El Deportivo Alavés vuelve a agarrarse a Mendizorroza para tratar de solventar la situación de crisis que atraviesa desde hace semanas. Apela a Mendi como el fortín que en su día, por ejemplo, permitió al equipo mantener la categoría en Primera división en una tarde de infarto ante la Real Sociedad, o le empujó desde la grada para apear de la competición europea a rivales del calibre del Inter de Milán o el Kaiserslautern alemán. A unos y otros borró del mapa gracias, en parte, al empuje de la afición. Y a ella se aferra de nuevo el conjunto albiazul para solventar una nueva papeleta que, de un lado, evitaría la casi segura destitución del actual técnico, Natxo González, y de otra ayudaría de paso a enderezar el rumbo de un equipo lleno de dudas y desorientado. Porque a día de hoy. según han manifestado públicamente algunos jugadores como Emilio Sánchez, la solución a los males brilla por su ausencia.

El Deportivo Alavés comienza el próximo domingo una nueva liga. Y lo hace en el estadio del Paseo de Cervantes, donde se han conseguido dos tercios de los puntos que actualmente acumula el equipo, esto es, diez de los 15 puntos posibles. Y por cerrar los puntos en juego en Mendizorroza pasan gran parte de las oportunidades de supervivencia. De momento, cinco de los próximos siete encuentros que el Alavés disputará se jugarán en Vitoria, sin lugar a dudas una oportunidad mayúscula para romper tendencias negativas o bien terminar por complicar las actuales.

PONFERRADINA, PRIMER TEST En este escenario, los hombres de Natxo González se jugarán en apenas mes y medio 15 de los próximos 21 puntos en su estadio, ante su afición, ya que el calendario dibujado el pasado mes de julio presenta un final de diciembre con dos encuentros consecutivos en casa que se repetirán ya en enero con el cambio de vuelta y el retorno al inicio del calendario de nuevo. Necesita el Deportivo Alavés un empujón importante haciendo valer su buen juego en casa, ya que el equipo ha demostrado que es a domicilio donde tiene sus principales lagunas.

Por lo tanto, el mes y medio que resta por delante va a resultar decisivo no ya sólo para el propio técnico vitoriano sino para determinar si el equipo está condenado definitivamente a meterse en la pelea por mantener la categoría o si puede tomar un poco de aire. Actualmente, El Glorioso ocupa el puesto 19 en la clasificación -en descenso directo-, a uno de la salvación, que representa en este caso el filial del F.C. Barcelona.

En este espacio temporal de mes y medio resulta determinante el hecho de que se vayan a disputar cinco de los próximos siete partidos en Mendizorroza, donde el equipo está desplegando un buen fútbol, donde sólo ha sufrido una derrota y donde sus sensaciones están siendo positivas, aunque no siempre acompañadas por victorias. En siete partidos sólo ha ganado dos veces, empatado cuatro y perdido una. El serial de partidos decisivos se inicia este domingo con la visita de la Ponferradina, que ahora mismo aventaja en cuatro puntos al Alavés. Una semana después habrá que afrontar el duro desplazamiento a La Coruña y el año se cerrará con un doble compromiso en casa, ya que dos equipos de la zona alta como son Lugo y Eibar tendrán que viajar hasta Vitoria. Tras el regreso del parón navideño habrá que viajar a Soria, mientras que tanto el último partido de la primera vuelta (Jaén) como el primero de la segunda (Girona) tendrán de nuevo como escenario Mendizorroza. Más allá de enfrentamientos contra rivales que se encuentren en la zona alta o baja de la clasificación -este equipo ha demostrado que es capaz de plantarle cara a cualquier y que también puede naufragar ante cualquier oponente-, se vislumbra como trascendental esa sucesión de cinco encuentros casi enlazados en Mendizorroza, que serán cuatro de cinco con los dos últimos de diciembre y los dos de enero posteriores a la visita al Numancia. Cierto es que muchos de los rivales que visitarán Vitoria se encuentran en un gran momento, pero este Deportivo Alavés ya ha sacado los colores a varios de los mejores de la categoría, así que ahí no debe haber problemas. La obligación de aprovechar el calendario que viene por delante es innegable, ya que lo que ahora parece beneficioso se torna con el correr de las jornadas en la situación inversa. Y es que, una vez jugado el partido contra el Girona, el definitivo recorrido del calendario deparará dos partidos más a domicilio (11) que en casa (9), algo que teóricamente no es propicio.