Vitoria - Para el Deportivo Alavés el año 2014 concluyó con unas sensaciones muy malas, pero sumando cuatro puntos en sus dos últimos partidos. Se esperaba que las vacaciones navideñas sirviesen para recuperar el tono del primer tramo de la temporada, pero el fútbol no regresó el sábado a Mendizorroza. Un arranque de partido desastroso ante el Mirandés echó por tierra cualquier opción de puntuar y con la derrota ante el vecino burgalés se acentuó aún más el mal momento por el que está atravesando el cuadro albiazul. El balance en las últimas cinco jornadas es demoledor. Una victoria, un empate y tres derrotas. Solo cuatro puntos de los quince que se han puesto en juego. Y tres tropiezos casi encadenados (Numancia, Ponferradina y Mirandés) que igualan la cifra de fiascos absolutos que El Glorioso había sufrido en las catorce primeras jornadas ligueras. El equipo de Alberto se ha quedado anclado en la zona baja, aunque aún conserva cierto margen de maniobra con respecto a la línea roja que marca el peligro real. El escaso rendimiento de los equipos que se encuentran en puestos de descenso es el que le permite respirar aún con cierta comodidad, pero en el durísimo cierre de la primera vuelta (visita a Valladolid y duelo a Vitoria contra el Las Palmas) es obligatorio sacar algo positivo si no se quiere cerrar la primera vuelta con menos de esos 25 puntos que suponen la teórica mitad de los 50 que aseguran casi siempre la salvación.
Se ha venido abajo el Alavés cuando amenazaba con dar un salto hacia arriba en la clasificación. Tras la brillante victoria en el campo del Betis, el cuadro albiazul vivía uno de sus mejores momentos. Su nivel defensivo rozaba el sobresaliente y eso le permitía puntuar con asiduidad. Con solo tres derrotas, se había destapado como un rival tremendamente competitivo y capaz de plantar cara con solvencia ante cualquier oponente de la categoría. Pero, desde entonces, esa fortaleza atrás se ha venido abajo cual castillo de naipes. Y así han llegado los problemas.
En los cinco últimos partidos el cuadro albiazul encaja una media de dos goles. Una cifra del todo insostenible para un equipo que tiene graves problemas arriba. Y eso que recientemente ha mejorado un poco sus registros.
Esta versión alavesista está ideada para crecer desde la defensa y en cuanto la misma ha fallado el resto de males han sido mortales. Así, en los cinco últimos partidos se han sufrido las mismas derrotas, tres, que en el resto del curso.
Como suele ser habitual en estos casos, las miradas críticas se fijan ahora en la figura del entrenador. Reina la calma de momento, pero Alberto es el primero que sabe que los dos partidos venideros son vitales para su futuro. El técnico se encuentra en un momento delicado por culpa de la crisis de resultados.