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1-0, minuto 46: Despotovic. Gran acción individual de Toti, que tras un regate gana la línea de fondo y saca un centro preciso que cabecea el serbio y que Casto toca sin poder despejar.
1-1, minuto 84: Viera. Internada por la derecha de Simón, Manu Fernández duda en la salida y deja en ventaja al lateral, cuyo servicio remata a placer Viera en el centro del área.
Expulsó por doble amarilla a (minutos 2 y 58). Amonestó a Manu García (minuto 28), Laguardia (minuto 31), Araujo (minuto 44), Toribio (minuto 45), Medina (minuto 51), Christian (minuto 57).
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Vitoria - Vivir en un estado de necesidad altera los nervios y lleva a cometer errores que resultan mortales. La ansiedad conduce en ocasiones a fallar o a no elegir la solución más adecuada cuando todo parece sencillo. Al Deportivo Alavés le atacaron ayer de nuevo sus propias angustias. Y lo hicieron otra vez cuando lo tenía todo a favor para llevarse tres puntos que le hubiesen situado en una situación muy cómoda. Manejó el cuadro albiazul un gol de ventaja durante toda la segunda parte y durante más de media hora también tuvo superioridad numérica por la expulsión de Roque. Quiso El Glorioso matar el marcador a la contra, pero se olvidó de dormir el partido aplicando calma al balón. Cual kamicace buscó el segundo gol y en un fallo de Manu Fernández, que dudó en una salida en el momento más inoportuno, se topó con una dolorosa igualada.
Removió Alberto de nuevo su alineación en busca de soluciones y lo hizo variando por completo la composición de las bandas. Medina y Castillo regresaron en los laterales, mientras que Toti también recuperó la titularidad en el flanco diestro, con Raúl García de nuevo actuando adelantado en el izquierdo. Como contrapunto a los últimos partidos, en los que los inicios habían sido mortales para los intereses albiazules, el equipo ofreció una versión muy seria en el arranque. Las órdenes en la preparación del encuentro parecían claramente encaminadas a evitar al máximo los riesgos en defensa y el bloque actuó muy junto, con las líneas muy cercanas y resguardadas desde el centro del campo hacia atrás. Esa disposición evitó que el Las Palmas se encontrase con espacios para moverse.
Esta idea de fortalecer un entramado defensivo que llevaba ya varias semanas haciendo aguas fue en detrimento de un juego ofensivo que en este equipo ya es bastante pobre de por sí. Como se optó por correr los mínimos riesgos con el balón, la opción del desplazamiento en largo buscando la cabeza de Despotovic se convirtió casi en la única alternativa. Escaso argumento vistos los problemas del serbio para imponerse por arriba, aunque cuando lo lograba la compañía era escasa y la distancia con la portería canaria excesivamente larga. El mayor peligro llegaba a través de un Medina muy incisivo con sus subidas.
El toma y daca fue una constante en un partido muy trabado en el que las áreas se convirtieron en territorios vedados a los que ni uno ni otro contendiente conseguían acceder. Idas y venidas con más control del Las Palmas y fútbol más directo del Alavés, pero nula presencia en zonas de compromiso.
Así hasta que apenas quedaban cinco minutos para el descanso, cuando el partido se calentó. Varias decisiones discutidas del colegiado encresparon el ambiente y también a dos contendientes que no rehuyeron en cara a cara. Y en ese descontrol aparecieron también las mejores jugadas ofensivas y las ocasiones. El primer en tenerlas, dos, fue un Las Palmas que falló de manera inexplicable. Primero Araujo, al que se adelantó de manera increíble Manu Fernández y posteriormente Marcelo en un saque de esquina en el que la zaga local no fue capaz de despejar. Tras el doble susto, enseñó por fin los dientes el Alavés con un disparo de Toti que Casto atajó con apuros. Con ese intercambio final de golpes, el partido se marchaba al receso.
El parón no le frenó el ritmo a un Glorioso que salió como un cohete de los vestuarios. Y a las primeras de cambio, en el minuto 46 y tras haber tenido otra ocasión, consiguió marcar con un letal testarazo de Despotovic a sensacional servicio de Toti.
Se ponía el partido favorable, pero aún con mucho trabajo por delante. Y a los 58 minutos Roque allanaba un poco más el camino al recibir la segunda amarilla tras un piscinazo infantil. Pero ni contra diez y en ventaja iba a resultar sencillo, ya que el Las Palmas fue a por todas. El partido se rompió ya en mil pedazos, con los albiazules buscando la contra decisiva y los canarios el resquicio para igualar. Los locales por velocidad, los visitantes sobre todo a balón parado. Los vitorianos no fueron capaces de cerrar la victoria a la contra, pero el Las Palmas sí que aprovechó el que fue el único error, una duda de Manu Fernández en el peor momento, y Viera empató para que dos puntos volaran de Mendizorroza de nuevo por no saber cerrar otro partido.
Gol y expulsión. En el arranque de la segunda parte todo se puso a favor del Alavés. En el minuto 46 Despotovic abría el marcador con un gran remate de cabeza y en el 58 Roque Mesa era expulsado tras recibir su segunda tarjeta amarilla. La victoria entonces parecía encaminada por la buena labor defensiva del equipo.
Desastre al final. El cuadro albiazul buscó las contras en vez de tratar de conservar el balón ante un Las Palmas que ya estaba roto y sin apenas defensas, pero en una internada de Simón, el meta Manu Fernández dudó a la hora de salir y el lateral sirvió el empate en bandeja a Viera.
Se hartó de pelear en solitario durante toda la primera parte ante una defensa del Las Palmas en superioridad, pero fue capaz de marcar con un gran cabezazo en su única ocasión.
El asturiano cuajó un partido casi perfecto, salvando varias ocasiones del Las Palmas, alguna de ellas de manera milagrosa. Pero sus dudas en una salida resultaron al final letales.
Falló el final. El Alavés recuperó la seriedad defensiva que había olvidado y generó una línea de contención que apenas permitió ocasiones al Las Palmas. Apretó en el arranque de la segunda parte y encontró premio rápido con el gol de Despotovic. Pero justo cuando mejor estaba el equipo, y con un jugador más, de nuevo fue incapaz de cerrar el partido con más calma y volaron otros dos puntos.