esa grave crisis en la que sigue atrapado sin, de momento, salida.

Posibles alternativas En busca de soluciones para el atasco en el que se encuentra sumido el equipo, esta misma semana se ha cerrado la incorporación de Manu Lanza. El extremo zurdo barcelonés lleva ejercitándose con el grupo desde el miércoles y todo hace indicar que esta tarde ya disfrutará de sus primeros minutos. No sería de extrañar, incluso, que partiese en el once inicial para tratar de aprovechar su calidad en el uno contra uno y su magia en la piernas izquierda para ejecutar la estrategia. Cualquier ayuda es poca en estos momentos para un equipo que pisa arenas movedizas y que necesita de cualquier recurso, y más sin es tan brillante como Lanza, para regresar a la senda de las victorias.

La presencia del último fichaje es una opción bastante viable dentro de un once inicial en el que se presentan múltiples incógnitas. Varios futbolistas se encuentran en un estado físico precario, ya sea por cansancio acumulado o por llevar demasiado tiempo sin competir, y Alberto y su ayudantes tienen que afinar al máximo con cada tecla que tocan. Por esa razón, cualquier alternativa en el once no debería tomarse como una solución descabellada.

Con unas u otras armas, el cuadro albiazul tendrá que poner todo sobre el tapete de Mendizorroza para tratar de superar a un Leganés que ha sido una de las grandes sorpresas positivas de la primera vuelta. En el duelo que abrió la temporada, el cuadro pepinero ya dejó claro ante el Alavés que no quería ser comparsa ni equipo de ida y vuelta a Segunda B. De la mano de un Asier Garitano que está dejando regusto de gran entrenador, el equipo madrileño es de los que apuestan por el balón y el fútbol. Eso sí, su rendimiento baja muchísimos enteros cuando le toca actuar fuera de Butarque. Así, de sus 26 puntos solo cinco los ha cosechado a domicilio. Y, en este sentido, El Glorioso tratará de hacer del estadio del Paseo de Cervantes por fin un fortín después de que en el primer giro al calendario demasiados equipos se hayan marchado de Vitoria con premio en la mochila.

Seriedad defensiva, rigor en casa e instinto asesino para aprovechar las oportunidades, las tres claves para que el Alavés no siga pasando penurias en la segunda vuelta.