Vitoria - La cantera del Deportivo Alavés no se caracteriza por ser la más prolífica del fútbol estatal, pero lo cierto es que de vez en cuando Ibaia ofrece una de esas perlas que dan un alto rendimiento a lo largo de un amplio período de tiempo. Ejemplos hay unos cuantos en la historia de un club acostumbrado a sacar pocos pero talentosos proyectos y también a traspasarlos al mejor postor en cuanto han despuntado. O incluso sin siquiera llegar a asomar. Óscar de Marcos, Igor Martínez y Alberto Morgado fueron los últimos productos de enorme talento que ofreció la ciudad deportiva albiazul. No serán recordados por aportar mucho en el plano deportivo porque en el caso de los dos primeros el paso por el primer equipo fue fugaz -sobre todo el extremo de Laguardia, que duró media campaña tras subir del filial- y el tercero ni siquiera llegó a estrenarse, pero a nivel económico reportaron una inyección muy importante a unas arcas del club por entonces enormemente necesitadas de dinero. En varias ocasiones ha señalado Javier Zubillaga que la política de futuro de la entidad tiene que pasar por girar sus ojos hacia el fútbol base y explotarlo tanto deportiva como económicamente y esa doble vertiente la encarna a la perfección un Einar Galilea que ya ha demostrado que es un excelente jugador para el presente del equipo y que también puede ser un excelente negocio para el futuro del club.

El joven jugador vitoriano ya tiene en su memoria unos cuantos recuerdos archivados que van ligados al Glorioso. El primero, el 19 de mayo de 2013. Apenas tres días antes de cumplir diecinueve años, Natxo le daba la alternativa en el primer equipo. Era el último partido de la fase regular en Segunda B, el Alavés ya era campeón de grupo y el duelo contra el Izarra no servía para nada. No es que Merkatondoa fuese el estadio más espectacular del mundo para debutar, pero allí lo hizo un Einar que jugó 16 minutos al final supliendo a su compañero en el filial Santi Taboada. Fue un año de estrenos el último en la categoría de bronce, ya que Natxo González también hizo debutar esa temporada a Sergio Llamas y Sergio Herrera. Y esos minutos, 16 en el caso de Einar, les sirvieron para pasar a la historia del club como miembros del equipo del ascenso y campeones de Segunda B.

Ya con el club en la categoría de plata, también Juan Carlos Mandiá vio algo especial en el joven central vitoriano que jugaba en Tercera. Rápido, zurdo, habilidoso con el balón, con un aplomo impropio de su edad... Y cuando llegó el momento no dudó a la hora de hacer su apuesta. Primero dándole entrada en Soria para perder algo de tiempo en el descuento. Posteriormente, otorgándole media hora en Las Palmas con la victoria aún en juego, siendo el primer cambio del equipo y con otras alternativas defensivas en el banquillo, Mandiá evidenció su confianza en él.

del primer equipo Con esos antecedentes, y las dudas en el entorno acerca de lo que ya podía haber ofrecido Einar a lo largo de la pasada campaña en una plantilla con enormes problemas en el centro de la zaga, que el vitoriano iba a tener un hueco fijo en el primer equipo era una evidencia. Su buena labor en la pretemporada, el hecho de perfilar solo una defensa con otros tres centrales y la lesión de Jarosik no hicieron más que certificar la clara apuesta por el canterano.

Desde el arranque del curso, su presencia en las convocatorias ha sido prácticamente inamovible con la única excepción de una lesión de rodilla que le apartó durante tres semanas. Y, a pesar de tener por delante una pareja de centrales como Migue y Laguardia que han demostrado repetidamente su solvencia, el vitoriano ha demostrado que tiene capacidad de sobra para ganarse minutos por méritos propios. Y el ejemplo está en el último partido contra el Sporting, cuando Alberto apostó por él claramente dejando en el banquillo a Laguardia sin que mediase un problemas físico o una sanción -eso ocurrió en su primera titularidad, contra el Llagostera- o sin que se tratase de un partido de Copa, un torneo en el que ha disputado todos los minutos.

En dicho duelo con el Sporting, Einar volvió a evidenciar que se encuentra en condiciones de ser un jugador ya útil en el presente. Un error inicial de cierta gravedad vino seguido de una actuación de una solvencia insólita para un chaval de veinte años. Rápido y seguro en el corte, confiado en la salida con el balón y hasta dando órdenes a sus compañeros. Todo un mariscal.

Y, como es evidente, dichas virtudes no pasan inadvertidas a los muchos ojos que se citan en Mendizorroza. Central, polivalente, joven, zurdo y con cierta experiencia. No hay muchos futbolistas que puedan presentar semejante hoja de servicios a su edad. Einar es jugador ya de presente, pero todo hace indicar que a futuro será una nueva opción de negocio para las arcas del club. El crecimiento del jugador no se le escapa a nadie y menos aún a aquellos ojeadores y técnicos que llevan años ya con su nombre subrayado en rojo. De momento, tiene contrato en Vitoria hasta el 30 de junio de 2016 y bien haría el Alavés en sentarse de nuevo a renegociar las condiciones para, llegado el caso, poder sacar tajada pecuniaria de la última gran perla salida de la factoría de Ibaia.

Gran nivel. Natxo González hizo debutar a Einar con el primer equipo el 19 de mayo de 2013 en Merkatondoa, Mandiá le dio la alternativa en Segunda y Alberto ha hecho de él una alternativa fiable en sus esquemas.

Presente y futuro. El vitoriano ya ha demostrado que puede ofrecer un alto rendimiento sobre el césped y a futuro también podría reportar un importante ingreso en forma de traspaso.

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Minutos acumula Einar en los siete partidos oficiales (cuatro en Segunda, dos en Copa y uno en Segunda B) que ha jugado con el primer equipo alavesista, siendo titular ya cuatro veces.