vitoria - Si de algo puede presumir el Deportivo Alavés en la presente temporada, es del incondicional apoyo que le ha brindado la grada de Mendizorroza. Pese a las numerosas y duras decepciones a las que ha tenido que hacer frente, la afición del equipo ha estado siempre junto al equipo y su ánimo sin descanso se ha hecho evidente a cada instante. Sin embargo, esta agradable realidad no se ha traducido en que el estadio del Paseo de Cervantes se haya convertido en un feudo inexpugnable para los adversarios albiazules. Más bien lo contrario.
Porque lo cierto es que la escuadra vitoriana ha dejado escapar más puntos de la cuenta cuando le ha tocado comparecer ante su entregada afición. Una hemorragia dañina y sin duda peligrosa pero que, al igual que las monedas, también tiene otra cara. Y es que para contrarrestar su deficiente comportamiento como local, El Glorioso se ha visto en la necesidad de reinventarse lejos de su propio campo y ahí sí ha obtenido los réditos deseados.
De esta manera, el Alavés presenta una tarjeta de visita letal lejos de Mendizorroza que le ha llevado a ser un huesped muy poco deseado por sus contrincantes. El motivo resulta evidente echando un simple vistazo a los números de la escuadra de Alberto López. Tras su éxuto del pasado domingo en el Anxo Carro lucense, el conjunto albiazul cuenta ya con más victorias lejos de casa que actuando como local.
Nada menos que en seis ocasiones ha sido capaz de emprender el viaje de regreso a casa con los tres puntos en el equipaje, mientras que los triunfos en Mendizorroza pueden contarse -literalmente- con los dedos de una mano. Todo ello, además, teniendo en cuenta que el equipo ha disputado un encuentro menos como visitante que como local. Únicamente el mayor número de empates -diez por dos- firmados ante su afición provoca que el balance general de puntos conseguidos sea todavía ligeramente mayor en las comparecencias en el Paseo de Cervantes. Así, 25 de los 45 puntos que en estos momentos aparecen en el casillero albiazul se conquistaron sin moverse de Vitoria mientras que los otros veinte restantes sí llegaron en los desplazamientos.
Este comportamiento del combinado alavesista, además de convertirlo en una visita poco recomendable, permite realizar una lectura optimista del decisivo tramo de la temporada que le queda por disputar. Y es que de las tres jornadas que decidirán la suerte definitiva del Alavés, dos de ellas se disputarán lejos en Mendizorroza. Se trata, en concreto, del derbi del próximo domingo en Ipurua y de la visita a Jaén que cerrará el campeonato. Entre medias, el plantel de Alberto recibirá la visita de un Numancia que, en caso de puntuar este fin de semana ante el Deportivo, llegará a la cita salvado.
Pero son precisamente esas dos salidas las que centran en estos momentos las mayores esperanzas de los aficionados. Más aún, después del último triunfo a domicilio cosechado el pasado domingo ante el Lugo. Una cita, en la que el equipo consiguió dejar de nuevo la portería a cero y ofreció una sensación de solidez prácticamente desconocida a lo largo del curso pero que, cuando ha aparecido, ha sido casi siempre lejos de Vitoria. Así, el triunfo en Huelva -segundo de los tres últimos desplazamientos y sólo empañados por el borrón de Ponferrada- fue otro ejemplo de lo mortífero que puede ser El Glorioso cuando despliega sus armas lejos de Mendizorroza. Además de gallegos y onubenses, Mirandés, Numancia, Las Palmas y Sabadell han sido sus víctimas. Si Eibar y Jaén se unen a esta lista, el Alavés estará un año más en la Segunda División.
Mejor fuera. El Alavés ha conseguido esta temporada ganar más partidos de Liga como visitante que como local. Así, cuenta con seis victorias lejos de casa por cinco en Mendizorroza, habiendo disputado un partido más en su feudo.
Dos más. En dos de sus tres últimos partidos de Liga, ante Eibar y Jaén, tendrá que ejercer de visitante.
Salvación. Si consigue mantener su buena línea actual a domicilio y sumar sendos triunfos en estas importantes contiendas que le restan, tendrá la salvación en sus manos.