Vitoria. La eliminación copera sufrida en Girona supone el primer traspié de Natxo González desde que hace menos de año y medio asumiera los mandos del Deportivo Alavés. Tras haber cumplido todos los retos que se le habían puesto por delante con nota, en la presente edición del torneo del K. O. ha llegado su primer tropiezo apreciable. Y es que el curso pasado fue de matrícula de honor para el técnico vitoriano, que fue superando uno tras otro todos los listones en las dos competiciones en las que su equipo tomó parte. Lo hizo en la Copa hasta sucumbir con honor ante el Barcelona y, sobre todo, lo hizo en Liga. Campeón de grupo, récord de puntos, ascenso a Segunda a la primera y título como el mejor de toda la Segunda B. Como no puede ser de otra manera en el fútbol profesional, la derrota en los penaltis en Montilivi le habrá escocido al técnico de Ariznabarra por ser el primer revés irreparable que sufre desde que es el máximo responsable alavesista, pero precisamente ese partido -y los últimos de Liga- sirve para reafirmar que su equipo se encuentra en la buena senda y que puede volver a cumplir sobradamente sus objetivos y, llegado el caso de haber asegurado una permanencia holgada, poder aspirar a cotas mayores.
Casualidades del destino, la temporada que a mediados de agosto se inició también en Girona cumplía el pasado miércoles su segundo mes de vida. Y en ese tiempo Natxo González ha sido capaz de volver a ensamblar un equipo que ya es reconocible en su estilo y que cada vez con más asiduidad empieza a dar muestras de su fiabilidad. La evolución que ha vivido el Alavés entre las dos visitas a Montilivi ha sido abismal y si el equipo que estrenó el curso en tierras catalanas presentaba multitud de incógnitas, el que actualmente pisa con firmeza ofrece muchas esperanzas.
Hablaba Natxo González en esos albores del curso del tiempo que necesitaba y que no tenía. Una plantilla sin rematar, muchos fichajes sin acoplar, multitud de problemas físicos, una pretemporada corta... Que el cuadro albiazul no se presentó en la línea de salida del curso en un estado óptimo es de todos conocido y por eso hay que ponderar la evolución progresiva que ha mostrado el rendimiento del colectivo con el paso de las semanas. Y eso que impedimentos y trabas tampoco han faltado a lo largo de todo este trayecto que engloba los dos primeros meses de la campaña.
Sin ir más lejos, los que pudieron ver aquel encuentro que inauguraba la temporada y también presenciaron el de este miércoles bien pudieron apreciar que en muy poco se parece un Alavés al otro. Si el primero resistió como pudo el acoso de un Girona que ganó con comodidad ante un oponente que apenas le puso en apuros, la versión reciente es la de un equipo que, a pesar de contar con los menos habituales, ha ganado en recursos ofensivos, no sufre tanto en defensa y cuenta con un fondo físico con el que puede someter a sus oponentes.
Tras un inicio del curso en el que las dudas en el entorno se dispararon por la falta de buenos resultados a pesar de un juego prometedor, Natxo González hizo esa petición pública de paciencia, de que le dejasen tiempo para trabajar e ir acoplando todas sus piezas. Transcurrido ese período de rodaje, en sus últimos partidos el equipo vitoriano ha desprendido un aroma bien diferente. La apuesta por el balón ha estado presente desde el primer momento, pero la puesta a tono física y la suma de nuevos elementos al bloque han permitido que los engranajes hayan ido ganando en precisión.
En esta tesitura, la eliminatoria copera puede resultar dolorosa desde el punto de vista de la ambición deportiva -y también de la económica-, pero al mismo tiempo se quita el cuadro albiazul de encima un mes de diciembre muy cargado. La siguiente ronda, ya ante un equipo de Primera División y a doble partido, se disputa en apenas diez días del último mes del año. La clasificación hubiese supuesto una sobrecarga para el equipo en unas fechas del calendario en las que las piernas ya suelen pedir vacaciones tras cuatro meses muy intensos. Cierto es que se pierde de esta manera la opción de dar minutos a los que menos vengan jugando, pero todo hace indicar que Natxo González no se va a cerrar en banda y que va a oxigenar a sus futbolistas para que no se produzcan bajones en el rendimiento colectivo.
el calendario, intacto Precisamente, la eliminación copera del Alavés, y también la del Deportivo de La Coruña, propicia que el calendario liguero no se vea alterado. Y es que la LFP había dispuesto las siguientes eliminatorias del torneo del K. O. para los días 6, 7 y 8 de diciembre, coincidiendo con jornadas festivas. Eso sí, al mismo tiempo mantenía en el calendario la jornada de Segunda correspondiente a ese fin de semana, concretamente la decimoséptima. Como ni vitorianos ni coruñeses entrarán en liza en los dieciseisavos de final coperos, el enfrentamiento entre ambos equipos en Riazor se mantendrá en las mismas fechas en las que estaba previsto, mientras que los equipos de Segunda que siguen en la Copa habrán de aplazar sus partidos y recuperarlos entre semana.