son tan graves y reiterados los problemas que arrastra el Deportivo Alavés que una nueva medicina aplicada durante apenas tres sesiones no es suficiente como para paliar todos los males arrastrados. Juan Carlos Mandiá, en su estreno, buscó soluciones en forma de alternativas, pero el conjunto vitoriano, a pesar de su reacción final, volvió a pagar sus carencias defensivas y sus dificultades a la hora de sacar el balón con criterio desde zonas retrasadas sin perderlo.
Se esperaba un toque distintivo en la alineación y fueron tres las novedades que presentó el técnico gallego. Por una parte, mostró su confianza en un jugador al que conoce a las mil maravillas como es Pepe Mora y en quien desde el primer momento depositó toda su confianza -entró por Luciano- a pesar de que el castellonense llevaba diez días parado y también recurrió a otro viejo conocido como Óscar Serrano -en sustitución de Toti- y le otorgó una titularidad que solo había disfrutado en dos ocasiones anteriormente. Más novedoso, por el cambio táctico, fue ver a Emilio Sánchez en el once como relevo de Jagoba Beobide, ya que de esta manera el preparador lucense rompía el doble pivote defensivo que era inamovible para Natxo González, quien nunca jugó con el albaceteño actuando por delante de la defensa y con un solo hombre de corte destructivo como Jaume.
Tácticamente, Mandiá apostó por dar continuidad al sistema 4-4-2, pero tratando de juntar un poco más las líneas en defensa para dificultar la circulación del balón y realizando una fuerte presión, desde zonas muy avanzadas, al jugador que se encontraba en posesión del esférico para entorpecerle, cerrando además los pasillos interiores y cediendo las bandas. Incluso, un punto más de agresividad se vio en los albiazules en esos compases iniciales, que en no pocas ocasiones han pecado justo de lo contrario y luego se han lamentado por no dar una patada a tiempo.
No obstante, la puesta en escena tuvo continuidad durante poco más de un cuarto de hora, el tiempo que tardó el Deportivo en explotar las débiles bandas alavesistas, el gran sufrimiento defensivo de un equipo en el que los laterales no dan abasto para contener todo el trabajo que se les viene encima. Así, de nuevo un fallo colectivo propició que el cuadro coruñés se pusiese por delante en el marcador en una jugada en la que en cualquier entrenamiento se encontraría una oposición bastante mayor y después la reacción final no sirvió de nada.