vitoria - La pasión por el Alavés mueve montañas. Por el fútbol, se puede llegar incluso a cometer locuras. Gorka Muñoz es uno de los muchos albiazules de pro que estará presente este sábado en el campo de La Victoria de Jaén. Su fervor hacia el equipo no se remonta a una época reciente sino a hace más de un cuarto de siglo. Decidió hacerse abonado del inquilino de Mendizorroza hace 26 años, en 1988, cuando los Txosa, Biota, Aguirreoa, Feijoó y compañía empezaron a formar un bloque compacto que dos años más tarde concretaría el ascenso a Segunda División B. Desde entonces, ha vivido la etapa de mayor esplendor del club con varias presencias consecutivas en Primera División o la histórica final de la UEFA en Dortmund y también una de las más oscuras derivada de la penosa gestión de Piterman.

El alavesismo se halla extendido por todos sus poros y ello le llevó en su día a disuadir a su mujer, que regenta Viajes Gasteiz, para que organizara desplazamientos del conjunto vitoriano. Desde la pasada temporada, este establecimiento ubicado en Salburua facilita la riada de aficionados a diversos campos de la geografía española. Uno de los primeros, en enero de 2013, fue el del Camp Nou para presenciar el histórico encuentro copero ante el Barcelona del malogrado Tito Vilanova. En los últimos meses, también ha posibilitado la presencia de decenas de albiazules en Gijón y Madrid, éste último para seguir in situ el choque ante el Castilla.

En vísperas de la madre de todas las batallas en Jaén, con todo lo que hay en juego, Gorka y su mujer, Lourdes De Pablo, no podían resistirse a la tentación de fletar un viaje que incluye el autobús, la estancia en el hotel e incluso la entrada para el partido, facilitada por el propio lugar de alojamiento. De momento, ya hay 20 personas inscritas, pero ese número promete ampliarse durante estos días. Saldrán en la madrugada del viernes al sábado a las 5 de la mañana del parking de Arriaga, y retornarán el domingo a las 15.00 horas. Todos confían en que sea con la salvación bajo el brazo para que los cerca de 700 kilómetros que separan Vitoria de la localidad andaluza no se conviertan en una tortura insoportable.

"Yo soy un alavesista de toda la vida, como Julián Lanas", reconoce entre bromas. Con un buen trabajo de previsión, Gorka reservó hace un mes el hotel confiado en que el Deportivo Alavés llegaría vivo a la última jornada. Pocos lo hubiesen hecho, ya que en aquel momento el margen con respecto a la salvación era considerable. Sin embargo, la reacción del equipo dirigido por Alberto era algo que barruntaba. "Estamos a la espera de que nos confirmen desde el hotel el número de entradas que nos darán. En caso de que llenemos el autobús, me han dicho que me conseguirán localidades para todo el mundo. Con la excusa del fútbol, damos la oportunidad de pasar un fin de semana en algún sitio. Al del hotel le interesa que vaya cuanta más gente de Vitoria mejor. Saben que si no hay entradas, no hay hotel ni viaje", confiesa.

El Alavés no depende de sí mismo, pero el optimismo no puede ni debe perderse a pocos días de que el colegiado de el pitido inicial. En caso contrario, Gorka no se subiría a lo que cataloga como el autobús de la ilusión. "Ganando, estoy seguro de que nos salvamos. Con un par de resultados lógicos, no deberíamos sufrir problemas. Vamos de menos a más. Ellos se veían salvados hace 15 ó 20 días, aunque para nosotros mirándolo bien nos hubiese venido de vicio que no estuvieran metidos en problemas", recalca Gorka. Entre los candidatos a estrellarse en esta última jornada figuran, a su juicio, el Castilla y el Mallorca, que afrontan temibles salidas a Murcia y Córdoba, respectivamente. "Esos van a fallar. Con los tres puntos del Girona ante el Dépor, cuento seguro con la resaca del ascenso. Luego, que se ande con ojo el Mirandés. Al Lugo sí le vale el empate, pero a ellos puede que no", remarca este albiazul.

Ocurra lo que ocurra este sábado, transcurrido el subidón de la permanencia o la frustración de un descenso traumático, la temporada no le ha dejado un buen sabor de boca en líneas generales. "Los jugadores se van a ir de rositas si bajamos. No entendí muchas cosas de Mandiá. Zubillaga también tiene algo que decir porque él ha traído a los jugadores. Lo de Nano ha sido sangrante. Todo el mundo en la grada veía que no tenía que jugar menos los que tenían que verlo. Menos mal que hemos gozado con Viguera, nos va a dejar pasta. Lo de Guzmán tampoco se entiende que haya desaparecido", recrimina para concluir.