Vitoria. Arranca la segunda vuelta el Deportivo Alavés y lo hace con un duelo con el Girona que tiene aroma a final. Habrá quien considere que es demasiado pronto para comenzar a hablar en dichos términos, pero en juego esta tarde hay bastante más que tres puntos. También están la ilusión, el optimismo, las sensaciones positivas, el creer que se puede... Y es que el fútbol vive de las matemáticas, pero no se puede olvidar de los sentimientos. Y el enfado con el que el alavesismo abandonó Mendizorroza el pasado sábado y la decepción por ceder un punto como se cedió suponen una pesada losa que hay que levantar de manera inmediata para que ese pesimismo que ya se extiende como la niebla no acabe por calar en los huesos de un equipo que, hasta la fecha, no ha ofrecido ni de lejos el rendimiento esperado.
La obligación ahora no es otra que mejorar y comenzar a sumar puntos con una regularidad mucho mayor a la de una primera vuelta en la que no se alcanzó el objetivo mínimo. Y, para empezar, nada mejor que darle una estocada a un rival directo como el Girona, con el que se vivirá el tercer duelo del curso. Ambos contendientes abrieron la campaña con ajustada victoria catalana en Montilivi ante un Alavés en mantillas, pero ya en la Copa demostró el conjunto vitoriano que crecía a un ritmo mejor que el cuadro gerundense. Al final, ni lo uno ni lo otro. Fueron aquellos los mejores días del equipo de Natxo González, que cayó apeado del torneo del K. O. en la tanda de penaltis, mientras que el cuadro ahora dirigido por el exalbiazul Javi López no ha sido capaz de frenar su caída en picado desde entonces. Así, los dos equipos están en peligro.
En cuestión de nombres, no se esperan grandes novedades en la alineación de un Juan Carlos Mandiá que, por otra parte, sigue teniendo las habas contadas. La baja del sancionado Luciano la cubrirá en el eje de la zaga retrasando a Ortiz, mientras que en el centro del campo lo más probable es que entre Manu García. Pero, nombres a un lado, lo que sí que hay que cambiar de manera radical es la actitud con respecto al duelo contra el Jaén, donde se vio a un Alavés sin alma que deambulaba por el terreno de juego como si nada le fuera en ello. Y eso, que no la derrota, fue lo que provocó el descomunal enfado de una afición que empieza a cansarse de los constantes fallos de concentración de su equipo.
Con la entrada de la competición en su segunda vuelta, otro aspecto fundamental a tener en cuenta es el del gol average. Los resultados ante los rivales directos en el primer tramo del curso no han sido casi nunca positivos, pero, de manera mayoritaria, los tropiezos han sido por la mínima. Así ocurrió, por ejemplo, en Montilivi en el estreno. La prioridad no es otra que sumar los tres puntos, pero de conseguirlo el diferencial de goles también se convierte en un punto de valor añadido cuando comienza lo decisivo.