Vitoria - Mucho llegar, pero poco rematar. En esta frase se puede resumir el partido de ayer de un Deportivo Alavés que no fue capaz de escaparse de la tela de araña tejida por un Llagostera que interpretó a la perfección un guión completamente esperado. No se pudo hacer descarrilar a un cuadro gerundense que supo defenderse con soltura aprovechando al máximo los recovecos de un reglamento que da mucha ventaja a los equipos que no quieren jugar al fútbol cuando los colegiados no lo aplican hasta su último límite. Ante la solidez defensiva del cuadro de Castillejo, el conjunto vitoriano lo intentó de todas las maneras posibles, pero sin llegar a crear demasiadas ocasiones de peligro. Así, su único remate claro sobre la portería defendida por René llegó en el tramo final de la primera parte con un disparo cruzado de Despotovic. Insistió hasta la extenuación el cuadro albiazul, pero con el paso de los minutos la acumulación de los acabó por fundir los plomos de un equipo que se quedó sin ideas y que tampoco en el banquillo encontró soluciones para dinamitar el entramado de contención de un Llagostera que a punto estuvo de llevarse el premio gordo en los minutos finales.

En el inicio del partido se pudo ver mucha variedad de alternativas por parte de un Alavés que buscó todo tipo de opciones para sorprender a su rival. Balones a las bandas, rupturas desde atrás de los laterales, muchos esféricos a los pies de los creativos Juli y Tejera, presencia de Manu García como segunda punta, múltiples y diferentes jugadas de estrategia de pizarra... El arsenal fue bastante profundo, pero el resultado de la ofensiva fue un choque constante contra la pared del equipo gerundense. El citado remate de Despotovic fue lo mejor antes del descanso y en el paso por los vestuarios no se refrescaron las ideas.

La acometida se convirtió ya en asedio en el arranque del segundo acto, cuando Piñeiro Crespo dejó sin castiga un penalti por mano de Alcalá. Entonces Alberto optó por hacer unos cambios que se antojaban ya necesarios, pero la identidad de los sustitutos y, sobre todo, de los sustituidos, sorprendió bastante.

El primero en irse del césped fue un Tejera que había sido el mejor del equipo. El mediapunta, además, es uno de los pocos jugadores de este equipo que cuenta con la brillantez necesaria para inventarse un pase inverosímil. Otro es Juli y el tercero un Juanma al que ayer se echó mucho en falta al final.

Entró primero Toti y luego Vélez, en su caso por un Despotovic que se antojaba también necesario en el campo. Más pelea, pero menos control. Y al final el equipo se vino abajo por culpa del cansancio que supone pasarse todo el partido atacando. Sin ideas y sin fuerza, incluso el empate corrió peligro.

Fútbol base. En Olabide no se entiende el malestar del Alavés por acoger la escuela de tecnificación del Athletic cuando las dos entidades vitorianas ya tuvieron conversaciones para alcanzar un acuerdo y la oferta albiazul fue ínfima.