Vitoria - Los cuatro clubes que han ascendido esta temporada a la Liga Adelante procedentes de Segunda División B están rompiendo con la tendencia de las últimas temporadas que señalaba que los recién ingresados en la nueva categoría conseguían, con más o menos apuros, salvar el curso de manera mayoritaria aunque fuese con el aprobado raspado que el propio Deportivo Alavés protagonizó la pasada campaña con la salvación en el último segundo en Jaén. Precisamente, de los tres equipos que acompañaron al cuadro vitoriano en su regreso a la división de plata, los andaluces fueron los únicos que perdieron la categoría. El Eibar protagonizó un histórico ascenso a Primera, mientras que el Tenerife conservó la plaza sin apuro alguno. Una tendencia muy similar a la de campañas precedentes y que puede romperse en la presente. Y es que los recién llegados Leganés, Racing, Albacete y Llagostera están sufriendo enormes problemas para adaptarse a las exigencias de Segunda. Los dos últimos se encuentran cerrando la clasificación, los cántabros en puntos de descenso pero fuera por diferencial de goles y los madrileños solo un punto por encima de la línea roja.

Entrar en la Liga Adelante, ya sea mediante descenso o ascenso, supone en las últimas temporadas quedarse durante un tiempo en casi todos los casos. Hay excepciones cada temporada, pero ni los que suben se van fácilmente de regreso a Segunda B ni los que bajan recuperan sencillamente su plaza en Primera. Y es que esta temporada la otra cara de la moneda, la de los problemas de los que vienen de la máxima categoría, sí que se está repitiendo. Valladolid y Betis se encuentran en zona de play off, pero pasando por serios problemas, aunque no tan graves como los de un Osasuna que está en descenso. Los ejemplos de equipos que bajan y no consigue volver a Primera en su primera tentativa son variados a lo largo de los últimos años: Zaragoza, Mallorca, Sporting, Racing, Hércules, Tenerife, Xerez, Numancia, Recreativo... Normalmente un equipo regresa a la máxima categoría un año después de su descenso, pero son más los ejemplos de los clubes que se instalan durante un largo tiempo en Segunda o, incluso, de los que no son capaces de frenar la caída y salen del fútbol profesional muy rápido. El propio Alavés fue protagonista de ese rápido descenso a los infiernos del fútbol estatal no hace demasiado tiempo.

Recuperar la categoría máxima en un solo año es dificilísimo, pero no lo es tanto conservar la plaza en la Liga Adelante para los recién ascendidos. Como ya ha quedado reflejado, la pasada campaña solo bajó el Jaén de los recién llegados desde Segunda B. Hace dos cursos, Ponferradina (7º), Castilla (8º), Lugo (11º) y Mirandés (15º) se salvaron, rozando el cuadro leonés el play off. En la 2011-12 Guadalajara (16º) y Murcia (18º) se salvaron sobre el césped, mientras que el Sabadell (19º) conservó la plaza por el descenso del filial del Villarreal tras bajar el equipo matriz a Segunda, siendo el Alcoyano (21º) el único recién llegado que bajó. En la 2010-11 ya se vivió el caso de dos ascensos consecutivos en dos años con el Granada como protagonista. El conjunto nazarí fue quinto al final del curso, pero por delante, tercero, quedó otro recién llegado como el Barça B y noveno fue el Alcorcón. El único que subió para volver a bajar en un año fue la Ponferradina.

Para encontrar el primer caso de dos recién llegados a Segunda que perdiesen la categoría en apenas un año hay que irse hasta la campaña 2009-10, cuando Real Unión y Cádiz no pudieron conservar la plaza que tanto les había costado conseguir dentro de un curso en el que Villarreal B y Cartagena sí lograron sus objetivos. En el curso 2006-07 también bajaron dos recién ascendidos (Ponferradina y Vecindario), lo mismo que les ocurrió a Nàstic y Burgos en la campaña 2001-02, aunque en el caso de los castellanos el descenso fue administrativo. En la 1998-99 esa situación la vivieron los filiales de Barcelona y Mallorca. Hay que retrotraerse hasta la temporada 1997-98 para encontrar a tres equipos que descendieron después de haber subido. Entonces solo se salvó el Numancia y bajaron Elche, Jaén y Xerez.

No son muchos los ejemplos de múltiples descensos por la vía rápida en las últimas campañas y a eso se aferran unos recién llegados que pueden romper esa tendencia que va camino de convertirse en histórica en Segunda. No lo tendrán para nada sencillo vistos sus problemas a lo largo del presente curso para adaptarse a la exigencia de la Liga Adelante, pero seguro que alguno de ellos consigue dar continuidad al éxito del pasado verano para que el sueño del fútbol profesional no se esfume de un plumazo.