vitoria. A punto de alcanzarse el primer tercio del campeonato en Segunda División, ha transcurrido ya tiempo más que suficiente para poder comenzar a extraer conclusiones sobre el rendimiento que está ofreciendo el Deportivo Alavés tanto en lo colectivo como a título individual. Cuando el equipo atraviesa probablemente su peor momento de juego desde que arrancó el curso, sobresalen aquellos exámenes en los que predomina el color rojo y que, como consecuencia del escaso rendimiento de sus autores están lastrando la capacidad de progresión del conjunto. Porque si para algo han servido los últimos encuentros en los que el combinado vitoriano ha ofrecido una versión de sí mismo muy alejada de la recomendable es para que el foco de la sospecha apunte con fuerza sobre varios integrantes de la plantilla.

Fundamentalmente, sobre muchos de los fichajes realizados el pasado verano. Incorporaciones destinadas a priori a ofrecer un salto de calidad a un núcleo de la plantilla proveniente de la Segunda B y sin apenas experiencia en la categoría de plata del fútbol español. Sin embargo, ese plus ha brillado por su ausencia hasta el momento. Más bien al contrario, se han convertido en repetidos protagonistas de las actuaciones más grises del Glorioso.

Salvo contadas excepciones -entre las que podrían contarse el guardameta Iñaki Goitia, el central Alex Ortiz y los mediapuntas Ion Vélez y Toti-, el resto de incorporaciones albiazules ha suspendido con claridad su evaluación continua hasta la fecha. Aunque es cierto que existen casos con condicionantes particulares, no lo es menos que hay varios nombres propios que están ofreciendo un nivel sensiblemente inferior a lo que se esperaba de ellos. Una circunstancia que provoca que el rendimiento global se resienta inevitablemente al depender casi en exclusiva del acierto de la vieja guardia.

Quizás el caso más llamativo, por inesperado, sea el de Emilio Sánchez. La capacidad del centrocampista albaceteño ya era conocida en Mendizorroza y, por ello, se confiaba en que fuera el faro de calidad en la zona ancha. Sin embargo, su estilo de juego está teniendo un muy difícil encaje en los esquemas de Natxo González, reduciéndose paulatinamente su presencia sobre el césped. Pero es que cuando ha disfrutado de oportunidades -como por ejemplo el pasado domingo en Valdebebas, donde recuperó la titularidad- ni mucho menos ha ofrecido argumentos para hacerse acreedor a un papel más protagonista. Una situación que corre serio peligro de enquistarse y que en el caso de un jugador que requiere de altas dosis de confianza para mostrar su mejor cara puede acarrear consecuencias difíciles de enmendar.

Otra de las grandes apuestas de la secretaría técnica en verano que hasta el momento no ha justificado el alto caché con el que llegó a Vitoria es Mauro Quiroga. El argentino está teniendo un papel muy residual y ni siquiera cuando las bajas se han cebado con la vanguardia ha convencido a Natxo González con su rendimiento en los entrenamientos para disponer de más minutos. Su presencia sobre el césped, además, tampoco ha servido para alterar de manera significativa el desarrollo de los partidos.

Más oportunidades están teniendo el lateral Nano y el centrocampista Juanma pero sus balances son igualmente desalentadores. Ambos -con amplia experiencia en Primera y Segunda División- pasan por los encuentros con bastante más pena que gloria y han sido incapaces de apuntar siquiera la calidad que se supone que les ha traído a Mendizorroza.

Algo muy similar puede decirse de Unai Medina, Pepe Mora, Jarosik, Carlos Lázaro, Schenone u Óscar Serrano aunque al menos en su caso los diferentes problemas físicos que les han afectado o que todavía padecen pueden servirles de mínima justificación para una trayectoria regular por su vertiente negativa.

En definitiva, un balance muy pobre hasta la fecha de las nuevas incorporaciones que debe comenzar a mejorar de inmediato para que el conjunto albiazul pueda regresar a la senda de la progresión y abandonar la caída libre en la que parece haberse instalado su rendimiento en las últimas semanas.