Vitoria - Veni, vidi, vici. La expresión que Julio César espetó al Senado romano tras su victoria sobre Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela bien se le puede aplicar a un Dani Toribio que en apenas un mes se ha ganado el respeto de Mendizorroza y la confianza de un Alberto López que le ha dado galones dentro del equipo. El mediocentro catalán se convirtió en el fichaje más enrevesado del verano del Deportivo Alavés, pero no es difícil ahora entender la insistencia de Javier Zubillaga para hacerse con sus servicios. Quienes no le conocían no han tardado demasiado en rendirse a la capacidad táctica del pivote gerundense, que se ha convertido en una pieza indispensable en los planes del preparador irundarra para aportar ese equilibrio que todo equipo necesita entre el ataque y la defensa. Así, el catalán es el primer eslabón en la cadena de creación del juego ofensivo dando salida rápida y precisa al balón, mientras que cuando toca emplearse en las tareas defensivas se convierte en el particular guardaespaldas del colectivo. En el lugar adecuado, en el momento preciso; Toribio es el particular seguro de vida de El Glorioso.
Uno de los grandes quebraderos de cabeza de la dirección deportiva el pasado verano fue cerrar la contratación de un pivote de corte defensivo pero con capacidad para dar salida al balón con cierta solvencia. Con Jagoba Beobide y Manu García se contaba con una fuerza física excepcional, pero la ya histórica pareja albiazul presentaba unas carencias tácticas y técnicas que había que cubrir con un mediocentro de un perfil diferente con el que poder conformar en el eje del campo un dúo con dos centrocampistas de características complementarias.
Buscaba Zubillaga un jugador que se situase por delante de los dos centrales, con un enorme sentido táctico para ocupar los espacios libres cuando el equipo se fuese al ataque y también con capacidad para dar salida al balón jugado con velocidad y toque preciso. Algo similar a los que ofrecía Jaume Delgado en cuanto al posicionamiento sobre el césped y el sentido táctico a la hora de colocarse siempre en posiciones ventajosas, pero con mayor calidad con el esférico en los pies para acelerar la transición desde las posiciones defensivas a las ofensivas.
Durante mucho tiempo, el primero en la lista de los deseados fue el exjugador de la Real Sociedad Javi Ros, pero las constantes largas del navarro -quien finalmente suscribió un contrato con el Mallorca mucho mejor en lo económico de lo que se le ofrecía en Vitoria, pero que a nivel deportivo no ha salido bien parado en los primeros partidos de la nueva temporada- llevaron al riojano a cambiar de objetivo para reforzar esa zona.
pendientes del murcia Ya por aquel entonces se encontraba en plena ebullición el descenso administrativo del Murcia y con la opción cada vez más real de que el club grana no siguiese en la Liga Adelante muchos fueron los jugadores que salieron al escaparate pues el equipo pimentonero cuajó una temporada excepcional el pasado año y presentaba varios nombres llamativos. Entre ellos el de Dani Toribio, quien conformando pareja con Acciari o Dorca se convirtió en un jugador fundamental en los planes de un Julio Velázquez que apostó por un estilo -férrea defensa, pocos pases y fútbol muy directo- que ahora el propio Alavés pretende seguir. Por lo tanto, la pieza encajaba perfectamente.
El primer contacto con el futbolista se saldó con un rápido acuerdo. Pero quedaba una traba importante en forma de contrato en vigor con el Murcia. Toribio se debía al club grana en el caso de continuar en la Liga Adelante, pero podría abandonarlo en caso de descenso a Segunda B. De todos es conocido cómo se alargo el proceso casi hasta el arranque de la competición, pero una vez certificada la pérdida categoría por parte del cuadro pimentonero el mediocentro gerundense fue de los primeros en despedirse y hacer las maletas rumbo al nuevo destino.
El martes 26 de agosto se anunciaba si fichaje, el miércoles 27 completó su primer entrenamiento y era oficialmente presentado, el domingo 31 entraba en la convocatoria ante el Recreativo en un partido en el que acabó jugando 20 minutos. Desde entonces, su presencia en el centro del campo se ha convertido en una constante invariable. Titular indiscutible, ha completado todos los minutos en los últimos cinco compromisos ligueros, aunque le tocó descanso en Copa.
pivote en solitario En los primeros partidos Alberto siguió optando por un doble pivote clásico, pero en los dos últimos en Mendizorroza, vistas las características de Toribio y lo que le puede aportar al colectivo, el preparador irundarra ha optado por una configuración más flexible con los dos mediocentros. Así, el catalán ejerce de ancla del equipo como pivote defensivo en solitario con Manu García gozando, gracias al sensacional criterio táctico de un compañero al que parece imposible pillarle en un renuncio, de mayor libertad para moverse por el campo aprovechando su fortaleza física para agobiar en la presión y también sumarse al ataque. Esa pujanza del vitoriano también la pueden aportar tanto Jagoba Beobide como Rafa García, jugadores ambos de un marcado perfil físico que también se complementaría a la perfección con el nuevo mandamás del centro del campo alavesista.
Apenas cinco partidos han servido para comprobar que Toribio es uno de esos jugadores que, a pesar de no destacar, son fundamentales en los equipos. Siempre bien colocado, sin miedo para hacer una falta en el momento adecuado, atento a guardar las espaldas ante cualquier posible despiste y sin complicarse a la hora de sacar el balón con rapidez. Parece el gerundense contar con ese sexto sentido que algunos jugadores tienen y que les hacen prever la dirección que va a tomar el balón o los movimientos del rival un instante antes de que se produzcan, lo que les permite a ellos adelantarse. Inteligencia supina y enorme criterio son las aportaciones en el centro del campo de un futbolista que en muy poco tiempo se ha ganado un hueco muy importante en los planes de Alberto.