Vitoria - Los responsables deportivos del Alavés marcaron en verano una idea futbolística en la que pusieron por encima en importancia la capacidad de sacrificio a la calidad técnica. El ejemplo del Eibar marcaba la pauta a seguir, dando una especial relevancia al compromiso y al desgaste físico y dejando en segundo plano el virtuosismo con el balón. Alberto ha adaptado sus planes a la exigencia de la dirección deportiva y a lo largo de toda la temporada se ha podido ver a un Glorioso aguerrido y peleón, pero con enormes carencias cuando ha tenido que idear con el esférico entre las piernas. En la cuestión actitudinal nada se le podía reprochar a este equipo. Hasta ayer. Los primeros veinte minutos perpetrados ante el Mirandés entran de lleno en la primera posición en cuanto a momentos dramáticos de la temporada. Un Alavés irreconocible, apático, incapaz de dar dos pases seguidos y que acabó regalando dos goles a un Mirandés que se llevó la victoria en ese tramo. Conocidas sus serias carencias futbolísticas, el cuadro albiazul ha cubierto sus pudores siempre a base de esfuerzo y compromiso. Ayer, sin esa actitud siempre elogiable, quedó completamente desnudo y todas sus vergüenzas fueron expuestas en veinte minutos para olvidar.

El cuadro vitoriano lo hizo todo absolutamente mal en ese arranque de partido en el que encajó dos tantos completamente evitables. Dos pérdidas, de Toti y Sangalli, en zonas de compromiso y dos acciones de vuelta en las que el Mirandés no encontró peajes en las autopistas que se le abrieron para correr a sus anchas. Primero Igor y luego Urko Vera. El primero con un disparo desde la frontal que rozó en Laguardia y el segundo rematando desde el suelo después de haber resbalado en un tiro que desvió Einar. Y es que ni siquiera en esto tiene suerte un equipo que ha perdido la fiabilidad defensiva del arranque del curso y que sigue teniendo enormes problemas en su ofensiva, sobre todo cuando juega en Mendizorroza.

No se puede decir que el equipo de Alberto no atacase posteriormente con insistencia. Otra cosa es que acertase. Como un león desdentado que tratase de matar a una gacela con las encías. Las oportunidades fueron múltiples y varias de ellas escandalosamente claras, pero a este equipo el gol le sale muy caro. Si para colmo encima le anulan dos tantos -el primero de ellos bastante discutible-, la misión se torna prácticamente imposible.

En este sentido, tampoco estaría de más analizar algunos aspectos del Alavés. Por ejemplo, la tendencia constante a buscar remates solo a través de centros desde las bandas. No maneja el equipo otra alternativa. En el plano individual la presencia continuada de Barreiro en punta parece condición ya innegociable.

Euskal selekzioa. Los seleccionadores vascos contaban con Óscar de Marcos como representante alavés en la tricolor, pero no pudo acudir por estar lesionado y a la dupla le faltó tacto a la hora de llamar a un jugador del Deportivo Alavés como relevo.