Para el Deportivo Alavés la llegada del mes de noviembre supone el momento de purgar sus penas del pasado. Desde que el día 19 de este mismo mes del año 2009 se firmase el convenio de acreedores que daba pie a la subsistencia económica del club, la penúltima página del calendario ha supuesto la particular condena para una entidad que, por fin, puede ahora quitarse de encima el yugo que desde hace tanto tiempo le viene amargando la existencia. Y es que la cuota que la entidad del Paseo de Cervantes habrá de abonarle este mes a su largo listado de antiguos acreedores es ya la última de una lista de cinco que se han ido pagando, no tan religiosamente como se debería, desde 2010 hasta ahora. Cuando en 2014 se afronte el abono de esa cuota anual que ronda el millón de euros -la cifra se incrementa ahora sensiblemente al tener que hacer frente el club a los créditos subordinados-, El Glorioso podrá decir con orgullo que ya ha pagado todas las facturas del pasado -con la quita del 50% correspondiente, eso sí- y que es una de las entidades deportivas más saneadas del panorama estatal. Que no es moco de pavo viendo los problemas que hay en muchos clubes.
Desde las oficinas de la entidad se afronta este último pago como un trámite obligado que supondrá cerrar la puerta del pasado y abrir la del futuro. Dmitry Piterman, al que continúa siendo imposible meter mano desde el punto de vista pecuniario, fue el conductor del particular descenso del Alavés al Hades y no poco ha sido el tiempo que se ha necesitado para que la situación regrese al punto original de cierta normalidad. El trienio negro del ucraniano como presidente se dejará de pagar en noviembre en lo económico, aunque lo deportivo ya es un mal del todo irremediable. En el aspecto social, también el club ha renacido de sus propias cenizas y el aspecto desangelado de Mendizorroza ha dejado paso a un estadio envidiado por no pocos clubes.
del miedo a la tranquilidad El Alavés pondrá fin este mismo mes de noviembre al concurso de acreedores con el abono de sus últimas deudas arrastradas. Un proceso tremendamente farragoso y largo que empezó con un balance negativo en la caja de 25.159.954,08 euros reducido a 12.949.341 euros tras la suscripción del convenio el 19 de noviembre de 2009. La mitad de esa deuda correspondía a la Diputación de Álava, con la que se firmó un acuerdo trascendental para el alquiler del colegio de Izarra, así que en cinco años el club ha tenido que abonar los créditos privilegiados y las cinco cuotas correspondientes al resto de créditos, tanto ordinarios como subordinados. En total, alrededor de seis millones de euros.
La tranquilidad con la que ahora se afronta el pago del último plazo -es un poco más elevado que los anteriores al incluir los créditos subordinados, que suponen cerca de 200.000 euros más- dista mucho de las penurias que se pasaron en los meses siguientes a la firma del convenio. La solicitud de pago por parte de los acreedores privilegiados obligó a desembolsar un millón de euros a principio de 2010 que dejó las arcas de la entidad completamente vacías. Así, sin apoyo alguno de las instituciones, tanto Fernando Ortiz de Zárate como Alfredo Ruiz de Gauna -dos personajes clave en la historia del club, en demasiadas ocasiones menospreciados y sin los que no se podría entender la supervivencia de El Glorioso- sufrieron lo suyo para mantener a flote a un club ahogado en lo monetario por las reclamaciones de pago que podían conducir a la liquidación, una amenaza que ahora parece muy lejana pero que por aquellos meses de finales de 2010 y principios de 2011 fue excesivamente real.
El giro drástico a la situación se concretó el 24 de junio de 2011. Tras un largo proceso de gestación, por fin se produjo el desembarco de Josean Querejeta en El Glorioso con un jugoso convenio económico blindado con la Diputación, el Ayuntamiento y el Gobierno Vasco. El dinero de las instituciones unido al procedente de una ampliación de capital y a un crédito bancario permitió dar aire económico y solventar las cuentas pendientes de anteriores etapas, al tiempo que aseguraban estabilidad de cara al futuro. Unos primeros rayos de sol que se vieron acompañados de manera decisiva con el ascenso a Segunda División en junio de 2013, lo que suponía acceder a unos ingresos con los que no se contaba en la categoría de bronce y que suponían el salvavidas económico suficiente para solventar el tramo final de un concurso de acreedores que ahora toca a su fin.
un futuro ilusionante El último pago de la deuda llega con el equipo enrolado de nuevo en el fútbol profesional, ya que después del citado ascenso se consiguió una agónica permanencia que vale su peso en oro para el futuro de la entidad. Y es que el primer año en la Liga Adelante, con la seria posibilidad de perder la categoría, se presentaba como un enorme peligro que se salvó de la manera más inverosímil. El descenso no hubiese sido impedimento para abonar la última cuota concursal -el dinero asegurado por el convenio supone en este sentido un salvavidas infalible que ha sido clave para sanear por completo las arcas albiazules-, pero el Alavés no se encontraría en la excelente plataforma de lanzamiento hacia cotas mayores que ocupa en estos momentos con una tesorería a punto de estar del todo saneada.
Muchas son las veces que Querejeta ha repetido que su objetivo es que el Alavés vuelva a alcanzar las más altas cotas que no hace tanto tiempo logró. O, incluso, superarlas, que no es el mandatario de Lazkao una persona falta de ambición. Los primeros pasos, los cimientos, ya están puestos tanto en lo económico, con el abono de toda la deuda pendiente, como en lo deportivo con la presencia en Segunda División. Así, el objetivo en la presente campaña vuelve a ser la permanencia para así poder estar en los primeros puestos de la parrilla de salida de la temporada 2015-16 en cuanto a capacidad de gasto.
La Liga de Fútbol Profesional, mediante su control presupuestario, ha limitado mucho la capacidad de gasto en su plantilla del club vitoriano en sus dos primeras campañas en Segunda y, pese a ello, el Alavés es el noveno con una mayor capacidad de inversión en la categoría, disponiendo de 3,5 millones de euros de inversión. Una vez liberado del yugo del concurso que ha obligado a guardar un remanente monetario mayor por obligación de la LFP -los clubes que arrastran deudas o han estado intervenidos judicialmente o concursados tienen que guardar un remanente monetario mayor en su particular hucha de ahorro para evitar posibles complicaciones-, la entidad vitoriana incrementará sensiblemente el dinero disponible para confeccionar un proyecto para luchar por el ascenso en la campaña venidera.
Eso sí, la liquidación del convenio de acreedores también vendrá acompañada del punto final del acuerdo que Querejeta suscribió con las instituciones locales para concretar su desembarco. El gran pacto entre los principales grupos políticos y el presidente baskonista recogía unas ayudas económicas de enorme relevancia para las arcas del club y esos convenios con Diputación, Ayuntamiento y Gobierno Vasco tienen en el año 2015 su fecha de caducidad.
Con un cambio de los equilibrios políticos en el horizonte con las elecciones municipales y forales y unas cuentas públicas que no están para muchas alegrías, todo hace indicar que el Alavés verá mermada esta ayuda económica de las instituciones en un futuro no excesivamente lejano -ya le está ocurriendo al Baskonia- y por ello será cada vez más importante saber explotar los recursos propios.
Pieza fundamental. Compró el club a Piterman y abrió el proceso concursal que salvó a la entidad de la liquidación, pero sin apoyo institucional hubo de apartarse antes de regresar y volver a irse, de la mano de Querejeta. Clave en la supervivencia.
Mano salvadora. Relevó a Ortiz de Zárate y salvó la primera situación comprometida abonando las deudas pendientes, pero también le falló el apoyo de las instituciones y el ahogo económico le obligó a dar paso a Querejeta. Salvó un momento trágico.
Deseado salvador. Su sombra venía planeando sobrel el futuro del Alavés desde hacía mucho tiempo. El deseado por las instituciones, consiguió su apoyo total para solventar la complicada papeleta económica de un club que hoy está saneado.