0-1, minuto 61: Enrich. Apertura de Isidoro hacia la izquierda y Vicente pone un pase raso al desmarque de Enrich, que el limite del fuera de juego se queda solo ante Manu y le bate.

0-2, minuto 86: Julio Álvarez. Falta en la frontal a la derecha de la media luna que ejecuta Julio Álvarez por encima de la barrera y el balón entra tras golpear en el laguero.

Amonestó a Gaffoor (minuto 44) y Castillo (minuto 80).

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Vitoria - Arrancada de purasangre y parada de burro. Eso fue lo que le ocurrió ayer a un Deportivo Alavés que volvió a paladear el amargo sabor de la derrota, una bilis que no tragaba desde el desalentador partido echado por tierra en Mallorca. Tenía el cuadro albiazul la oportunidad de dar ese salto hacia arriba en la clasificación que tanto tiempo llevaba mereciendo y se quedó por completo hundido en el fango. Y con merecimiento, incluso. Y es que tras un primer cuarto de hora primoroso en el que el equipo vitoriano arrolló al Numancia, el cuadro visitante impuso su ritmo a base de controlar el balón. Salvaron los de Alberto una mala primera parte y un inicio de la segunda en el mismo mal camino, pero justo en el momento en el que Sangalli comandaba el intento de darle la vuelta al partido el equipo soriano encontró el camino del acierto para llevarse la victoria en Mendizorroza ante un Alavés que pasó del todo a la nada en un margen temporal muy corto.

La única novedad en el once de Alberto fue la entrada en punta de Barreiro para suplir al tocado Vélez y, como en Sevilla, salieron los albiazules con el acelerador pisado a fondo en busca de un gol tempranero que desequilibrase el duelo. Un par de saques de esquina consecutivos y las conexiones entre los activos Juli y Toti sirvieron para enseñar los dientes a un Numancia bien pertrechado y que buscaba en largo a Enrich, que fue el encargado de protagonizar la primera internada de peligro que Einar resolvió. Justo a renglón seguido, el colegiado anuló un gol de Toti en un fuera de juego muy ajustado. Una dentellada más de un equipo volcado al ataque en constante asedio a la portería defendida por Munir. Se encendía Mendizorroza con el buen juego de su equipo y también con las dudosas decisiones de López Amaya, que se dejaba en el tintero claras infracciones visitantes y penalizaba casi cada contacto local. Dicho sea de paso, lo de los arbitrajes en Mendizorroza en los últimos partidos comienza a rozar el esperpento y en granadino ofreció todo un repertorio de equivocaciones digno de archivo.

Tras ese intensísimo arranque de nuevo sin el premio del gol, las fuerzas se equilibraron con un cuadro soriano buscando la calma en sus acciones y tratando de forzar acciones a balón parado, especialidad de la casa. En una falta lateral vino el primer aviso serio con un cabezazo de Juanma que golpeó la parte superior del larguero. La pausa del equipo de Anquela anestesió a un Alavés al que el balón no le duraba nada en los pies y que tras su andanada inicial se esforzaba por cerrar todas las posibles vías de agua.

Se encadenaron uno tras otro los minutos de sufrimiento de un equipo que lo comenzó a pasar mal como nunca antes hasta la fecha en Mendizorroza. Solo algunos ramalazos de Toti conseguían destacar el juego de un Glorioso que durante excesivo tiempo estuvo a merced de un rival con excesiva presencia en zonas de compromiso, sobre todo a través de los constantes servicios de Julio Álvarez a balón parado. Solo en los minutos previos al descanso pudo quitarse de encima el Alavés esa sensación de agobio ante un rival ordenado y que con balón controlado hizo sufrir bastante. Hacía falta reponer oxígeno para buscar de nuevo las sensaciones del arranque.

No comenzó mucho mejor la segunda parte, con un Alavés frío en exceso que tuvo de nuevo el corazón en vilo en una ocasión en la que Vicente no llegó por poco a rematar a puerta vacía seguida poco después de otra oportunidad de Enrich. Sufrimiento de nuevo el de un equipo local a merced del un rival que controlaba los ritmos. Hacía falta encender la mecha de nuevo del explosivo juego con el que el equipo de Alberto martiriza a los oponentes y fue Sangalli desde el banquillo el elegido para ejercer de pirómano. El donostiarra prendió la mecha y llegaron dos buenas ocasiones de Juli y, sobre todo, Barreiro. Y justo cuando El Glorioso revivía, llegó el mazazo numantino, con un tanto de Enrich muy al límite con el fuera de juego.

No había otro camino que tocar a rebotado para no ver truncada la racha de partidos seguidos sin perder y una y otra vez se buscó la amenaza de Sangalli y del recién ingresado Vélez con sus apariciones por la banda derecha. El corazón estaba ya muchos pasos por delante de la cabeza. Más aún teniendo en cuenta que Alberto retrasó lo indecible el último cambio teniendo en el banquillo a Juanma y Tejera para poder aportar un poco de criterio. Al extremeño le dio para un par de detalles, mientras que el Numancia sentenciaba su victoria con un Julio Álvarez magistral en una falta directa.

Arrancada y poco más. El Alavés volvió a proponer un ritmo de locura en los primeros minutos y encadenó una serie de buenas ocasiones que de nuevo no fue capaz de aprovechar. A partir de ahí sufrió ante un gran Numancia y justo cuando volvía a asomar la cabeza mediada la segunda parte recibió el mazazo del gol de Enrich que fue decisivo.

Sin gol. La carencia rematadora del equipo en Mendizorroza comienza a ser altamente alarmante. El equipo albiazul se quedó ayer sin marcar en casa por cuarta vez en los ocho partidos que ha jugado, en los que solo ha conseguido siete dianas.

Fue el jugador del Alavés más activo durante todo el partido, evidenciando que se encuentra en un gran momento. Le anularon un gol y comandó el ataque y las mejores ocasiones.

Volvió a actuar como extremo izquierdo y se encontró muy incómodo al no tener espacios para explotar su potencia física. Apenas tocó el balón y fue el primer sacrificado por Alberto.

Sin reacción. Un muy buen arranque vino seguido de un tramo posterior en el que el Alavés se vio ampliamente superado por un Numancia que es el mejor equipo que ha pasado por Mendizorroza. Incapaz de imprimir un ritmo alto y de hacer sufrir al rival con la presión, el cuadro albiazul sufrió muchísimo en defensa y no tuvo alternativas en el juego más allá de los balones abiertos a las bandas.