vitoria - Si hay algo que enorgullece a cualquier entrenador cuando se describe a su equipo es que se le asocie con el sustantivo solidez. Y es que precisamente es uno de los objetivos fundamentales que todos se marcan a la hora de enfrentarse a un nuevo proyecto. Esa solidez es la piedra angular sobre la que continuar construyendo y los conjuntos que alcanzan esa condición siempre suelen tener los buenos resultados como inseparables compañeros de viaje. Por ello, conviene estar atentos a las primeras señales que puedan indicar el inicio de la pérdida de esa robustez. Unos avisos que está recibiendo en las últimas semanas un Deportivo Alavés que muestra una peligrosa porosidad que está obligado a resolver antes de que cause daños irreparables.
La escuadra de Mendizorroza arrancó el curso con el recuerdo muy fresco de los gravísimos problemas defensivos que había arrastrado durante toda la temporada anterior y, por ello, su mayor esfuerzo se dedicó a tratar de blindar al máximo la portería defendida por Manu Fernández. Los esfuerzos dieron resultados y los adversarios se encontraban con muchísimos problemas para acceder hasta las inmediaciones del guardameta asturiano y más todavía para poder alojar la pelota en el fondo de sus redes.
Sin embargo, el paso de las semanas parece haber relajado el nivel de la exigencia o los contrincantes han sido capaces de encontrar atajos con los que esquivar las barricadas albiazules. No sea como sea, lo único cierto es que el balance defensivo del combinado de Alberto ha empeorado sensiblemente a lo largo de sus compromisos recientes.
Así lo reflejan los siempre fríos y concluyentes números. De los siete últimos encuentros oficiales que ha disputado, el Alavés no ha sido capaz de acabar con su portería a cero en ninguno de ellos. O, ampliando un poco el espectro, únicamente ha terminado imbatido uno de los once compromisos más cercanos. En concreto fue el duelo de la decimotercera jornada disputado en Mendizorroza ante el Sporting de Gijón y que concluyó con el cero a cero inicial.
Antes de esa cita, la escuadra del Paseo de Cervantes había firmado tres empates consecutivos ante el Racing en Santander, el Alcorcón en Vitoria y el Tenerife en la isla. En todos ellos se produjo el mismo resultado (1-1). Tras el espejismo con el Sporting, El Glorioso volvió a las andadas e inició la racha -que continúa abierta- de siete choques consecutivos encajando goles. Cinco de ellos fueron en Liga (1-2 en el Villamarín, 0-2 en casa contra el Numancia, 2-1 en Ponferrada, 2-1 ante el Albacete en Vitoria y 2-2 en Girona) y dos en la Copa del Rey ante el Espanyol (0-2 en Mendizorroza y 1-0 en Barcelona).
En definitiva, una tendencia peligrosa que, además, parece ir empeorando puesto que en cinco de sus últimos seis compromisos ha recibido dos goles. Así pues, el Alavés ya sabe cuál debe ser uno de sus buenos propósitos para nuevo año.