Vitoria - El año 2014 toca a su fin, pero el Deportivo Alavés quiere marcharse de vacaciones con un regalo de Olentzero unos días anticipado. Una victoria y tres puntos que sirvan para afrontar el período navideño con una tranquilidad casi absoluta, con el equipo más cerca de la zona alta que de la baja y dejando la sensación de que a poco que se mejore se puede aspirar a pasar un curso bastante plácido en el que el objetivo de la permanencia no va a ser tan sufrido como en el anterior. El Glorioso se quitó de encima un enorme peso con su sufrida victoria del pasado domingo ante el Albacete y, tras plantar cara sin suerte al Espanyol en Copa, en Girona buscará esa segunda victoria consecutiva que le permita dar un salto hacia arriba en la clasificación y, al tiempo, poner mucha tierra de por medio con la zona de peligro. Un último esfuerzo merece la pena.
El de Montilivi es un partido en el que el primer aspecto irrenunciable es no perder la concentración y la tensión competitiva. No sería la primera vez que algunos jugadores deciden mentalmente adelantar algún día las vacaciones, aunque en el caso del cuadro alavesista eso parece ciertamente complicado. En otros aspectos puede este equipo tener carencias, pero no en los que tienen que ser con el esfuerzo y el compromiso. Siempre ha sido así hasta ahora y en nada tiene que cambiar eso por mucho que justo cuando el colegiado señale el final del duelo arranque una semana de descanso. Y menos entendible sería una supuesta relajación teniendo en cuenta la magnitud del premio que puede hallarse en Girona.
Llega el equipo de Alberto al último partido del año con la defensa en cuadro y la obligación de repetir casi al completo la línea que ya jugó contra el Espanyol. Galán, Laguardia y Einar serán, casi con total seguridad, los únicos que vuelvan a ser titulares esta tarde con respecto a ese compromiso copero. Castillo regresará al lateral izquierdo, mientras que parece que el preparador irundarra se guardará en el banquillo la baza de Raúl García ante cualquier posible problema.
Por si fuera poco, en el último entrenamiento, ayer por la tarde en Barcelona, Ion Vélez sufrió una contractura en la pierna derecha que le obligará a quedarse de nuevo hoy en la grada, al igual que el pasado miércoles. Se trata de un contratiempo grave para Alberto, ya que el punta de Tafalla era fijo arriba. Además, tanto Manu Barreiro como Ranko Despotovic, las dos alternativas más lógicas si el técnico no quiere experimentos, jugaron completo el partido contra el Espanyol y acumularán cansancio.
El objetivo albiazules volver a morder a domicilio. En este caso a un equipo que no tiene tanto renombre como otros, pero que sobre el césped ha demostrado ser de los mejores de la Liga Adelante. Y es que el Girona, que se salvó la pasada campaña con una reacción en las últimas jornadas muy similar en sus registros que la que firmó el propio Glorioso, ha encontrado continuidad a su sensacional final de curso con un inicio excelente, solo empañado por la mala racha que atraviesa el equipo de Machín.
El rendimiento del Alavés como visitante está fuera de toda duda -los ejemplos de las maravillosas victorias ante Osasuna y Betis siguen nítidos en el recuerdo- e, incluso, mayor podía haber sido el premio acumulado de no ser por despistes puntuales o fallos de concentración muy concretos. El último ejemplo de estos se vivió en el viaje a Ponferrada, donde el cuadro vitoriano dio un curso durante buena parte del choque hasta que hizo acto de presencia un Pablo Infante que le dio el triunfo al cuadro local con un par de genialidades.
El Girona también maneja jugadores de enorme calidad en su vanguardia, con Felipe Sanchón y Sandaza al frente. Además, defensivamente el equipo de Machín es de lo mejor de la categoría, con Becerra bajo palos postulándose para la máxima categoría con unas intervenciones que están dando muchos puntos a su equipo. Atención máxima con los primeros y fortuna ante el segundo. Es lo que buscará El Glorioso en el cierre de 2014 para marcharse de vacaciones con 25 puntos y la mitad del camino hacia la salvación ya recorrido. Por eso, un último esfuerzo en Montilivi merece la pena.