Vitoria - Todas las palabras han quedado ya dichas y ahora llega el momento de los hechos. De nada sirve querer, ansiar o desear cuando todo depende del hacer. Y al Deportivo Alavés le toca esta tarde hacer lo posible y lo imposible para conseguir esa victoria que le acerque a la salvación por la que lleva toda la temporada peleando con más pena que gloria. Siempre quedará una vuelta de hoja en caso de nuevo tropiezo, pero las balas en la canana albiazul comienzan a escasear y cada disparo errado supone un incremento exponencial de la dificultad de una empresa que ya de por sí no tiene nada de sencilla. Por eso, la victoria ante el Deportivo se antoja como trascendental para conseguir el objetivo de la salvación. Y El Glorioso, como no podía ser de otra manera, no cabalgará solo en esta batalla en Mendizorroza.
Y es que si algo tiene este equipo es una afición de difícil parangón. Sumarse al carro de las victorias y de los títulos es extremadamente sencillo, pero seguir animando como cuando se gana a pesar de los constantes tropiezos tiene un mérito indescriptible como indescriptibles tuvieron que ser las sensaciones que ayer corrieron por los espinazos de esos jugadores que hoy tienen que sudar la camiseta por esos seguidores que nunca les dejan a un lado. Los futbolistas que tienen el orgullo de defender el escudo del Alavés en ningún momento podrán quejarse de que les halla faltado apoyo cuando han venido mal dadas y la mejor muestra es el botón que dejaron ayer los cerca de doscientos alavesistas que se plantaron a las diez de la mañana en Mendizorroza para dar su calor al equipo. Apenas fue un cuarto de hora, lo que duró el calentamiento, pero al que no le llegase a lo más hondo y le erizase los vellos es que anda algo falto de sangre en las venas. Con Iraultza 1921 al comando y la parafernalia de bengalas, banderas, tambores, megáfonos y la coreografía de todos conocida, el estadio del Paseo de Cervantes retumbó en sus cimientos al ritmo de los sones de la peña. Como para saltar al césped y no dejarse hasta el último gramo de esfuerzo por este sentimiento.
Del apoyo de la grada sabe de sobra la plantilla y lo que ayer fue una pequeña muestra será hoy un recital completo. Por ese lado, la victoria es segura. Ahora el equipo tiene que responder a ese ánimo inquebrantable de esta afición sufridora con una victoria que allanaría de manera considerable el camino a la permanencia cuando aún quedarían cuatro jornadas por jugarse.
Que no va a ser sencillo es una evidencia. Visita Mendizorroza el líder de la categoría, un Deportivo que es puro granito. El mejor equipo a domicilio y un muro prácticamente infranqueable por mucho que en sus dos últimas comparecencias no haya ganado. El equipo de Fernando Vázquez se asienta sobre una defensa casi inexpugnable y se dedica a contemporizar el ritmo siempre en busca del error del rival, del que suele sacar partido con su tremenda calidad ofensiva. Así las cosas, los pupilos de Alberto tienen que rebajar a la mínima expresión esos fallos que habitualmente cometen cuando se hallan con el balón en las piernas para tratar de realizar un fútbol práctico y sin floritura alguna que suponga un regalo desafortunado.
El camino es bien conocido por este equipo que pese a marchar a cola de la clasificación ha demostrado que en el tú a tú puede superar a cualquier oponente si no se le cruzan los cables con sus habituales charlotadas. Ahí, mantener la portería a cero vuelve a convertirse en prioridad ineludible para tratar luego de aprovechar las armas ofensivas de que dispone una plantilla de amplia variedad en este aspecto y donde actualmente brillan Viguera y las jugadas de estrategia.
De momento, la jornada dejó ayer buenas noticias, aunque no serán tales si el Alavés no gana esta tarde. El Hércules perdió en Gijón y puede quedarse ya descolgado de la pelea, mientras que en los dos duelos directos en la zona baja tanto el Numancia-Mallorca como el Girona-Castilla concluyeron en tablas y ninguno se escapa de la quema.