MUCHOS años antes -décadas incluso- de que la apertura de la AP1 facilitase enormemente el traslado entre Vitoria y la cuenca del Bajo Deba, el tránsito entre la capital alavesa y Eibar era ya más que fluido. Un flujo denso de comunicación en todos los órdenes del día a día que provocaba que las relaciones entre ambas zonas fuesen más que habituales. Conexiones de índole empresarial, personal, familiar, amorosas... Y, como no podía ser de otra manera, también futbolísticas. Lo que acontece sobre el césped acostumbra a ser un fiel reflejo de la vida cotidiana y, en este sentido, no debe extrañar en absoluto que las dos entidades más representativas de ambos territorios compartan numerosos nexos de unión.
A lo largo de sus ya dilatadas existencias, Deportivo Alavés y Sociedad Deportiva Eibar se han encontrado en infinidad de oportunidades y, en la gran mayoría de ellas, luchando por los mismos objetivos. Como es de suponer, esta rivalidad ha provocado que cada uno de sus enfrentamientos se viva con una intensidad especial pero, por otro lado, también ha generado ciertas dosis de afinidad entre los profesionales y los propios aficionados que se han estrechado conforme se han ido sucediendo los casos en los que una misma persona ha defendido ambas camisetas en diferentes momentos de su carrera.
El listado de todos estos casos es muy extenso y su origen se remonta a los primeros tiempos de albiazules y armeros. Y es que nombres míticos como los de Ciriaco o Echevarría (por no hablar del que posteriormente se convertiría en gran director y productor de cine Elías Querejeta) aparecen impresos con letras de oro en los libros de los dos clubes que se encontrarán el próximo sábado en Mendizorroza.
En cualquier caso, no se trata ni mucho menos de los únicos ilustres que han podido disfrutar de este tipo de derbis desde los dos vestuarios. Más cercanos en el tiempo son, por ejemplo, los casos de los inolvidables Alberto Biota, Matxon, Alberto Roth y José María Otadouy, Txosa, que, junto a otros cuantos más, consiguieron sacar al Glorioso del pozo de la Tercera División en la década de los noventa. Pues bien, todos ellos también disfrutaron de una etapa en la entidad armera.
Si continuamos avanzando en el calendario, podemos encontrarnos con figuras que también marcaron una época en el Paseo de Cervantes y que igualmente disponen de un pasado azulgrana. El gudari Aitor Arregi y Lluís Codina, sin ir más lejos, defendieron el escudo albiazul por los campos de Segunda B hasta lograr, por fin, el ansiado ascenso a la categoría de plata.
A partir de entonces arranca la etapa más brillante de la historia del combinado vitoriano y gran parte de ella se construye sobre la espalda de jugadores llegados desde Ipurua. Es en el momento en el que aterriza en Mendizorroza una leyenda como Antonio Karmona, que permanecería en el club durante casi una década convirtiéndose en el inolvidable capitán del equipo que emocionó a toda Europa pese a perder en Dortmund.
Durante esos años le acompañaron hombres como Jesús Bastida, Jon Solaun, Jorge Azkoitia, Edu Alonso, Raúl Gañán, Alberto Albistegi o Josu Sarriegi. Todos ellos vivieron antes o después de pasar por El Glorioso (en algunos casos las dos veces) años de competición en Eibar y disfrutaron de la tensión de los derbis desde las dos trincheras.
El inicio del declive alavesista que supuso el descenso a la Segunda División y la posterior aparición en escena del innombrable Dmitry Piterman no supuso, pese a todos los problemas, que se cortara el flujo de comunicación que mantenía de manera prácticamente permanente a ambas entidades. Más bien al contrario, se aumentó la intensidad del mismo. De esta manera, durante estos años completaron el recorrido jugadores como Joseba Arriaga, Ander Alaña, Roberto Cuevas, Fagoaga, Sendoa, Luis Prieto, Gaizka Garitano -actual entrenador de los armeros- o Jon Moya.
Pero las idas y venidas no se refieren únicamente a los futbolistas. De la misma manera, también los banquillos del Paseo de Cervantes y de Ipurua han contado con inquilinos comunes. Sin ir más lejos el actual de los armeros, Garitano, que previamente fue jugador de ambos clubes. Antes que él, Manix Mandiola, Josu Uribe y Miguel Etxarri (como secretario técnico en Vitoria y técnico en Eibar) ya conocían de primera mano la experiencia.